viernes, 29 de septiembre de 2023

OPERETAS ELECTORALES: MUGRIENTOS BUSCANDO MUGRE



Nunca como en esta elección se ha puesto la lupa tan encima de los candidatos de un espacio político como ocurre con los candidatos de La Libertad Avanza. 

En UxP y JxC saben que el votante de LLA quiere algo distinto a ellos, básicamente algo honesto, y esa es la esperanza que deben destruir para poder revertir la tendencia demostrada en las PASO y que pondría a Javier Milei en la Presidencia de la Nación. 

Entonces buscan mugre, y como no encuentran algo equiparable a la que se les puede encontrar a ellos, esa que ni hace falta buscarla porque se les cae, magnifican boludeces o simplemente inventan.

Porque en ese estar constantemente bajo la lupa, lo que aparece en LLA son declaraciones desafortunadas, decires idiotas a veces, gustos personales, militancias provenientes de otros espacios y muchas operetas que buscan generar el "efecto Blumberg" para cancelar a Javier Milei.

Ahora, sobre el Caso Chocolate que una vez más deja expuesta en primer plano la corrupción kirchnerista, se intenta desviar la atención hacia Carolina Piparo acusándola de ser parte de esa misma operatoria, pero al leer las "notas" que así lo refieren no aparece una sola prueba.

Si Carolina Piparo fuera corrupta, por supuesto no la votaría. 

Pero quiero ver pruebas. 

Tal como las pedí y nunca aparecieron cuando, siendo yo funcionario durante la gestión de Bullrich en el Ministerio de Seguridad, se acusó falsamente a Juan José Gómez Centurión, en aquel momento al frente de la Aduana.

Ciertamente no conozco a Carolina Piparo del modo en que conozco a Gómez Centurión y no pongo manos al fuego por nadie, pero el principio es el mismo: si no hay elementos comprobables son operetas.

Las campañas sucias sólo protegen la mugre de CFK, esa corrupta condenada por  defraudación al Estado que dirige la asociación ilícita que destruye el país hace veinte años con el afanoso afán kirchnerista por asaltar cajas fuertes.

Necesitan demostrar que son todos lo mismo para que nos resignemos a no cambiar nunca mientras seguimos viendo como crece la pobreza, la indigencia, la inflación, la inseguridad y el número de jóvenes que emigran buscando un futuro mejor.

Elijo pues, racionalmente, defender mi esperanza de una Argentina gobernada con honestidad que pueda alcanzar y sostener el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional desde 1853.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

sábado, 23 de septiembre de 2023

JORGE FONTEVECCHIA, MILITANTE DE LA CENSURA PROGRE



El progresismo se está poniendo en evidencia ante la sociedad argentina como lo que realmente es: la ideología del miedo. 

La característica esencial de ese miedo es la ignorancia como lugar de confort para la corrección política progre, que no es otra cosa que un conjunto de creencias falaces y funcionales al totalitarismo; aunque pretendan parecer lo opuesto.

Ya que tanto el lenguaje como los contextos políticos son dinámicos, debo aclarar que cuando refiero "progresismo" no estoy aludiendo a esa voluntad de progreso que supo exhibir, por ejemplo, la gloriosa Generación del 80. Lo que hoy se ubica bajo el rótulo de "progresismo" es, a nivel global, una cosa muy distinta. Y particularmente distinta en Argentina, donde el progresismo es específicamente la voluntad de preservar y sostener el daño institucional, la degradación cultural y hasta la miseria intelectual impuesta por el kirchnerismo en lo que va del Siglo XXI.

Estos progres de hoy sólo son capaces de reprochar formalidades al régimen kirchnerista, algo que hacen con pruritos de no excederse en la crítica para no ser tildados de "fachos" por ningún izquierdista. Porque en aquello que hace al fondo de la cuestión abrazan sus falsedades como dogma y se genuflexan ante el relato basado en la mentira de los 30.000 desaparecidos, el inventado genocidio y las buenas intenciones de los "jóvenes idealistas" -pobres e inocentes víctimas de militares malos- que tan sólo querían para nuestro país los beneficios de otra "revolución" comunista como la cubana.

Este progresismo berreta, prejuicioso, admirador de novedades obsoletas, enemigo del sentido del humor, de la ciencia y hasta de la tolerancia religiosa, no le ha aportado nada a la Libertad. Nada. Solamente la ha restringido a fuerza de inventar motivos de ofensa y lanzar legiones de ofendidos a censurar y cancelar la rebeldía de los que piensan por sí mismos.

Jorge Fontevecchia, dueño de Perfil, es uno de esos progres. Leyendo sus últimas columnas se vuelve tentador escribir una novela en la que fuera un Ciudadano Kane a la criolla, porque en su ambición de poder, creyendo que su medio más que informar debe modificar la realidad e imponer a otros su pensamiento, ha llegado al punto en el que milita abiertamente la censura. Sí, el dueño de un multimedios que debería defender la Libertad de Prensa, milita la censura para que no se digan cosas que lo incomodan y que no podría refutar.

En el marco de la campaña electoral, caracterizada por la irrupción del "fenómeno Milei", Jorge Fontevecchia reclama al Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo una nueva ley que castigue el "negacionismo". 

Ahora bien ¿qué es el "negacionismo" al que pretende tipificar Fontevecchia como delito?

En su artículo titulado: "IMPERIOSA NECESIDAD DE PENALIZAR EL NEGACIONISMO", ilustrado con una foto de la fórmula presidencial de La Libertad Avanza que integran Javier Milei y Victoria Villarruel, argumenta nuestro Ciudadano Kane a la criolla que los crímenes de lesa humanidad cometidos por los militares durante el gobierno de facto no pueden estar en discusión.

Ahora bien, por principio general, toda cuestión que se resuelve judicialmente queda fuera de discusión al ser cosa juzgada, lo cual no obliga a nadie a otra cosa que acatar el fallo, sin necesidad de tener que manifestarse conforme con lo resuelto. Esa aplicación específica y limitada del poder coercitivo del Estado en un orden de Libertad, por sí sola hace innecesaria una ley que penalice el "negacionismo"; porque una opinión en tanto no sea calumnia, injuria, instigación al suicidio o a cometer delitos, por muy desacertada que sea solo es una opinión. Y cuánto más desacertada sea, más fácil resultará de ser refutada; por lo cual sería el colmo del ridículo castigar penalmente a quien hace el ridículo. Desde luego la verdad es un valor a proteger, pero como toda protección no puede ser llevada al extremo porque además de ser absurda terminaría dañando a la propia verdad.  

Resulta comprensible que habiendo padecido Fontevecchia privación de su libertad y tortura en 1979 milite la revisión judicial del pasado desde su sensibilidad herida, con una posición tan extrema como proponer la censura y el castigo penal para opiniones que no le agradan. 

Pero más allá de su experiencia personal, lo que Fontevecchia omite analizar en su argumentación es que eso que llama "meritorio segundo impulso en los juicios a los delitos de la dictadura" por parte del kirchnerismo, es en rigor de verdad el más escandaloso prevaricato de la historia judicial argentina. Del primero al último todos esos juicios están viciados de nulidad, porque no se respetó la irretroactividad de la ley penal, ni las demás garantías del debido proceso empezando por la presunción de inocencia y, entre otras graves irregularidades, se dio una interpretación sesgada a tratados internacionales para restringir la calificación de "delitos de lesa humanidad" a lo obrado por las fuerzas argentinas y no las del enemigo. 

Por razones de supervivencia política, el Poder Judicial se degradó a Poder Prevaricador satisfaciendo el afán revanchista de la izquierda  y las ambiciones de Néstor Kirchner, quien utilizó la bandera de los derechos humanos tal como el mago utiliza a la chica bonita: para que la mano sea más rápida que la vista. Y con esa distracción se consolidó un método de gobierno que Jorge Asís supo sintetizar en una frase tan corta como elocuente: "roban pero encarcelan".

Es curioso como el "negacionismo", parece funcionar en un un único sentido, que es el mismo que quiere asegurar Fontevecchia, pues cuando siguiendo a Orwell como si sus dos más conocidas novelas fueran un manual para la construcción del poder totalitario, falseando la historia y ejecutando un proceso de desmemoria colectiva y adoctrinamiento faccioso malversando los recursos del Estado, ni a Fontevecchia ni a ninguno de los cazadores de negacionistas se les cayó ninguna acusación por "negacionismo" contra el kirchnerismo.

Ahora quiere Fontevecchia encarcelar a todos los que advirtieron el engaño del relato kirchnerista y se rebelan contra él. 

Por supuesto, como buen progre, Fontevecchia esboza un amago de crítica llamando "abuso" a la utilización política de los derechos humanos del régimen kirchnerista, pero lo que cuestiona no es ese abuso en sí, sino que acarrea como consecuencia que la sociedad comience a cuestionar lo que se pretendió establecer como verdad dogmática sobre la Guerra Sucia.

Particularmente hiere la sensibilidad progre de Fontevecchia el destacado rol con el que va cobrando dimensión política la figura de Victoria Villarruel. 

En tal sentido, se disfruta como una involuntaria pero exquisita pieza de humor absurdo leer hacia donde dirige Fontevecchia su análisis del sentido del Vicepresidente a partir de la Constitución de los Estados Unidos. Nos dice Fontevecchia que como él supone que Milei va a tener problemas de gobernabilidad y podría durar poco en la Presidencia, debería Victoria Villarruel poco menos que anticipar que es lo que haría en la eventualidad de asumir la presidencia. 

Ese planteo es tan extremadamente ridículo que no lo hace Fontevecchia respecto de los demás candidatos a vicepresidente. No reclama que diga Agustín Rossi que es lo que haría si en una eventual presidencia de Sergio Massa la inflación se convierte en híper y debe sucederlo. Ni que explique Luis Petri una hipótesis por el estilo respecto de Patricia Bullrich.


A nuestro Ciudadano Kane le resulta de por sí preocupante que Victoria Villarruel se aboque a temas de Seguridad y Defensa, como no parece preocuparlo que una corrupta condenada por defraudación al Estado, que por sus antecedentes penales no sería tomada como cajera en un banco ni podría ser legítima usuaria de armas de fuego, este hoy en el ejercicio de la Vicepresidencia y haya estado a cargo de la administración general del país y el comando de las Fuerzas Armadas.

Fantasea y fantasmea Fontevecchia con que La Libertad Avanza sería una suerte de Proceso de Reorganización Nacional II, como si en el medio no se hubiera terminado la Guerra Fría, caído el Muro de Berlín, revolucionado las comunicaciones y un largo etcétera que hace al contexto de realidades distintas. 

Lo que preocupa a Fontevecchia es que la sociedad argentina está dando muestras de no dejarse influenciar por él ni por otros como él. 

Lo que preocupa a Fontevecchia es que en la encuesta realizada sobre el debate entre los candidatos a vicepresidente, el 50 % dio por ganadora a Victoria Villarruel. 


Luego digo, cuando el kirchnerismo y los progres intentan censurar a otros con acusaciones de "negacionismo" no lo hacen por defender verdades que no tienen, sino para reafirmar sus mentiras y ponerlas a resguardo del poder del Estado.

Si el negacionismo pudiera existir como delito objetivo, consistente en "negar la verdad" debería prohibirse toda expresión comunista, porque sus crímenes han sido tan graves como los del nazismo, primos de raíz socialista.  Y luego también ¿por qué no meter presos a los terraplanistas? Encarcelemos a todos los que crean en cosas que no puedan probar y cuando no nos alcancen las cárceles empecemos a fusilar, como quería hacer Santucho con un millón de argentinos.

Si hay países que tienen leyes contra el "negacionismo", esas leyes son aborrecibles porque encierran en sí justamente eso que supuestamente previenen.  

Cada tanto alguno me llama "negacionista" por decir que los desaparecidos no son 30.000, que la lucha antisubversiva fue una guerra y no un genocidio, que las organizaciones terroristas atentaban contra la democracia y, muy especialmente, me llaman así cuando sostengo que los juicios contra los militares son nulos por el prevaricato más escandaloso de la historia argentina y que todos los vencedores del terrorismo castrista, empezando por Alfredo Astiz, deberían estar libres. Entre otras razones porque un país que condena de manera implacable, con saña y sin chance de perdón a sus defensores, le entrega su futuro al enemigo. Cosa que lamentablemente hizo la Argentina con los resultados a la vista de todos.

Cuando a falta de argumentos, intentan descalificar, censurar, cancelar, a cualquiera con el mote de  "negacionista" corresponde dejar claro que ninguna ley puede obligarnos a ser afirmacionistas de la mentira.

Por supuesto esto que escribo en mi blog, para tranquilidad de Fontevecchia, no tendrá el alcance masivo que tienen medios como Perfil, pero este modesto blog es un medio honesto que no promueve la censura. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha, 
un liberal que no habla de economía.













 

 






jueves, 14 de septiembre de 2023

LA PROPUESTA DE PATRICIA BULLRICH QUE ES NECESARIO PROFUNDIZAR




Hay clima de fin de época. Algo como lo que latía cada vez más fuerte en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y sus países satélites tras la caída del infame Muro de Berlín. Una percepción generalizada respecto a que lo que fue ya no será y lo que será se intuye distinto.

El régimen kirchnerista, proyecto totalitario de corrupción estructural, se impuso en Argentina aprovechando el pánico que dejó la crisis del 2001, cuando la sociedad convalidó autoritarismo a cambio de la ilusión de un nuevo orden económico que resultó ser "soja y suerte", desperdiciando otra oportunidad de contexto internacional. El giro a la izquierda fue notorio desde el abrazo de Néstor Kirchner con el dictador Fidel Castro al asumir la presidencia.

Y ese abrazo con el comandante de las organizaciones terroristas que Cuba dirigió contra la Nación Argentina, para exportar su "revolución" (tiranía) por la vía de la violencia armada, no tuvo nada de casual.

Kirchner, con la prédica de atribuir todos los males de la Argentina al "neoliberalismo" de los 90's, asociado a su antaño admirado Carlos Ménem, se sirvió del odio para construir poder. Y fogoneando el odio para su propio provecho desandó el camino de la pacificación nacional que había iniciado el riojano. Muchos cosas negativas pueden atribuirse a Ménem, pero si hay algo que nunca hizo fue fomentar el odio entre los argentinos. En ese afán dictó indultos a militares y terroristas buscando superar el pasado. Y al margen de minorías hiperactivas, que quedaron a contramano del mundo y del interés de los argentinos, lo estaba logrando. 

Y en aquel entonces, 1989, los jefes montoneros como Fernando Vaca Narvaja celebraban los indultos que beneficiaban a ellos y a los militares por considerar que “el indulto es una medida que resuelve 15 años de enfrentamiento en la Argentina y el presidente Ménem ha tomado la responsabilidad de terminar con un siglo y medio de guerras civiles intermitentes”. En esos días los jefe montoneros declaraban abiertamente su adhesión, "sin ambigüedades" a la reconciliación nacional que impulsaba el Presidente Ménem.

Un Presidente que tenía autoridad moral para reclamar el fin de los rencores porque habiendo estado preso -no unas horas como Kirchner y en calidad de invitado- sino durante años en Las Lomitas por disposición del gobierno militar, jamás demostró conservar rencores. 

A Ménem se lo podía criticar sin que diera trato de enemigos a sus críticos, con Kirchner todo el que lo cuestionara pasó a ser enemigo, antidemocrático, genocida, golpista, facho, y un largo etcétera de lindeces por el estilo. Y Kirchner en sus afanes de poder, y lo de "afanes" dicho en toda la dimensión de la palabra, retomó la mentira de los 30.000 desaparecidos con el relato infantil de militares malos masacrando "jóvenes idealistas", se negó la existencia de la guerra que como tal reconocían los "partes de guerra" de las organizaciones armadas y  promovió la anulación de leyes e indultos; para volver a juzgar solamente militares. No tuvo aquello ni una pizca de pureza ideológica sino para dedicarse al éxtasis de asaltar cajas fuertes, pues como bien supo sintetizar Jorge Asís, adquirió así la franquicia de los derechos humanos para que la izquierda se contentara con el "roban pero encarcelan".

Nunca se trató de hacer justicia, sino de terminar con la República y el imperio de la Constitución Nacional, el resultado fue una cobardía intelectual pavorosa que se plasmó en el prevaricato más escandaloso de la historia judicial argentina, con políticos que temerosos de no ser tildados de "procesistas" dejaron que el Congreso Nacional se convierta en una escribanía del Poder Ejecutivo.

Y mientras el kirchnerismo robaba tanto como para terminar revoleando bolsos cargados de dólares por no saber dónde guardarlos, los militares fueron apresados, procesados, condenados, expuestos en condiciones de escarnio y dejados morir en nombre de los "derechos humanos" y sin ninguna constitucionalidad. Los jueces dejaron de ser jueces de la República, para ser agentes revolucionarios de la revancha terrorista, cuando eligieron el prevaricato dócil al régimen kirchnerista ignorando cuestiones tan elementales como la irretroactividad de la ley penal. Con los militares presos en esas condiciones, los jueces hirieron de muerte a la República.

Mientras escribo esto leo la noticia de hoy que indica el hallazgo casual, durante la irrupción de bomberos a un departamento que se incendiaba, de un arsenal con armas que pertenecieron a Montoneros, incluyendo granadas de la propia fábrica de la organización. Como para subrayar que la guerra existió y no puede negarse. 

Sobre este contexto, Javier Milei cometió el tremendo error de decir previo a las PASO que los militares deben cumplir sus condenas, y esa fue la razón por la que decidí votar nulo en esa grande y cara encuesta. 

No hay sustento legal para que nadie siga privado de su libertad por delitos cometidos durante los años de plomo. Lo están por un prevaricato del que son partícipes la Corte Suprema de Justicia de la Nación y los jueces federales. Y esa es la dificultad para ponerle fin al prevaricato, que no es un caso aislado sino una complicidad corporativa. 

Tal como he señalado en otros artículos, en las presidenciales sí voy a votar por la fórmula de La Libertad Avanza, que integran Javier Milei y Victoria Villarruel, porque no me es indistinto quién sea el próximo presidente más allá de muchos reparos. Lo ideal no está disponible y eso hay que entenderlo.

Ahora bien, hay una creciente conciencia respecto a la existencia de un prevaricato descomunal para mantener presos a los vencedores del terrorismo castrista. Se conocen ya demasiados absurdos que ocurren en esos juicios para que cualquiera medianamente informado pueda argumentar que tienen alguna validez. Poner presos por causa de una guerra anterior a veteranos de la Guerra de Malvinas es una de las cosas que más indignan, porque un país que condena implacablemente y sin perdón a sus defensores le entrega su futuro al enemigo. Entonces vuelvo a recordar la presencia de Fidel Castro en la asunción de Kirchner para que se comprenda cabalmente toda la decadencia que vino después.

Así como critiqué y critico a Milei siendo el candidato al que votaré, debo elogiar en este punto a Patricia Bullrich aunque no le confiera mi voto. 

A través de una "Carta Compromiso" dirigida a los integrantes de las Fuerzas Armadas, Patricia Bullrich afirma lo siguiente: 

“Conozco, sin embargo, el trato inequitativo y en ocasiones inhumano que han recibido muchos oficiales y suboficiales retirados, a consecuencia de una herida histórica que no termina de cicatrizar, pero que debemos curar de una vez, mediante una salida justa, si queremos comenzar un camino hacia la construcción de un futuro de paz y concordia”.



Ciertamente no propone una solución concreta, pero plantea el tema y la necesidad de encontrarle solución. Que la candidata presidencial de una alianza política con mucho, demasiado a mi gusto, componente progre, escriba ese párrafo en una carta de campaña como compromiso político, es claramente otra señal de fin de época. 

Un fin de época que se respira hoy pero viene evolucionando desde hace años. Cuando Cambiemos estaba en el poder con la presidencia de Mauricio Macri, esta cuestión estaba presente. Elisa Carrió, quien impulsando la ley de anulación de las leyes de obediencia debida y punto final facilitó tanto la instalación del relato kirchnerista como el inicio del prevaricato, advirtió en el 2017 que había militares condenados sin pruebas y reclamó revisar los juicios. Luego, en 2019, Carrió volvió a referirse a la cuestión:  "Me gustaría una ley que pueda habilitar la revisión de muchos juicios injustos, sin debido proceso legal, contra militares que no tuvieron nada que ver".

Carrió proponía entonces una solución parcial, Bullrich propone hoy algo que va en la misma dirección.

Espero y brego porque La Libertad Avanza profundice la cuestión, tomando esas iniciativas de Carrió y Bullrich como un punto de referencia para buscar el definitivo cierre de toda esa injusticia con una propuesta propia: volver a ponerle la venda de la imparcialidad a esa "Justicia" que hoy lleva parche. Es imprescindible avanzar en esa dirección porque es un combate clave en la batalla cultural que, inexorablemente, hay que dar para liberar al país del régimen kirchnerista.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 











miércoles, 13 de septiembre de 2023

JAVIER MILEI, EL VOLCÁN POLÍTICO




A modo de preámbulo dejen que les cuente una historia real. Había una vez un muchacho al que en determinadas ocasiones la sangre italiana le ardía en las venas y ante un conflicto cualquiera vociferaba, gesticulaba e incluso se iba a las manos. Pero ese tano flaco y calentón en determinados momentos no parecía ser él, se tornaba medido, responsable, condescendiente, un pacificador. La explicación de aquel notable cambio en su conducta sonará extraña para muchos, pero era que por su trabajo en determinadas circunstancias debía llevar una pistola en la cintura y entendía la responsabilidad de portarla. Era loco, tal vez, pero seguro no comía vidrio.

Dicho esto, lo primero que debo dejar claro para consideración de quien lea es que en las elecciones presidenciales voy a votar la fórmula de La Libertad Avanza integrada por Javier Milei y Victoria Villarruel.

No fue así en las PASO, cuando voté nulo por las razones que expuse en su momento formulando a Milei críticas que sostengo. A pesar de esos y otros reparos, que no son menores, voy a votar a Milei/Villarruel en la elección de Octubre porque en la encrucijada no me es indistinto quien gobierne los próximos cuatro años.

La degradación constante de la política, que en lo que va del siglo ha sellado como intento fallido de democracia al período iniciado en 1983 -con la cierta y riesgosa proyección hacia un Estado fallido-, no fue obra de un solo partido. Más allá de ocasionales resistencias, la decadencia fue consensuada en los hechos por todos los actores relevantes de la política. Y por aquello de que quien calla otorga, de algún modo convalidaron el rumbo decadente quienes durante mucho tiempo se mantuvieron esquivos a participar de la cosa pública. Porque la indiferencia aportó impunidad. Por acción o por omisión, algunos por intereses espurios, otros por incapacidad, entre tantas otras motivaciones que sería largo desmenuzar en este artículo, la sociedad entera contempló sin reacción como la clase dirigente (política, económica, social) se confundía en un entramado de complicidades hasta convertirse en una casta privilegiada.

Hay una muy obvia diferencia entre "clase dirigente" y "casta política", la dirigencia dirige, la casta parasita. La gloriosa Generación del 80 aportó al progreso del país con una clase dirigente. Por supuesto, se pueden criticar muchas cosas sobre aquellos nombres, que ni remotamente eran perfectos, pero en las circunstancias de su tiempo sirvieron a la Nación Argentina: la hicieron mejor organizada y más fuerte. 

Una simple mirada al presente marca el contraste entre aquella clase dirigente y esta casta política. Hoy el nuestro es un país que no deja de empobrecerse, indefenso, inseguro, sin credibilidad internacional ni crédito, dañado en sus instituciones y degradado en su cultura hasta la miseria intelectual.

La República y la democracia fueron enviciadas por la casta política de modo que el sistema representativo se convirtió en una trampa filtro para asegurar su permanencia. Pero la trampa no podía funcionar en el fracaso sin generar presión, por lo que las dispersas voces que denunciaban desde los subsuelos del sistema lo inviable del asunto fueron cobrando fuerza. 

Claro que esa fuerza necesitaba un catalizador para salir de los subsuelos, entonces creció Javier Milei con su histrionismo captando en primera instancia la rebeldía de los jóvenes. Y desde allí el fenómeno se propagó sin distinciones de edad o clase social, rompiendo incluso barreras partidarias, para poner fin desde la reacción cívica al régimen kirchnerista y la casta política. Reacción cívica, subrayo, porque los abusos descarados del kirchnerismo bien pudieron decantar la reacción violenta a la que tientan constantemente. 

Y por muy cívica que sea la reacción no hay manera que sea prolija, porque cuando una fuerza largamente contenida se libera venciendo la presión que la contiene ocurre lo que con cualquier volcán en erupción, estalla en lava, escombros, vapores, cenizas que cubren de oscuridad el cielo hasta que el viento la despeja y todo es necesariamente caótico antes que el sol exhiba un nuevo y pacífico paisaje. 

Puede asustar la analogía del estallido de un volcán con la situación política argentina, pero no nos engañemos: todos sabemos que estamos al borde, que la piña inexorablemente viene y que va a doler. No es Milei quien puso el país al límite del estallido, más aún: muy posiblemente esté siendo el mayor sustento de la endeble paz social.

Nadie debe olvidar la opereta con saqueos que montó el kirchnerismo para demonizar a Milei y aterrar a la población, algo que quedó evidenciado por las rápidas y falsas acusaciones que vomitó contra Milei y los libertarios la vocera presidencial. Por primera vez los saqueos no buscaron hacer caer al gobierno sino que, impulsados por el propio gobierno, pretendieron asustar a la población con que sería peor si se votara un gobierno de alternancia. 

Pero la opereta falló, por burda, porque el kirchnerismo dejó hace mucho de entender e interpretar a gran parte de la población. Y de los saqueos no se habló más, ningún intento por indagar quien los organizaba, silenzio stampa, y hasta un fantasma como Raúl Castells apareciendo para desviar las sospechas hacia el gobierno buscando figuración.

De no existir en el horizonte ciudadano la posibilidad de vencer al régimen de casta por el voto, sobrevendría en algún punto el hartazgo por la constante resignación, pero ese hartazgo encontró un cauce a través de Milei. 

Ahora bien, Javier Milei como todo aquel que construye un personaje público corre el riesgo de ser devorado por su propio personaje: Donde está la fortaleza suele encontrarse la debilidad y es el caso. El punto es que la viene piloteando y si lejos está de ser el candidato ideal en el espacio ideal, dos cosas imposibles de encontrar y a lo que sería iluso aspirar sobre la patética realidad política argentina, con toda claridad representa lo posible. 

En estas circunstancias donde lo existente está gastado y puesto sobre una vía muerta, lo nuevo más que planificarse erupciona, es de modo inevitable desprolijo, por momentos confuso o contradictorio, genera dudas aunque señale un norte, pero tiene una característica definitoria: es la aspiración de algo mejor que la resignación; y está por suceder. 

La Nación Argentina aspira a recuperar su identidad y ser un país serio, y no puede serlo con los que hicieron del país una broma de mal gusto. De aquellas tantas marchas cívicas reclamando el imperio de la Constitución Nacional sobrevinieron muchas decepciones, Milei es un emergente de todo ese desencantado fervor republicano de Patria y Libertad.

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", si quienes lo votamos no caemos en los vicios de la obsecuencia de kirchneristas y cambiemitas,  si no olvidamos que no lo votamos por sí sino por la esperanza que representa, si no resignamos la crítica, si nos mantenemos firmes exigiendo que el timón no desvíe el curso, tal vez, para bien de todos, logremos que con toda responsabilidad su histrionismo sepa interpretar a un estadista.

Voto a Milei, sin esperar todo de Milei y sabiendo lo difícil que será. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.









martes, 12 de septiembre de 2023

SERGIO MASSA, LA APUESTA DEL MAL


Cuando poco más de un año atrás Sergio Massa se instalaba en el Ministerio de Economía, la consultora Políticos en Redes presentó un trabajo sobre las palabras con las que más se lo identificaba en los distintos chats. 

Las que lo describían en primer término sintetizaban lo más saliente de su carrera política: Panqueque y Humo

Como tantos otros políticos Massa tampoco resiste el cotejo de sus archivos. El parecido con Alberto de la Fernández es notorio, los dos se alejaron del kirchnerismo con aires de rebeldía para volver domesticados a la cucha de Cristina Fernández. Pasó Massa de ser quien prometía barrer del Estado a los ñoquis de La Cámpora a ser quien los afirma en la estructura estatal intentando blindarlos para la eventualidad de un gobierno de alternancia. 

Y si Alberto de la Fernández era presentado como la cara de un kirchnerismo moderado, Massa fiel a su estilo es presentado con al menos dos caras del multiverso tajaí.  Dos caras que responden a una campaña electoral basada en generar miedo a que los otros no podrán gobernar o lo harán todavía peor. Y a ese miedo Massa, para variar, le pone dos caras:

Hacia fuera del kirchnerismo usa la del moderado que advierte a la sociedad sobre los riesgos de intentar cambios abruptos para ser elegido como el malo conocido sobre el bueno por conocer. 

Hacia dentro del kirchnerismo usa la del militante que promete a los suyos profundizar el modelo, porque a los amontonados tras su candidatura no los une el amor sino el espanto de perder privilegios que se han apropiado. 

El miedo es la principal herramienta con la que el ministro de economía, presidente de facto y candidato presidencial Sergio Massa guía sus pasos hacia octubre. Y el miedo es la base del paternalismo político, el miedo es lo que permite al gobernante que la ciudadanía se reduzca a rebaño sumiso y obediente, porque el miedo disciplina.

Entonces aparecen las declaraciones netamente paternalistas de Sergio Massa, quien en su afán de atacar a Javier Milei demuestra creer que el cuidado de los hijos no es responsabilidad de los padres sino del Estado:

"¿Cómo va a cuidar tus hijos alguien que dice que sus hijos son sus perros? Con defectos, con errores, yo hace 26 años que tengo una familia, tengo un hijo de 20, uno de 18 y traté de darles una educación. ¿Cómo puede pensar en tus hijos alguien que dice que sus perros son sus hijos? Y mirá que yo amo a los perros, mi perro duerme en la cama, sí, claro, ¡pero mi perro es mi perro y mis hijos son mis hijos!".

Casado hace 33 años, padre de tres hijos, amados, cuidados y educados en un hogar donde los perros siempre durmieron en la cucha, porque el perro sólo es perro y nada más la realidad, me pregunto ¿por qué un padre debería pensar dejar sus hijos al cuidado del gobierno? 

Supongamos por un momento que Massa quiso decir algo razonable, que más allá de la referencia explícita a hijos y perros como un ataque a Javier Milei quiso decir que es función del gobierno garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional de tal modo que, siendo las cosas como deben ser, los padres puedan ofrecer un mejor futuro a sus hijos. En tal caso ninguna relevancia tendría que el Presidente de la Nación tuviera hijos o no. Juan Domingo Perón no tuvo hijos pero sí tenía caniches. Y Massa dice ser peronista... Alberto de la Fernández tiene hijos, incluso uno nacido durante su mandato presidencial, eso no impide que sea el peor presidente de la historia argentina. 

En la canción patriótica que Esteban de Luca publicó en La Gazeta en Noviembre de 1810, un fragmento es claro en cuanto a lo que cada generación de argentinos debe procurar para la siguiente: "El padre a sus hijos pueda ya decir, gozad de derechos que no conocí". Y no se interprete esta cita como un aval a la invención de "nuevos derechos" que no son tales. 

El punto es que todos los presidentes que se sucedieron en lo que va del Siglo han tenido hijos y sin embargo no se han preocupado por generar las condiciones para la mejor calidad de vida de las generaciones venideras. Y así es como muchos hemos dado ese doloroso abrazo de despedida en Ezeiza a un hijo que debió emigrar por un futuro mejor.  El régimen kirchnerista del que Massa forma parte, con su proyecto totalitario de corrupción estructural repitiendo vacías proclamas de demagogia chavista, es particularmente responsable de esas despedidas. 

La consecuencia lógica del paternalismo estatal que evidencia Sergio Massa en relación a las familias, es que también se atribuya autoridad para percibir como rebaño a los habitantes y disponer por ellos de su dinero. 

Muy gráficamente ello queda expuesto cuando hace campaña con medidas que, sin el contexto de un plan, sólo representan un placebo demagógico. En un acto a las puertas del Ministerio de Economía, Massa anunció la suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias a 1.770.000; algo que, en el oportunismo electoral, además de ser un intento de soborno a sectores medios anticipa una acelerada de la inflación. Y en esa ocasión, su paternalismo lo sintetizó una frase:

"Si tienen que ahorrar compren un autito, algún bien producido en la Argentina, no me vayan a comprar dólares", dijo Sergio Massa. 

Obsérvese que no dijo "no vayan", dijo "no me vayan", como si fuera el dueño de los dólares, o de los que podrían ir a comprarlos, o de ambos...

Si el paternalismo es grosero, la analogía es apropiada para encuadrar a Sergio Massa en toda su miserable condición, porque no queda claro si está tratando de vender ese auto usado que dijo no le compraría el Presidente de Paraguay Santiago Peña, o tratando de justificar la compra de una flota de 613 camionetas Renault Kangoo y 7 camiones eléctricos por parte de Malena Galmarini en AYSA con un presupuesto de USD 25.474.453.

Quizá la de Massa sólo sea otra frase que vaya a quedar en la memoria popular cuando el dólar abandone la siesta, como aquella de "el que apuesta al dólar pierde".

Mientras tanto el tiempo pasa en la incertidumbre que tal vez ayuden a despejar los debates presidenciales.

Con alguna o varias de sus caras habrá de llegar a esa instancia acompañado del miedo, la demagogia, la estupidez y la corrupción, porque Sergio Massa es la apuesta del mal.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

lunes, 11 de septiembre de 2023

PATRICIA BULLRICH, LA CANDIDATA TESTIMONIAL


El domingo 10 de Septiembre de 2023 Maximiliano Pullaro obtuvo una contundente victoria electoral y se consagró gobernador electo de la Provincia de Santa Fe. Juntos por el Cambio sigue así sumando gobernaciones que arrebata al kirchnerismo.

Podría suponerse que esa victoria sería capitalizada por Patricia Bullrich en su intención presidencial, pero la sucesión de elecciones viene demostrando que los votantes eligen separadamente candidaturas provinciales y nacionales. En tal sentido, si algo quedó claramente establecido en las PASO fue que el "fenómeno Milei" es de carácter nacional.

Por supuesto, como es de rigor en estos casos, buena parte de la dirigencia que comparte espacio con el vencedor del escrutinio acudió para la foto a su lado, así se vio a Martín Lousteau, a Horacio Rodríguez Larreta y por supuesto a Patricia Bullrich, la candidata presidencial en campaña de Juntos por el Cambio que naturalmente buscó la centralidad en la foto. 

La presencia del ex ministro kirchnerista Lousteau y de Rodríguez Larreta, derrotados en las PASO, podría leerse como una señal de unidad. Pero no es la única lectura posible en el juego de la política, donde la previsión de escenarios futuros es tan constante como la ambición de poder. Los derrotados imaginan, o calculan, que la interna que pareció definirse en las PASO volverá a fojas cero tras las presidenciales. 

Es que la interna de Juntos por el Cambio es de trama compleja para darse por resuelta con unas PASO. Hay demasiadas colisiones ideológicas en la coalición, además de intereses opuestos y egos enfrentados por prevalecer. 

Algo similar ocurre en el kirchnerismo, con la diferencia que al oficialismo lo une el espanto de perder el poder, mientras que a los cambiemitas no los asusta seguir siendo oposición. Por el contrario, sus gobernadores saben que tendrán menor desgaste si los problemas pesados, que son los nacionales, quedan como responsabilidad de otro espacio. 

Todas esas consideraciones vienen debilitando progresivamente la candidatura presidencial de Patricia Bullrich. Porque la interna cambiemita llevó dos nombres a las PASO, pero cualquiera fuera el resultado ya tenía asegurada la etiqueta de victoria pírrica. Hoy el voto de Juntos por el Cambio es menos que la suma del voto a Bullrich y Larreta. Bullrich no contiene a sus vencidos, ni tampoco a la parte de sus votantes que votaron contra Larreta y para ver qué pasaba.

Se conocen algunas encuestas que muestran ese declive. Las encuestas han demostrado no ser confiables y no me guío por ellas, pero que dirigentes cambiemitas, como Pullaro o Monzó, estén discutiendo abiertamente si votar a Massa o a Milei indica que la candidatura de Patricia Bullrich ya sería meramente testimonial. 

Pullaro, que anticipó antes de las elecciones santafesinas que votaría por Milei en un balltoage con Massa, volvió a subrayar el punto ni bien fue electo gobernador al decir: “Me preocupa más un triunfo de Massa que de Milei”, porque “Peor que con el kirchnerismo no nos puede ir”.

Por la opuesta, Emilio Monzó manifestó que "Si Patricia no entra al ballotage se rompe Juntos y voto a Massa". El argumento del diputado nacional Monzó para preferir votar a Massa es que se considera de centro y "Voy a estar con quien proponga acercarse al centro".

Es interesante esa definición de Monzó porque da sustento a la viabilidad de lo que podríamos denominar "Plan Alberto II", que consiste en volver a maquillar de moderado al kirchnerismo. Parece que todavía encuentra crédulos el relato kirchnerista. Interesante, además, porque Sergio Massa, vaya uno a saber respondiendo a cual de sus caras, pero seguramente obligado por la necesidad de no perder votos en la Provincia de Buenos Aires que son de Kicillof, no viene dando muestras de moderación. Así, ante el fallo que condena el despropósito de la expropiación de YPF e impone a la Argentina el pago de 16.000.000.000 de dólares, Massa declaró su decidido apoyo a Axel Kicillof.

A esta altura de la historia los desastres del kirchnerismo son de una evidencia obscena, ya a prueba de incrédulos y distraídos. Tanto que Sergio Massa y Axel Kicillof no deberían tener ninguna chance de ganar las elecciones. Pero hay votantes como Monzó gracias a los cuales eso podría pasar. Y esa es la tragedia mayor, que tengan chances de mantener al país bajo el proyecto totalitario de corrupción estructural que es el kirchnerismo.

Esa abierta discusión sobre lo que votarán los cambiemitas, dando por seguro el ballotage entre Sergio Massa y Javier Milei, desde luego no ayuda a que Patricia Bullrich pueda retener votos. No tuvo ese efecto la incorporación de Carlos Melconián como su postulado ministro de Economía ni consiguió perforar la indiferencia con otros nombres para otras áreas de gobierno. Sus votos se siguen filtrando con creciente rapidez. 

Descartada por los propios la posibilidad de competir en la segunda vuelta, cambiemitas que repudian lo dicho por Monzó van migrando su apoyo a Milei ilusionados con que gane en primera vuelta. Ese drenaje no se daría con la misma fuerza hacia Massa porque la chance de ganar en primera vuelta sólo la tiene Milei.  

Es un hecho que en Juntos por el Cambio de manera pública -y con mayor crudeza cuando se habla bajo reserva-, la posibilidad de colocar a Patricia Bullrich en segunda vuelta se da por descartada. No es ajeno a ese ánimo derrotista los cuestionamientos de diversa índole a Mauricio Macri, cuyo apoyo a Bullrich no se caracteriza por lo entusiasta, siendo la duda si su lejanía es para satisfacer a los radicales que lo consideran un salvavidas de plomo y lo quieren retirado o porque ve con agrado un triunfo de Milei. 

Desde luego hay alrededor de Bullrich núcleos fanatizados, como en todos los espacios, donde se vive un microclima de autosugestión eufórica; pero hasta en ellos la esperanza que se conserva es la de "una remontada". 

Los datos dan fundamento para afirmar que ya la candidatura presidencial de Patricia Bullrich es meramente testimonial, lo que no es tan fácil discernir es sobre que estaría dando testimonio. 

Si repasamos las otras candidaturas testimoniales que se presentan en octubre podríamos suponer que, por saberse testimoniales desde el vamos, tienen algún matiz particular sobre el cual dar testimonio. Eso no queda tan claro en el caso de Bullrich. 

Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", lo que Patricia Bullrich va a terminar testimoniando presentándose en octubre sea simplemente su voluntarismo. No es la voluntad como virtud, sino como torpreza;  la deformación de la voluntad por falta de método. Su característica definitoria.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía
ESTADO LIBRE ASOCIADO DE VICENTE LÓPEZ

VEREMOS. TODO ESTÁ EN VEREMOS.





En Juntos por el Cambio la expectativa de ganar las elecciones es muy baja, inversamente proporcional a la expectativa creciente de ruptura que, en el mejor de los casos ocurriría luego de las elecciones.

En Unión por la Patria cada ataque de JxC contra Milei los ilusiona con la fractura y colectar el voto progre.

Tanto temor a Milei insuflan los cambiemitas que llevan a sus votantes a contemplar como útil el voto a Massa. 

Es que la afinidad de larretistas, radicales y socialistas con el kirchnerismo es de fondo, aunque difiera en las formas; y no la compensa un Melconián.

Los asustaba Grabois, no Massa.

El kirchnerismo no tiene vergüenza de mostrarse como el tren fantasma, con todos sus esperpentos a bordo, porque su apuesta es el síndrome de Estocolmo convenciendo a los cautivos de ser el malo conocido que se prefiere al bueno por conocer y así ganar un hipotético ballotage.

Saben en el entorno de Massa que deben polarizar con Milei, pero -y esto es lo importante- sin polemizar propuestas económicas; ya que la horrible gestión, con pobreza, inflación, etc. deja al kirchnerismo expuesto al ridículo.

La Libertad Avanza quedó bien posicionada en las PASO para disputar la Presidencia, pero lejos está de poder asegurar la victoria.

Hoy, si ya no son tres, hay dos con chances.

El juego de Milei es también la fractura de JxC y la polarización contra Massa.

En este contexto tender puentes de moderación para que se reagrupen y encolumnen tras su candidatura los cambiemitas antikirchneristas, implica no atacar a Bullrich. Mostrar a los "halcones" que su objetivo es sanear la República y terminar con el kirchnerismo.

Ocurre que las contradicciones dentro de la alianza kirchnerista están en un punto de máxima tensión, sino por ideología (que también) por intereses. Intereses espurios principalmente. Por lo cual la derrota no será fractura en UxP sino fragmentación.

El espanto económico impulsa el voto a Milei tanto como lo contiene por el temor a la convulsión que puedan activar contra su gobernabilidad los sectores más radicalizados tras las fracturas cambiemita y kirchnerista.

De ahí la necesidad de ciertos guiños. Aunque puedan parecer concesiones a la casta.

A los tiempos del país convendría la definición presidencial en primera vuelta y no prolongar la incertidumbre con sus daños. Milei es el único con esa chance. 

Que lo logre dependerá de mostrar todo el tiempo hasta las elecciones el autocontrol de un estadista y su lucimiento en el debate. 

Por primera vez en la historia de los debates entre candidatos presidenciales este podría ser decisivo. Ello así porque el alto porcentaje de votantes que no acudieron a las urnas no necesariamente van a seguir la tendencia de los que acudieron a la gran encuesta que fueron las PASO. Ese voto es una incógnita de difícil resolución, que puede esperar hasta último momento para decidir su participación y sentido.

Veremos. Todo está en veremos.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


sábado, 9 de septiembre de 2023

HOMBRE MIRANDO AL CUADRO




Miles de pinturas pasaron frente a sus ojos, nunca con indiferencia. El silencio de los museos, infinitas veces surcado por sus pasos, acreditaba kilómetros de paredes admirando en ellas el talento en los pinceles. Tenía tanto o más conocimiento que cualquier crítico de arte, pero no lo era. Como tampoco, aunque pudiera parecerlo, una de esas personas cuya sensibilidad por la pintura los lleva a padecer el Síndrome de Stendhal. 

Cada tanto alguna pintura captaba su especial atención. En esas circunstancias cobraba conciencia de estar buscando un enigma muy en el fondo de las pinceladas, un secreto que no pudiera ser enteramente revelado. Los pintores suelen jugar con el misterio, ocultando bajo sutiles velos mensajes de distintas clases y valía. Los más talentosos dejan adivinanzas complejas y también las respuestas en los lienzos que pintan. 

Gozaba de una gran habilidad para encontrar esos acertijos y resolverlos. Sus preferidos eran aquellos que finalmente compartían una pregunta romántica, esas que no pueden nunca contestarse con una afirmación concreta. Le hacían sentir así la compañía del artista de un modo que a veces burlaba los siglos entre ambos. Tan así como leer a Petronio y sentirlo un amigo con el que conversar en la mesa del café.

Aquel museo exhibía cientos de pinturas en sus paredes. Sus pasos se detuvieron frente a una. No ostentaba una gran firma, ni un afamado título, pero la escena plasmada reunía todos los misterios del romanticismo. Las sombras más que las luces acentuaban la visión borrosa de un recuerdo con trazos nítidos de inconfundible pasión. Describía el momento efímero de un suceso sublime, cuando la magia de lo único subraya lo común. 

A cada mirada encontraba nuevos detalles que hacían a su corazón latir. Desde todos los ángulos contempló la belleza, percibió el movimiento, escuchó los sonidos, se estremeció hasta marearse sintiendo que esa imagen giraba alrededor suyo para abrazarlo e incluirlo.

Pudo, entre el miedo y la fascinación, alejarse unos pasos. Respiró profundo buscando serenarse y se sentó en el banco frente al cuadro. Todos los misterios y sensaciones arremetían al fijar la mirada. Se quedó allí, obnubilado, deseando ser de mármol, sabiendo que le demandaría la eternidad abarcar lo inabarcable de esas emociones. 

Cientos de pinturas y una sola escultura.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha

jueves, 7 de septiembre de 2023

UN PRESIDENTE QUE EJERZA EL COMANDO DE LAS FUERZAS ARMADAS



Argentina necesita con urgencia muchas cosas y en distintos órdenes para detener su acelerado declive y salir del rumbo miserable al que se ha precipitado.

Una de esas tantas cosas es la de contar con Presidente que se asuma Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, tal como ordena la Constitución Nacional que debe ser. En lo que va del Siglo XXI ningún presidente argentino supo comandar nuestras fuerzas militares.

No lo hizo Néstor Kirchner con sus bravatas ridículas y la decisión de estigmatizar a los militares como "genocidas" sirviéndose de un generalito, sin los atributos que se esperan de un General del Ejército Argentino, que con vocación de ordenanza subió a un banquito para descolgar el cuadro de un dictador que había dejado de serlo y ostentar cualquier poder hacía más de veinte años. "No les tengo miedo" vociferaba sin ton ni son Kirchner ante militares ensuciando actos oficiales como si le estuviera hablando a la Junta Militar el mismísimo 24 de Marzo de 1976 (cuando se quedó bien guardado y calladito).  No había ninguna razón para clamar que no les tenía miedo cuando esos militares a los que hablaba habían dado ya sobradas muestras de obediencia al poder civil. Y mucho menos decirlo en el Colegio Militar, cuyos cadetes eran nacidos en democracia.

No fue Kirchner Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas como no lo fue Cristina Fernández, quien con Milani de por medio intentó desviar las FFAA, y al Ejército en particular, para ponerlo al servicio de su proyecto político de facción al modo chavista; algo que no prosperó porque más allá de generales blandos (por decirlo suavemente), a pesar de todo, el militar argentino conserva su idiosincrasia.

Tampoco supo ser un pleno Comandante en Jefe Mauricio Macri, quien si bien mostró un perfil mucho más amigable que sus antecesores, con gestos tendientes a recomponer la estima del personal castrense, sus vacilaciones en Defensa comenzaron ya electo antes de asumir la presidencia, cuando claudicó de implementar lo que tenía proyectado para no confrontar con sectores de la progresía política. Cierto es que Macri obró con mayor civismo, educación y humanidad que sus dos antecesores, pero si bien enseña Sun Tzu lo que siempre aplicó San Martín, que un comandante debe obrar con humanidad lo esencial es que comande. Y eso Macri tampoco lo hizo.

No voy a perder tiempo explicando las razones por las que Alberto de la Fernández, el peor presidente de la historia argentina que en verdad nunca fue presidente, tampoco fue Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Sobran las palabras ante la bruta evidencia.

Para quebrar la continuidad denigrante del kirchnerismo, el próximo Presidente de la Nación Argentina, sea Patricia Bullrich o Javier Milei, debe asumirse desde el primer día de su mandato Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Por honrar la Constitución Nacional y porque es preciso un cambio cultural para que el país deje de estar empantanado de pasado.

En tal sentido es claro que habrá dificultades económicas para, como es necesario, reequipar a las Fuerzas recuperando capacidades perdidas, y ello no es posible hacerlo de un día para el otro. Pero sí es posible que el primer día de su mandato demuestre el Presidente su determinación de ser el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas tomando dos medidas concretas para elevar la moral de la tropa. La moral, autoestima y motivación de la tropa, es en definitiva lo que le da sentido a la disposición de los elementos materiales. Las Fuerzas Armadas no son tales por tener tales o cuales armas, sino por lo que representan para una Nación. y entonces la pregunta es ¿qué se quiere que representen nuestras Fuerzas Armadas? 

Esa pregunta debería resultarnos innecesaria, sin embargo y por lo que veremos a continuación es la pregunta a responder.

Recientemente, como en tantas otras dependencias militares, se instaló en el histórico Regimiento de Infantería 1 Patricios un cartel de grandes dimensiones que dice: "Aquí funcionó un centro clandestino de detención y se planificaron crímenes de lesa humanidad durante el terrorismo de Estado".

La proliferación de estos carteles es resultado de la Ley 26.691, del año 2011, por la cual se declaran "sitios de memoria del terrorismo de Estado, a los lugares que funcionaron como centros clandestinos de represión ilegal".

Dicha ley designa autoridad de aplicación a la Secretaría de Derechos Humanos, dependiente del Ministerio de Justicia, otorgándole facultades sobre la disposición de distintos inmuebles del Estado, incluyendo instalaciones militares.

Tras una década de vigencia de esa ley, a todas luces es la Secretaría de Derechos Humanos un ente ideologizado, que tanto mira al pasado con la visión sesgada de la izquierda como ignoró durante la pandemia las flagrantes violaciones a los derechos humanos cometidas desde el Estado por el gobierno nacional y gobiernos provinciales. 

Esa Secretaría, hoy a cargo del fanático kirchnerista Horacio Pietragalla Corti, inequívocamente alineada con la reivindicación de organizaciones terroristas como Montoneros y ERP, con su desempeño servil al poder ha profundizado el hartazgo de la sociedad por la sobreactuación parcializada de los derechos humanos.

Resulta notorio que esta ya no es aquella sociedad a la que el kirchnerismo pudo imponerle su relato y que callaba ante la mentira de los 30.000 desaparecidos. Hoy se cuestiona esa mentira tanto como el olvido de los crímenes cometidos por el terrorismo.

Cabe preguntarse si la finalidad que cumplen esos muy grandes y vistosos carteles emplazados en unidades militares es preservar la memoria para librar al futuro de repetir los hechos trágicos del pasado o simplemente afirmar un relato parcial y falseado de la historia estigmatizando a las Fuerzas Armadas como si fueran poco menos que fuerzas de ocupación nazi. 

No resulta razonable que con más de 200 años de historia militar lo primero que se vea en el ingreso a cualquier cuartel es que allí se cometieron delitos de lesa humanidad. Hay demasiada gloria en nuestra historia militar para que lo más destacable sean los desaciertos de una guerra no convencional contra organizaciones terroristas dirigidas desde la dictadura cubana. Una guerra que además se ganó. 

No resulta razonable que se hable de mantener la memoria al mismo tiempo que se prohíbe a las Fuerzas Armadas recordar a sus muertos en el combate contra la subversión. 

No resulta razonable, al respecto, que se haya ordenado al Ejército Argentino borrar un tuit que recordaba a dos de nuestros caídos en Tucumán, durante el Operativo Independencia, cuando se combatió al ERP y Montoneros en defensa de la integridad territorial de la Nación y del gobierno constitucional.

No resulta razonable olvidar que un ejército que no honra a sus caídos en combate deja de ser un Ejército.

No resulta razonable que un país condene con saña a sus defensores para entregar su futuro al enemigo impune.   

No resulta razonable dar continuidad al reproche y estigmatización de las Fuerzas Armadas por lo obrado en la lucha antisubversiva cuando ya no hay en sus filas quien haya participado de las acciones.

No resulta razonable seguir dando satisfacción al deseo de venganza de las minorías hiperactivas que demonizan a los uniformados cuando, según se percibe en la sociedad y reflejan encuestas, a 40 años del retorno de la democracia, las Fuerzas Armadas son las instituciones que más alta imagen positiva tienen en la sociedad argentina.

No resulta razonable seguir cargando sobre los hombros de los jóvenes que cumplen con su vocación militar el peso crímenes cometidos en una lucha fratricida que no fue responsabilidad exclusiva de los militares.

Está claro que más allá de la intención demonizante de los activistas de la izquierda camuflados de derechos humanos, la sociedad argentina tiene claro qué es lo que quiere que representen sus Fuerzas Armadas: El brazo armado de la Nación Argentina, con una historia de más de 200 años tan compleja como la propia historia argentina, garante de la soberanía, respaldo de la diplomacia y presencia solidaria cada vez que la defensa civil se vea superada. Ni más ni menos que lo que debe ser.

Es razonable señalar como tarea del próximo Presidente ser Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas poniendo fin al trato humillante y estigmatizante de dos décadas infames.

Y la determinación de ser Comandante en Jefe se debe materializar haciendo prevalecer por sobre la Ley 26.691 las atribuciones que la Constitución Nacional confiere al Poder Ejecutivo en los siguientes, claros y contundentes incisos del Art. 99:

1. Es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país.

12. Es comandante en jefe de todas las Fuerzas Armadas de la Nación.

13. Provee los empleos militares de la Nación: con acuerdo del Senado, en la concesión de los empleos o grados de oficiales superiores de las Fuerzas Armadas; y por sí solo en el campo de batalla.

14. Dispone de las Fuerzas Armadas, y corre con su organización y distribución según las necesidades de la Nación.

Con esas atribuciones y en la urgente necesidad de elevar la moral de las Fuerzas Armadas, fortalecer su orgullo y motivarlas hacia los sacrificios que el futuro inmediato demanda, el Presidente de la Nación como Comandante en Jefe de las FFAA está en condiciones de decretar y ordenar el retiro de toda cartelería estigmatizante emplazada en el marco de la Ley 26.691 so pretexto de preservar la memoria del terrorismo de Estado en dependencias militares.

Asimismo, con la misma finalidad, ordenar que en la agenda de homenajes a sus caídos en combate que toda fuerza militar debe cumplir para afirmar su identidad y tradición, se incluya y rinda honores a los caídos en la lucha contra la subversión.

Nadie se supera sumergiéndose en la humillación, ni personas, ni naciones, siempre para superarse hay que apelar al orgullo fundado. Y desde aquella enumeración gloriosa de batallas y combates que Don Vicente López y Planes, el Bardo de la Libertad, escribió en el Oíd Mortales, como letreros eternos que dicen "Aquí el brazo argentino triunfó" el orgullo por las armas argentinas está plenamente justificado. 

Para servir a la Patria.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía



miércoles, 6 de septiembre de 2023

VICTORIA VILLARRUEL, EL RECONFORTANTE ABRAZO DE LA VERDAD



Perdura en mí la sensación de bienestar por haber participado del acto en homenaje a las víctimas del terrorismo castrista que tuvo lugar en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires a instancias de la legisladora Lucía Montenegro y de la diputada nacional Victoria Villarruel.

La emoción del acto de homenaje a las víctimas del terrorismo en la Legislatura Porteña, se hizo notar en cada testimonio palabra por palabra. Algo tan sencillo como exponer un pesar y abrazar a quien lo sufre.

Ese era el fondo de la cuestión, el resto es anecdótico.
 
Era un deber de conciencia estar presente. Confieso que tenía que atender otros asuntos y no pensaba ir antes que se conocieran las amenazas de la izquierda, pero ante esa prepotencia totalitaria buscando prolongar la censura que el kirchnerismo impuso, a toda la sociedad desde el uso faccioso de los recursos del Esado para la desmemoria y el adoctrinamiento, debía ir.

Y anuncié que iría. Percibía, como escribí en Twitter, que iba a ser un día de gloria para la Derecha, y acertadamente me corrigió @jockerdigital diciendo "Más que para la derecha, para la ciudadanía honesta".

Fue, en efecto, una jornada de gloria para la ciudadanía honesta.

Ferrari, Villarruel, Saraspe, Montenegro, Larraburre.

Un respetuoso silencio que no pudo quebrar la gritería de la izquierda, acompañó la palabras de Lorenza Ferrari cuya hija Laura, estudiante de 18 años, murió en un atentado perpetrado mediante un coche bomba por Montoneros en 1975. Las de Graciela Saraspe, hija de Oscar, un trabajador asesinado por el ERP cuando coparon Santa Lucía, en 1974. Y las de Arturo Larrabure, hijo de Argentino del Valle Larrabure, el mártir del Himno Nacional, a quien los terroristas del ERP asesinaron con la impotencia de no haberlo podido doblegar luego de un año de secuestro y tortura, en 1974.

He ido a muchos actos por la memoria completa, organicé algunos, y se lo difícil que ha sido perforar el cerco de silencio mediático del relato oficial impuesto como verdad dogmática demonizando sin atender razones a quienes señalábamos sus contradicciones.

Por eso creo necesario destacar algunos nombres de quienes se mantuvieron firmes cuando la pelea parecía perdida: Cecilia Pando, Nicolás Márquez, Agustín Laje Arrigoni, Mónica Liberatori y tantos otros que supieron plantarse y sostenerse frente al embate de la desmemoria y el falseamiento histórico. Recuerdo especialmente el rostro ensangrentado de Fernando Siro como la cara misma de la Argentina agredida por la prepotencia intolerante de la izquierda.

Elena Cruz y Fernando Siro agredidos en 2003.

No fueron muchos, pero aquellos que en su determinación por la verdad nunca bajaron los brazos hicieron posible que la sociedad empiece a entender, aunque muy tarde, que desde 2003 fue estafada y robada por los mercaderes de los derechos humanos.

"Roban pero encarcelan" supo sintetizar hace ya mucho Jorge Asís el modus operandi del kirchnerismo para comprar la franquicia de los derechos humanos a la izquierda, con la misma claridad con la que señaló en estas circunstancias que era un error garrafal de la izquierda manifestarse contra el acto que organizaba Victoria Villarruel.

Todos advertimos, en este clima de final de época, que los de la izquierda tras años de hacer de idiotas útiles rentados para la corrupción del kirchnerismo, en su desconcierto por el fin de ciclo K no iban a dejar de ser idiotas útiles; no pueden evitarlo y lo fueron, gratis, para la tan demonizada Derecha.

Agradezco de corazón la idiotez de la izquierda por poner en boca de todos y en cada diario, radio o noticiero del país un acto que, como tantos otros, bien pudo haber pasado desapercibido.

Deberían ser nuestros agentes de prensa, tarea que nunca hicimos bien.

Les agradezco también que pusieran cerco a la Legislatura para impedir un acto que no pudieron impedir. Porque ver al zurdaje frustrado a los pies del General Julio Argentino Roca fue la más gráfica demostración de la situación; la postal del momento. 


La izquierda, que usa la democracia para atentar contra la democracia, es violenta y lo seguirá siendo; por eso rociaron con nafta a Lilia Lemoine, candidata de La Libertad Avanza, cuando concurría al acto. Arrojar nafta sobre alguien es, de mínima, una amenaza de muerte que evidencia en su crueldad un profundo desprecio por la vida ajena. Quedó clarísimo que no soportan la verdad, odian la Libertad y no son capaces de convivir democráticamente. Dos activistas fueron detenidos por la agresión, tenían preparadas dos bombas molotov.


Pero hartaron y ya no asustan. Muchos que antes no se atrevían a decirles nada, ahora alzan la voz cuestionando sus mentiras y engaños. Tal es el fastidio social para con la izquierda, anacrónica, violenta, totalitaria y parasitaria, que ya no tienen margen para volver a arrojar toneladas de piedras contra las instituciones republicanas, porque cuando arrojen la primera piedra la enorme mayoría de los argentinos desea y verá con beneplácito que la policía los reprima a palazos. 

Represión, en este fin de época, dejó también de ser una palabra prohibida.

Otro gran mérito de Victoria Villarruel al realizar el acto de homenaje a las víctimas del terrorismo castrista fue haber sacado la basura de debajo de la alfombra donde la escondía el kirchnerismo, y así quedó expuesta toda la intolerancia de la izquierda tira nafta y hasta la impunidad de criminales terroristas como Fernando Vaca Narvaja; quien tuvo el descaro, no sólo de pretender censurar el homenaje a sus víctima, sino de amenazar con más violencia y víctimas. En el colmo del sinsentido uno de los jefes montoneros del "animémonos y vayan", a los que nisiquiera les importaba la vida de la propia tropa, se presenta como "militante de DDHH". 


Que un terrorista montonero, esbirro de la dictadura castrista como Vaca Narvaja pueda impunemente hablar de "construir trincheras" es la más clara señal de todo lo que está mal en Argentina.

Terroristas montoneros hablando con la impunidad que les dio el kirchnerismo. Ahí lo tienen a Vaca Narvaja todos los progres y tibios que creen que no discutir el pasado puede garantizar algún futuro mejor.

Sepan que esta decadencia no es casual: un país que condena con saña a sus defensores entrega su futuro al enemigo. 

Hay que resolver el pasado para que nunca más sea de verdad nunca más.

"No pasarán", dicen los marxistas como ese asesino terrorista comandante de Montoneros.

Pero estamos pasando. 

Vamos a pasar.

Como siempre pasamos.

Hay vientos de Patria y Libertad.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.








¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
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