El 15 de Abril de 2023 publiqué en La Pluma de la Derecha un artículo titulado "LA SEDICIÓN KIRCHNERISTA QUE HABRÁ QUE REPRIMIR", señalando allí que dos sucesivas declaraciones de Aníbal Fernández dejaban en claro que, en caso de ser desplazado del poder por las urnas, el kirchnerismo intentará por todos los medios desestabilizar al nuevo gobierno.
Cual adivino de feria que asegura leer el futuro en la bola de cristal, profetizó el ministro de inseguridad que las calles se llenarán de sangre y muerte si gobiernan quienes hoy son oposición.
Remito al artículo mencionado para no ser reiterativo, porque está claro que el kirchnerismo con sus odios de siempre, expresados en forma amenazante y virulenta por distintos referentes de ese espacio, son un llamado de atención insoslayable para que la oposición piense acciones en función de la gobernabilidad si el el régimen pierde las elecciones presidenciales.
Un nuevo gobierno debe tener cabal comprensión que tanto el Derecho como el Estado son un orden compuesto de normas jurídicas, cuya característica es poder imponerse por la fuerza. En una república constitucional, como se supone debe ser Argentina, es plausible pensar que se votan gobiernos para fortalecer y obrar dentro del marco jurídico. Pero, ciertamente, en nuestro país eso no parece ser así, y seguramente no lo es para los que votan al kirchnerismo a sabiendas de ser un proyecto totalitario de corrupción estructural. Por ende, si un nuevo gobierno intenta gobernar con decencia para alcanzar y sostener el estilo de vida propuesto por la Constitución Nacional, evidentemente encontrará resistencias a las que deberá reprimir.
Sí, reprimir. Represión no es una mala palabra, es lo que corresponde ante movimientos sediciosos, porque si el Estado no concentra y sostiene el monopolio de la violencia, desaparecen el Estado y el Derecho. O sea: vivir como manda la Constitución Nacional exige comprender cuánto de poder coercitivo tiene la República. Y ejercerlo cada vez que corresponde hacerlo.
Es preciso entender de una buena vez, que si el Estado tiene instituciones armadas es porque no se gobierna ni se sostiene el orden constitucional solamente con buenas intenciones.
Porque esas buenas intenciones se convierten en tontería cuando se omite considerar que otros conspiran sin ninguna buena intención. Que el kirchnerismo está libre de toda buena intención lo demuestran las constantes bravatas de sus dirigentes, que son la consecuencia directa de las elucubraciones de una seudo intelectualidad que argumenta, desde la falsedad más absoluta, que el kirchnerismo es sinónimo de democracia y que todo el que se le opone es antidemocrático.
Ahora bien, eso es lo que puede esperarse del kirchnerismo. Eso y ninguna otra cosa. Lo que resulta inadmisible es que esa misma preparación sediciosa pueda estar apañándose desde las filas mismas de la oposición que aspira a ser gobierno.
"El país más loco del mundo", repite cada tarde Tato Young y tiene razón. Lo que sigue es una escena del grotesco político, que debe ser tomada tan en serio como para satirizarla a fin de poner en persepectiva el tiro al pie.
Es una completa locura que Elisa "Lilita" Carrió, referente principal de un partido político que integra la alianza Juntos por el Cambio, haga declaraciones públicas acusando tanto a un político de otro espacio republicano, Javier Milei, como a Mauricio Macri y Patricia Bullrich dentro de su mismo espacio y en el PRO, de estar poco menos que planeando crímenes de lesa humanidad para el caso que cualquiera sea gobierno.
La misma Lilita Carrió que se presentaba como la más furiosa censora de Aníbal Fernández, al que nunca le prodigó un guiño ni un elogio, repentinamente se deja montar de modo pornográfico por el discurso de aquel y lo lleva más allá, porque la bola de cristal de la adivina Carrió, en la misma feria que Aníbal y acaso hasta en la misma carpa, a más de sangre y muerte en las calles ve crímenes de lesa humanidad perpetrados por una facción del mismo frente electoral que integra. Pregona así, a viva voz, que proponer hacer respetar la Constitución Nacional es planear crímenes de lesa humanidad...
Y entonces cabe preguntarse ¿cómo es que la autopercibida paladín de la ética republicana se mantiene en la misma alianza que los supuestos monstruos criminales a los que denuncia? Pero no. Ella no se va, ni ella, ni su partido, ni ninguno de sus progres de agenda 20230. Lejos de irse coquetea con Larreta en la idea de hacer otro cambio gatopardista con kirchnerismo de buenos modales. Y para más rareza tampoco pide echar de Juntos por el Cambio a Bullrich y Macri, a Lilita entonces no le hace mella compartir espacio con esas mentes que avizora criminales. Al fin de cuentas la misma ética republicana de Wado de Pedro para criticar al seudopresidente sin renunciar al cargo de ministro.
Es inconsistente la conducta de Carrió con los valores que dice sostener, pero también es inconsistente que ni Macri ni Bullrich hayan reclamado dejar a Carrió fuera de Juntos por el Cambio.
Al margen de la cuestión interna de todo ese espacio progre al que une la búsqueda de cargos rentados antes que cualquier principio, lo más grave de los dichos de Carrió es que convalidan la anunciada sedición kirchnerista.
Convenientemente, olvida Carrió que las únicas piedras que recibió el gobierno de Alberto de la Fernández son las que recordaban a los muertos con Covid, y que ninguna plaza fue rota por hordas de izquierda para apedrear a la policía en repudio al gobierno, ningún paro general, ningún paro convocado por Baradel, todos los parásitos de la sociedad han estado muy conformes con mantener la decadencia de la que se alimentan. Y a más de ello nadie en la oposición, nadie -y lo digo con pesar porque era necesario hacerlo- siquiera le ha pedido la renuncia al inútil que derogando de facto la Constitución Nacional encerró a la población mientras se enfiestaba en Olivos entre otras y muchas bajezas dignas de sanción.
Nada, absolutamente nada, le va a tolerar el kirchnerismo en la oposición al próximo gobierno cada vez que intente suturar las venas que alimentan a los parásitos. Entonces todos los complacientes con este gobierno espantoso, que es la tercera presidencia de Cristina Fernández, de la noche a la mañana se llenarán la boca hablando de democracia, república y derechos humanos, al sólo y único efecto de defender violentamente sus privilegios de casta.
Carrió, en modalidad golpista kirchenerista del brazo discursivo de Aníbal Fernández, está conspirando contra la gobernabilidad del próximo gobierno, y si dentro de Juntos por el Cambio toleran su permanencia, todos ellos estarán conspirando contra la eventualidad de su propio gobierno.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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