Empezando por el principio diré que antes que leyes nuevas Argentina necesita derogar la enorme cantidad de leyes inútiles que subvierten el sentido de la República. Menos leyes y más Derecho, debiera ser el imperativo de la hora, si es que todavía fuéramos capaces de entender lo imperativo de la hora.
La sobreabundancia de leyes inútiles y otras francamente contraproducentes son parte de la tragedia nacional, esa tragedia que hizo de la dirigencia política una casta, del Estado un obeso mórbido sobre los hombros de los contribuyentes, de la burocracia una enfermedad mental y de la ciudadanía una quimera.
El kirchnerismo es, sin dudas, el principal de los males que afectan a la Argentina, pero esa lacra no es el único parásito debilitando sin descanso a la Nación. Existe y perdura el kirchnerismo porque los que debieran ser su contrapeso y freno no son más que sus emuladores en las formas y en el fondo. Comparten la misma cultura subvertida y el afán de arrancarle libertad a cada individuo.
Más que elocuente ha sido, para comprobar lo arriba expuesto, el caso del tristemente célebre "Efecto Lipovetzky", entendiendo por tales a las consecuencias más que advertidas anunciadas en relación a la Ley de Alquileres, impulsada por el entonces diputado nacional Daniel Andrés Lipovetzky quien, por haber devenido el nuestro un país de zombies, en el que hasta quien debiera ser un cadáver político recibe cobijo de casta a expensas del erario público, ocupa hoy una banca en la infame Legislatura de la Provincia de Buenos Aires, ese antro donde en tiempos de Vidal (y por su orden) los levantamanos cambiemitas hicieron ley el proyecto kirchnerista de hacer obligatoria la mentira de los 30.000 desaparecidos. Infamia que no debe ser olvidada y, alguna vez, castigada.
Ahora, a falta del original y como si hiciera falta otro, hay un nuevo Lipovetzky en el Congreso de la Nación.
Es el diputado nacional por la Provincia de Santa Fe Juan Martín Musac, de la Unión Cívica Radical, quien promueve prohibir la portación de armas blancas.
Cesare Beccaria dejó en claro hace siglos que las leyes que prohiben portar armas son inútiles porque sólo desarman a los decentes.
Admiro el impecable razonamiento de Cesare Beccaria en su Tratado de los delitos y de las penas sobre las falsas ideas de utilidad que los legisladores suelen demostrar al proponer leyes.
El proyecto de Juan Martín Musac es una imbecilidad progre de inutilidad manifiesta. Y él debe saberlo, por dos razones: la primera es que tiene título de abogado, se supone pues que leyó alguna vez a Beccaria, y la segunda es que a mi observación en twitter sobre la imbecildiad del proyecto respondió de immediato, pero no con argumento alguno sino con el bloqueo, que en este caso intepreto como manifestación de su cobardía intelectual.
Lo desafío a un debate sobre esta y otras cuestiones de Seguridad cuando quiera.
Por lo pronto leamos a Beccaria, cuyas enseñanzas no pierden vigencia:
"Un manantial de errores y de injusticias son las falsas ideas de utilidad que se forman los legisladores. Falsa idea de utilidad es aquella que antepone los invonvenientes particulares al inconveniente general; aquella que manda a los dictámenes en vez de excitarlos; que hace servir los sofismas de la lógica en lugar de la razón. Falsa idea de utilidad es aquella que sacrifica mil ventajas reales por un inconveniente imaginario o de poca consecuencia que quitaría a los hombres el fuego porque quema, y el agua porque anega, que sólo destruyendo repara los males. De esta naturaleza son las leyes que prohíben llevar armas; no contienen más que a los no inclinados ni determinados a no cometer delitos, pero los que tienen el atrevimiento para violar las leyes más sagradas de la humanidad y las más importantes del código, ¿cómo respetarán las menores y las puramente arbitrarias, cuyas contravenciones deben ser tanto más fáciles e impunes en cuanto su ejecución quita la libertad personal, tan amada del hombre y tan amada del legislador, sometiendo los inocentes a todas las vejaciones que debieran sufrir los reos? Empeoran éstas la condición de los asaltados, mejorando la de los asaltadores, no minoran los homicidios sino los aumentan, porque es mayor la confianza en asaltar los desarmados que los prevenidos. Llámanse no leyes preventivas, sino medrosas de los delitos; nacen de la tumultuaria impresión de algunos hechos particulares, no de la meditación considerada de inconvenientes y provechos de un decreto universal".
Con buen sentido, el Código Penal Argentino no menciona expresamente a las armas blancas, utiliza en cambio el genérico "armas" y especifica en relación al particular "armas de fuego"; por lo tanto quien comete un delito con un arma blanca verá agravada su condena por el uso de armas y más aún si con armas de fuego. No es que cometer un delito con un arma blanca no esté penado.
El de la foto es mi cuchillo táctico Smith & Wesson. Obsequio de un muy querido amigo que proveyó con ese elemento a personal de seguridad y custodia en equipos a su cargo.
Lo he usado en campamentos e instrucciones pero también a veces, por prevención, lo llevo conmigo.
Lo portaré cada vez que me venga en gana, porque las armas blancas cuya portación es y debe ser libre (sin trámite alguno) para los decentes, al igual que las armas de fuego, cuya portación no debe ser libre pero sí accesible, son el último resguardo de la Libertad.
(Leer nota: EL DERECHO A PORTAR ARMAS)
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todo comentario es bienvenido siempre que exprese ideas en forma educada.