martes, 5 de julio de 2022

LA SEGURIDAD INTERIOR NO ESTÁ PARA SEGUIR IMPROVISANDO





En mi personal opinión el proyecto de ley para la creación de una Agencia Federal Antinarcóticos (AFA 😂) es un verdadero mamarracho. Un despropósito institucional que sólo profundizará la confusión actual.

El principal problema de la Seguridad Interior en Argentina es que no se gobierna para la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional.

Así hay un Estado bipolar que por un lado fomenta los delitos y por otro intenta combatirlos. Sin corregir esa incoherencia nada mejora.

Argentina es el paraíso del incumplimiento de los deberes de funcionario público. En los tres poderes del Estado y en la subvertida cultura de la población la Constitución y las leyes son meras sugerencias.

Más de una década acéfalo el Defensor del Pueblo de la Nación, demuestra el punto. Y no es el único ejemplo.

Por ello es ilusa y destinada al fracaso toda propuesta de reforma institucional que no vaya precedida de la determinación a ganar la batalla cultural para sanear lo largamente subvertido por el régimen kirchnerista.

La fantasía de combatir al delito, en especial al crimen organizado, creando nuevas agencias, es sólo eso: una fantasía. Es el mismo razonar de los que sin cumplir la Constitución Nacional proponen una reforma para cumplirla... O sea: mentira. "Engañapichanga" se decía antaño.

Tengo posición fundada para rechazar cualquier intento de crear nuevas fuerzas u organismos de seguridad o Inteligencia. Hoy sólo agregarían confusión al mamarracho. Hay que dar eficiencia a lo que existe. Y en particular, fortalecer a la Policía Federal Argentina.

Hay una fuerza federal de seguridad que viene sobrando desde que se creó y es la PSA. Ese experimento progre de Saín debe ser eliminado.

Y el Servicio Penitenciario Federal debe ser considerado la 4º fuerza de seguridad federal.

La consigna debe ser la austeridad y hacer eficiente lo que hay. Sin inventos.

Admiro el impecable razonamiento de Cesare Beccaria en su Tratado de los delitos y de las penas sobre las falsas ideas de utilidad que los legisladores suelen demostrar al sancionar leyes. Esa enseñanza debe tenerse siempre presente al pensar la legislación: 
 
"Un manantial de errores y de injusticias son las falsas ideas de utilidad que se forman los legisladores. Falsa idea de utilidad es aquella que antepone los inconvenientes particulares al inconveniente general; aquella que manda a los dictámenes en vez de excitarlos; que hace servir los sofismas de la lógica en lugar de la razón. Falsa idea de utilidad es aquella que sacrifica mil ventajas reales por un inconveniente imaginario o de poca consecuencia que quitaría a los hombres el fuego porque quema, y el agua porque anega, que solo destruyendo repara los males. De esta naturaleza son las leyes que prohíben llevar armas; no contienen más que a los no inclinados ni determinados a cometer delitos, pero los que tienen atrevimiento para violar las más sagradas de la humanidad y las más importantes del código, ¿cómo respetarán las menores y las puramente arbitrarias, cuyas contravenciones deben ser tanto más fáciles e impunes cuanto su ejecución exacta quita la libertad personal, tan amada del hombre y tan amada del legislador, sometiendo los inocentes a todas las vejaciones que debieran sufrir los reos? Empeoran éstas la condición de los asaltados, mejorando la de los asaltadores, no minoran los homicidios sino los aumentan, porque es mayor la confianza en asaltar los desarmados que los prevenidos. Llámanse no leyes preventivas, sino medrosas de los delitos; nacen de la tumultuaria impresión de algunos hechos particulares, no de la meditación considerada de inconvenientes y provechos de un decreto universal.".

Al margen que esta observación de Beccaria me lleva a definir posición a favor de la portación accesible para los legítimos usuarios de armas (distinto a los impedimentos actuales y al mismo tiempo distinto de la libre portación), la pura lógica del razonamiento va más allá de las armas, porque en función de la necesidad de conservar el monopolio de la violencia en poder del Estado hay que empalmar con Kelsen para comprender que el Estado es un Orden Jurídico y nuestro Derecho debe respaldar siempre a los honrados, a los que viven dentro de la ley. Que a su vez son los que aportan al sostenimiento del Estado, razón por la cual el Estado debe ser con relación a ese esfuerzo: proporcionado, racional y eficiente, Útil, para decirlo en una sola palabra.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.