La razón para combatir al narcotráfico es de orden filosófico y es la misma por la que se combate la esclavitud.
No se lo combate pensando que sea una guerra que se puede ganar o perder, se lo combate por principio.
De ahí que plantear ese combate en términos de "vamos a ganar la guerra" es funcional al narcotráfico, porque promete una victoria final que nunca llega y eso hace creer en el desgaste que todo esfuerzo es vano. NO LO ES.
Esa guera no se gana, del mismo modo que no se gana la guerra contra la delincuencia en general, ni se gana a la naturaleza humana. No es posible.
Ahora bien: NO SE GANA PERO TAMPOCO SE PIERDE MIENTRAS SE SIGA PELEANDO; y este es exactamante el detalle que no contemplan aquellos que suponen que los males del narcotráfico se eliminan legalizando la producción, comercialización y consumo de drogas.
Aclaro que no escribo como "especialista en narcotráfico", que no lo soy, sino como alguien de Inteligencia que en distintas ocasiones ha trabajado contra el narco alternando victorias y derrotas como en toda conflictividad prolongada.
La lógica comercial del narco no es de libre mercado, es de esclavitud. Legalizar el narco es retroceder en el tiempo a la época de los barcos negreros convirtiendo a todo el planeta en esas costas de África a la que llegaban los cazadores de humanos para convertirlos en mercancía.
Repudio absolutamente que en nombre de la Libertad se pretenda defender la esclavitud en cualquiera de sus formas materiales.
Se equivocan los que, con una liviandad sospechosa, suponen que confiriendo al narcotráfico status de empresa legal se resuelve el problema.
Esa es una visión téorica (de mala teoría) desconectada de la realidad, que como tal se desvanece rápidamente cuando se gasta un poco de suela en esos lugares donde la cosa toma cuerpo.
Nadie me contó del dealer enseñoréandose de su "clientela", lo vi, como vi la miseria humana al caminar entre paqueros. También vi la contracara de esa miseria, en la organización para causarla que queda muy clara al atravesar un territorio tomado por una banda con sus anillos de seguridad, o (lo más penoso de todo) ver los dedos quemados en nenes de 12 años deambulando como zombies; todo eso torna estúpido creer que la ambición de los que hacen ese daño es ganarse la vida honestamente y que sólo son malos porque una parte del Estado los persigue y no los deja prosperar como empresarios.
Con el mismo criterio de legalizar el narco también se debería legalizar la trata de personas, al fin de cuentas siempre hay quienes tienen disposición a vender su peligrosa e incómoda libertad por una cómoda y segura esclavitud. Y en prueba de eso, a la vista de todos, la realidad política argentina...
Sobre trata de personas conozco un poquito más que sobre narcotráfico. Ambas cuestiones conforman la parte más perversa del crimen organizado, la que hace de la dinámica del delito una innovación constante para la deshumanización, y lo son porque tienen la misma raíz esclavista creciendo con niveles evolutivos que van de los burdo a lo sofisticado. De lo expuesto a lo muy protegido. Y si lo burdo asusta por burdo, lo sofisticado nos advierte que lo burdo es apenas lo menos peligroso.
No pido a nadie que repita lo que afirmo, pero sí reclamo pensar desde el significado de la Libertad. Para que la Libertad no deje de ser nuestro grito sagrado.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.