Voy a jactarme de haber visto antes que nadie, en la torpeza de la mano que empuñaba el arma, la ineptitud intelectual de Gerardo Milman.
Como canta el genial Lucio Arce: "Vos, haceme caso a mí / te digo que es así"...
Y no me gusta decir "te lo dije" (cosa que con falsa modestia repetimos todos aquellos a los que nos encanta decir "te lo dije"), pero te dije la verdad de la milanesa el 7 de septiembre a través de mis cuentas en Twitter y Facebook, cuando (a pocos días del incidente con el copito de azúcar en la cara de Cristina Fernández) le puse nombre y apellido a las sospechas que surgían de la evidencia con estas precisas palabras:
"Generalmente no le doy entidad a zurdos resentidos con teorías conspiranoicas, pero dadas las circunstancias del hecho no descarto que lo haya planificado Gerardo Milman, pues todo indica que fue pergeñando con algún instructivo de Rincón del Vago..."
A la semana del disparo que no fue, mi gran conocimiento de la mente criminal ya había descartado que hubiera criminalidad inteligente detrás del suceso, apestaba a idiotez desde el vamos y mi olfato de sabueso supo guiar la pesquisa hacia el cerebro de la operación: Gerardo "Rincón del Vago" Milman.
Repito que hice mi sagaz observación el 7 de Septiembre, aunque lo sospeché desde un principio antes que panda el cúnico, mucho antes que el muy serio y prestigioso diario Página/12, que no es ningún pasquín de servil roña ideologizada sino un medio caracterizado por hacer periodismo objetivo y que no obedece a otro interés que el de informar a la ciudadanía, publicara el 26 de Octubre de este año mundialista lo que los canillas pregonan en la calle como una impactante revelación:
"Un testigo clave dijo ante la jueza María Eugenia Capuchetti que el diputado Milman ya sabía el 30 de agosto que dos días más tarde se iba a cometer la tentativa de asesinato de Cristina Kirchner".
Ustedes sabrán disculpar, pero que un inepto, parásito de la política, como Gerardo Milman pueda ser considerado el cerebro de algo es una hipótesis hilarante que me provoca carcajadas.
Y hasta acá la humorada. Porque todo lo que tiene de cómico este sainete en un país devenido absurdo, también lo tiene de trágico.
Entonces, y por sólo citar un ejemplo, ocurre que en Rosario las armas sí disparan. 16 muertos en lo que va del mes y contando. Pero ningún feriado ni llamado a la reflexión. Ningún esfuerzo de pacificación. Ante disparos reales que matan gente común la política no se conmueve. A la política no le importa.
Y ahí, desde antes del kirchnerismo, está George Orwell para explicarlo: Sí, algunos animales son más iguales que otros...
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.
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