sábado, 17 de septiembre de 2022

SENADOR IGNACIO TORRES, OTRO INEPTO EN LA BICAMERAL DE INTELIGENCIA


Senador Ignacio Torres


En Argentina la enorme mayoría de la dirigencia política evidencia un profundo desconocimiento, prejuicio y desprecio hacia la actividad de Inteligencia. 

Hay, por supuesto, quienes tienen un nivel de conocimiento elevado, como Miguel Ángel Toma, pero son los menos y me atrevería a afirmar que no es el caso de ninguno de los políticos que están hoy encargados de la conducción del Sistema de Inteligencia Nacional ni de su control parlamentario.

Aquí cabe resaltar que tras once años de régimen kirchnerista el mal uso de los servicios de Inteligencia, largamente advertido, determinó en 2014 el colapso del Sistema de Inteligencia Nacional. Como siempre, Cristina Fernández, construyó un relato contrario a la realidad y a un año de terminar su segundo mandato presidencial se victimizó cual cándida que lidiaba con los servicios de la dictadura argumentando que había a ese respecto una "deuda de la democracia". Falacia absoluta porque si había alguna deuda la saldó el Congreso de la Nación al sancionar en 2001 la Ley de Inteligencia Nacional, también conocida como Ley Toma. 

Ante el colapso del Sistema de Inteligencia Nacional, la ignorancia, prejuicio y desprecio de la dirigencia política se manifestó en el silencio con que la oposición cambiemita acompañó, desde el corsé de la corrección política, el reemplazo de la Secretaría de Inteligencia por ese engendro inútil bautizado AFI (Agencia Federal de Inteligencia) que sucesivamente estuvo liderado por lumbreras tales como Oscar Parrilli, Gustavo Arribas, Cristina Caamaño y Agustín Rossi. 

A diferencia de la SIDE (Secretaría de Inteligencia de Estado), que a pesar de los vaivenes  políticos supo conservar una identidad asociada a la institucionalidad de la Nación, la AFI nunca ha sido una institución identificada con la trascendencia del Estado sino un instrumento de uso faccioso, hubo una primer AFI kirchnerista, luego una AFI macrista y nuevamente una AFI kirchnerista, lo que nunca hubo es una AFI a secas como institución del Estado al servicio de los intereses estratégicos de la Nación. La AFI no es la SIDE, la AFI no es nada.

Si bien la responsabilidad primaria e inexcusable sobre el funcionamiento del Sistema de Inteligencia Nacional corresponde al Poder Ejecutivo Nacional, el Poder Legislativo tiene (como por sobre todas las atribuciones del Presidente) un rol de control que no ha ejercido más que para acompañar la decadencia.

En efecto existe una Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia, que debería velar por el buen funcionamiento del Sistema, cosa que nunca ha hecho. Y basta ver los nombres de quienes integran esa Bicameral, empezando por su presidente, para tomar una idea de la inutilidad de la comisión: Leopoldo Moreau, Oscar "pelotudo" Parrilli, Cristian Ritondo, Miguel Ángel Bazze, Alfredo Cornejo, Claudio Doñate, Daniel Kroneberger, Sergio Leavy, Gerardo "rincón del vago" Milman, Gerardo Montenegro, Blanca Osuna, Rodolfo "opereta" Tailhade, Eduardo Valdes e Ignacio Agustín Torres.

El caso del Senador por la Provincia de Chubut Ignacio Agustín Torres (JxC) es el que motiva este artículo. Nacido en 1988 y Licenciado en Administración de Empresas, este joven senador recomendó incorporar como asesor de la Bicameral de Inteligencia al Dr. Gastón Marano, quien como abogado viene trazando una trayectoria destacada.

Por esa recomendación de Torres y en carácter de "especialista en Inteligencia" Marano se integró efectivamente como asesor de la Bicameral durante este año.

Hasta aquí nada significativo, pero ocurrió el incidente del arma descargada en la cara de la vicepresidente Cristina Fernández y en el marco de la investigación judicial se produjeron detenciones. El Dr. Marano entonces asumió, conforme a la rutina de su profesión, la defensa de aquel al que se sindica como émulo de Bin Laden versión copitos de azúcar.

Al trascender esa información, el senador Torres, con la típica cobardía PRO de no arriesgarse a tocar siquiera los márgenes de la corrección política, pidió desvincular como asesor de la Bicameral de Inteligencia a quien él mismo había propuesto.

Desconozco si el Dr. Marano tiene aptitud y mérito para ser considerado "especialista en Inteligencia" y como tal asesorar a la siempre inútil Bicameral de Inteligencia (comisión pintada si las hay), pero si reúne esas condiciones no las pierde por ejercer su profesión de abogado. 

El apartarlo es una vulgar sobreactuación de corrección política con la cual el senador Torres podrá alardear de haberse sometido, como tantas veces hizo el PRO y Juntos por el Cargo, a la corrección política que le dicta el kirchnerismo; no sea cosa que se ofendan y le digan cosas feas...

Y acá viene lo peor del caso, lo que realmente es indignante:

Según consigna David Cayón en Infobae, Torres ahora se desliga de Marano y asegura que se lo presentaron en el Senado como un especialista en temas de geopolítica e inteligencia, denunciando además que lo quieren involucrar en “una operación burda” ya que los asesores que intervienen tienen que ser aprobados por consenso.

Según lo que estaría manifestando el senador Ignacio Torres, siendo él miembro de la Comisión Bicameral de Inteligencia buscó incorporar como asesor de la misma al Dr Marano solamente porque alguien se lo presentó en el Senado como "especialista en temas de geopolítica e inteligencia".

Vale decir que el senador Torres llevó a la Bicameral de Inteligencia, en teoría vinculada a cuestiones reservadas que afectan la Seguridad Interior y la Defensa de la Nación, a una persona que no conocía y de la cual no averiguó nada, porque simplemente le dijeron, sin mayores precisiones, que era un "especialista".

De lo expuesto cabe aceptar que el senador Torres es un inepto que obra con liviandad y no cobra dimensión de su responsabilidad. Y que, además, para que el papelón de su negligencia e impericia sea completo, pretende ser víctima de "una operación burda".

En efecto se observa una operación burda, pero es la que intenta el propio senador Ignacio Torres que, revelando lo que podría suponerse temor a las iras de la presidente del Senado (la misma que dijo aquello de temerle solamente a Dios y a ella un poquito), busca tomar distancia preventiva del asesor que recomendó por una cuestión que no debería afectarlo. Y ello de modo tan pusilánime que no hace más que alegar su propia torpeza.

El senador Ignacio Torres a pesar de tanta idiotez puede todavía hacerle un gran servicio a la Nación Argentina: renunciar a su banca.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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