miércoles, 28 de julio de 2021

REVENTAR LA GENDARMERÍA, OBSESIÓN K.





En este aniversario de la Gendarmería Nacional expreso mi total repudio al gobierno de Alberto de la Fernández y al Ministerio de Seguridad de la Nación por el arbitrario pase a disponibilidad de gendarmes a los que se involucra, maliciosamente, en la burda opereta montada contra el gobierno anterior por causa de la crisis institucional de Bolivia en 2019. 

Uno de los pasados a disponibilidad es el Jefe del Escuadrón Alacrán, Comandante Mayor Fabián Manuel Salas. 

Se trata de un oficial altamente capacitado que siempre ha honrado la vocación del gendarme. Bien apreciado por sus camaradas, es también valorado y respetado por otras fuerzas especiales del país y del exterior.   

Si bien todo oficial superior de las fuerzas argentinas tiene claro que, dada la vocación bananera de la casta política, su carrera puede verse arbitrariamente afectada por interferencias de tipo político, no es algo que los ciudadanos debamos observar con indiferencia, porque eso también afecta nuestra seguridad. 

Más allá de Salas, quien siempre ha servido con honor entendiendo cada puesto asumido como el último, sin especulaciones sobre la continuidad de su carrera, lo que aquí está en juego es el sistema, o sea: la endeble y poca institucionalidad que le queda a la Argentina. 

La condición de títere de la dictadura castrista que evidencia el gobierno de Fernández, es obscenamente manifiesta en la subordinación de la política exterior argentina a los intereses de La Habana. 

Esa desvergonzada dependencia es la que explica la absurda y desprolija opereta boliviana, con la que el kirchnerismo una vez más vuelve a falsear la historia, desconociendo además la continuidad historica del Estado Argentino y lo no judiciable de las decisiones políticas. 

Tan burda e insostenible es la opereta, que expresidentes de Iberoamérica, a la vista de la manipulación de los datos que hace el gobierno kirchnerista, denuncian persecución contra Mauricio Macri.

Ahora bien, la subordinación del gobierno kirchnerista a la dictadura castrista no es eco tardío de caducos romanticismos juveniles por la revolución cubana, es la directa pretensión de exterminar la soberanía de la Nación Argentina haciendo del país otra Venezuela gobernada por otro sátrapa como Nicolás Maduro. 

Para lograr ese objetivo se necesita profundizar el daño insitucional, la degradación cultural y la miseria intelectual que hoy mismo exhibe la Argentina en niveles de absoluta desgracia. 

Y aquí está, finalmente, la cuestión: socavar a todas las instituciones que reflejan atributos soberanos de la Nación Argentina. 

Así, con el mismo miserable criterio de romper la continuidad histórica del Estado Argentino, y debilitarlo con la cíclica pretensión refundacional, el gobierno de Alberto de la Fernández puso a la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) bajo la intervención castrista de Cristina Caamaño, quien delinquiendo abiertamente reveló secretos de Estado para dejar al descubierto lo obrado por la AFI durante la presidencia de Mauricio Macri. 

Los servicios de Inteligencia son un claro atributo de la soberanía,  pues su función es contribuir al proceso racional de toma de decisiones. Por ende, un gobierno títere no necesita contar con servicios de Inteligencia, ya que en lugar de tomar decisiones obedece las que toman otros. Esto es algo que demuestra, Cristina Caamaño, haciendo de la AFI un perro que se muerde la cola para convertirse en otro curro de los derechos humanos. Sin ninguna utilidad en materia de Inteligencia. 

La misma lógica de escarnio e inutilización institucional aplica Sabina Frederic desde el Ministerio de Seguridad de la Nación sobre las cuatro fuerzas federales, y en particular sobre la Gendarmería Nacional, a la que desde el inicio de su gestión buscó desprestigiar intentando reflotar la opereta del ahogado Santiago Maldonado.

La importancia simbólica de la Gendarmería Nacional, como imagen principal de la guarda de las fronteras, esa función de primera línea para hacer efectiva la soberanía territorial, hace que el gobierno dedicado a exterminar la soberanía e independencia argentina pretenda dejarla en la inoperancia absoluta. Igual que a la AFI. 

Porque el gobierno kirchnerista sigue las directivas que le bajan de Cuba, lo que significa promover el secesionismo "mapuche", fomentar las usurpaciones (téngase presente la denuncia de Frederic contra los vecinos de Bariloche y Villa Mascardi que protestaban por la proliferación de ese delito) y facilitar la aparición de cualquiera de los nuevos operadores de conflictividad con los que, desde la caída del muro de Berlín y el colapso de la URSS, los comunistas intentan reemplazar al proletariado como sujeto revolucionario. 

Los cubanos no se olvidan que fue Gendarmería Nacional la que venció a sus esbirros del Ejército Guerrillero del Pueblo, comandados por Jorge Masetti, a comienzo de los sesentas. En consecuencia sus nuevos esbirros sueñan con reventar a la Gendarmería, obsesivamente.

Es tan notorio el esfuerzo del kirchnerismo por inutilizar a la Gendarmería Nacional, que cuando los kirchneristas militaban la opereta del ahogado, llevaron su odio a las aulas donde estudiaban los hijos de los gendarmes para decirles que sus padres eran asesinos, genocidas y todo el repertorio de la propaganda subversiva. 

Esa misma mentalidad antiargentina, de odio, sin escrúpulos ni límites, es la que hoy está en el gobierno. Un gobierno títere, golpista, corrupto, criminal y comunista.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.