lunes, 14 de junio de 2021

MISERIA SEGURA





La Seguridad Interior consiste en garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional. Ello implica que la política de seguridad no se limite al empleo de los recursos asignados específicamente a roles de seguridad, sino que cuente con la coherencia armónica de toda la institucionalidad del Estado para lograr la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional. De ahí que el principal generador de inseguridad en Argentina es el gobierno. 

Tanto así, que la única seguridad que trasmite como presidente Alberto de la Fernández es que cuando abra la boca dirá algo inapropiado o francamente idiota que avergonzará a los argentinos, dañando o poniendo en riesgo los intereses del país. Se papelonea encima con tal vértigo que si funcionaran las instituciones estaría destituido por su evidente inhabilidad mental para el cargo.

Lo tremendo de tolerar por presidente a un inhábil mental, es que a la par de normalizar la idiotez se normaliza la pérdida progresiva de la Libertad, que es también la pérdida de la seguridad. Porque con las idioteces del Ejecutivo vienen las del Legislativo, donde la casta política celebra la demagogia. Así el mamarracho hecho ley como "equidad de género en los medios de comunicación" (inconstitucional de principio a fin), viene a coartar la libertad de expresión imponiendo a los medios de prensa lo que tienen que decir y cómo decirlo. Y nada de esto es accidental, como demuestran los antecedentes. 

El 10 de Diciembre de 2017, Alberto Fernández, defendiendo la mentira de los 30.000 desaparecidos, llamó “miserable” a Federico Andahazi. Razonaba el escritor que si inventaron a Santiago Maldonado como un desaparecido es válido preguntar cuántos desaparecidos inventados hay. Fernández al mejor estilo “doblepensar” orwelliano dio fe de entender que la verdad no puede ser otra cosa que lo que dice el partido que es verdad; por eso atacó a Andahazi tuiteando: “La discusión del número de desaparecidos sólo busca imponer en el imaginario público la idea de que se ha magnificado lo que fue la mayor tragedia argentina. Eso es lo intolerable de Andahazi”. Esa obediencia al postulado de facción contra toda razón y evidencia, acaso sea el motivo por el que Cristina Fernández decidió usarlo para su tercera presidencia.

Antes, Juan José Gómez Centurión había pateado la hipocresía progre al decir: "No es lo mismo 8.000 verdades que 22.000 mentiras"; y quedó corto porque las verdades son todavía menos. Está demostrado que la base de todo el relato kirchnerista es una enorme falsedad, destinada en su origen a mendigar financiación internacional para organizaciones de derechos humanos afines al terrorismo castrista e invisibilizar la criminalidad terrorista. 

En sus afanes corruptos, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, aquellos a los que Jorge Asís llamó “perejiles de las lejanas retaguardias”, se apropian ya en el poder de esa mentira para hacer víctimas de terroristas y presentarse como vengadores de la historia. Sobre esa mentira se planificó y puso en ejecución, con el uso faccioso de recursos estatales, un exitoso proceso de desmemoria y adoctrinamiento colectivo que aplica los métodos descriptos por George Orwell en sus novelas “Rebelión en la granja” y “1984”. Téngase presente, ante la ofensiva del mal llamado “lenguaje inclusivo”, que Orwell cierra "1984" diciendo: "se fijó una fecha tan lejana como el año 2050 para la adopción definitiva de la neolengua". Lo escribió en 1949.

La soberbia, la ignorancia y la idiotez con que maliciosamente el régimen  kirchnerista profundiza el daño institucional, la degradación cultural y la miseria intelectual, material y moral de la Argentina, refleja la ignorancia, soberbia e idiotez de Alberto Fernández cuando el 26 de Diciembre de 2018 tuiteó: “Un tipo que reivindica a Roca es solamente un pelotudo”. Paradójicamente tenía razón: nada reivindica tanto a Roca como ver a un pelotudo de presidente.

El Presidente Julio Argentino Roca enseñó que: “el secreto de nuestra prosperidad consiste en la conservación de la paz y el acatamiento absoluto a la Constitución; y no se necesitan seguramente las sobresalientes calidades de los hombres superiores para hacer un gobierno recto, honesto y progresista”. La humildad de esas palabras dichas el 12 de Octubre de 1880, refrendadas en los hechos por el engrandecimiento de la Nación Argentina, son también la crítica más certera hacia el kirchnerismo y el conjunto de la casta política. 

Alberto de la Fernández emulando a Nicolás Maduro logró en menos de dos años que su presidencia sea la mayor tragedia en la historia argentina. Y no por los más de 80.000 muertos que atribuyen a Covid, cifra tan dudosa como funcional a la campaña del miedo en que se apoya la infeKtadura. La tragedia es que, literalmente, con más comunismo del que puede enumerar esta nota, condena el país a la miseria intelectual, material y moral matando el futuro. Por eso todo argentino que valore su inteligencia, libertad y seguridad, debe optar por emigrar o combatir al gobierno.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

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