jueves, 31 de diciembre de 2020

¿2021? ¡OTRO AÑO DE MIERDA!


El fin del año 2020 es apenas otra hoja que dar vuelta en el almanaque, termina sin dejar ningún indicador de mejora posible ni esperanza alguna para el 2021. En todos los órdenes la decadencia se proyecta firme, mientras que los republicanos seguimos desorganizados y dispersos, entretenidos a veces en el estúpido juego de encontrar diferencias entre afines para pretender que una burbuja en un vaso de agua sea una tormenta. 

No me va eludir responsabilidades ni las excusas en las que se hunden los que gustan de victimizarse: el kirchnerismo es una mierda, sí, los cambiemitas también lo son, sí; pero nosotros los del amplio espectro republicano que incluye, como alguna vez supo enumerar Pedro Benegas a conservadores, liberales, demócratas, autonomistas, nacionalistas e independientes estamos tan en pelotudos que terminaremos siendo otra mierda más. 

Disculpen el lenguaje, pero estoy cansado y quiero ser claro antes que elegante.

2020 fue el año en el que el kirchenrismo dio un golpe de Estado y casi nadie se quiso dar por enterado, ningún dirigente político de peso se animó a acusar al gobierno de golpista. Callaron por cobardía, por estupidez, por falta de convicciones y esencialmente por la carencia de olfato político que explica el liderazgo vacante para representar las ideas de la Libertad y la República.

Con excusa de pandemia el 19 de Marzo de 2020 se dejó sin efecto la Constitución Nacional y tanto la "oposición" parlamentaria como Corte Suprema de Justicia de la Nación convalidaron que la vida de los argentinos pasara a depender del arbitrario permiso del Poder Ejecutivo. 

Al haber suspendido garantías constitucionales sin declarar estado de sitio, como exige la Constitución Nacional, el gobierno, que es el poder constituido, se arroga facultades que el Poder Constituyente, la máxima expresión de la soberanía del pueblo, jamás le concedió.

El eslogan "Argentina Unida / Argentina Presidencia" no es inocente, proclama el fin de la República y la voluntad de aunar la suma del poder público en un único poder, que para colmo de males no es ostentado por quien realmente lo ejerce.

Todo esto lo he denunciado públicamente, escribiendo en mis blogs, las redes sociales y en el diario La Prensa. 


Cerró el año la Argentina consagrando la evolución criminal de Montoneros y ERP, cuyo afán de muerte los llevó a matar por la espalda en los años de plomo y ahora en democracia, kirchnerismo mediante y con el apoyo de la "oposición" progre, han de satisfacer esa misma sed de sangre matando en el vientre con una ley de aborto que, manifiestamente inconstitucional, apunta a consolidar el embrutecimiento despreciando la educación y el sentido de la responsabilidad que hace a la Libertad. 

El proyecto totalitario del kirchnerismo con aval del resto de la casta política ya sentenció a muerte a los "indeseados" indefensos por nacer, ahora irán por los "indeseados" indefensos de mucha edad para una Argentina genocida, o sea: una Argentina kirchnerista.


Obviamente el gobierno doblemente títere de Alberto de la Fernández, títere de Cristina Fernández y del castrismo en el poder, quiere un pueblo ignorante que, en lugar de apreciar su Libertad, se incline a la tutela del Estado esperando una vida sin consecuencias ni responsabildiad por los propios actos. Una vida de esclavos.

La embestida final contra la Nación Argentina será por vía de reforma constitucional.

Y esgrimirán como principal argumento separar el Estado de la Iglesia Católica. Por ahí viene la cosa.

De ese modo el progresismo será la nueva religión oficial que consagre el totalitarismo, sin derecho a otra fe. Ya no podrás ser católico, ni judío, ni evangelista, ni musulmán, ni protestante, y tampoco agnóstico o ateo, sin antes adherir a los postulados del progresismo: la ideología de genero y el Estado omnipresente. Será una sociedad llevada al colmo de la hipocresía. Entonces la identidad de la Nación Argentina, con su estilo de vida definido por la Constitución Nacional desde 1853, se habrá extinguido definitivamente. 


Los problemas de Argentina son de raíz política y la solución también. Pero hacer política en serio, para sostener la Nación y la República, es un objetivo de tanta grandeza que exige humildad. Yo no veo humildad ni grandeza en la dispersión del espacio republicano, veo en cambio mucho jinete de caballo de calesita que cree estar galopando...

Luego, está claro que no soy un líder de masas ni una personalidad que mueva el amperímetro de la política. Para hacer Política, al margen de la condición básica que son la convicciones, se requieren otras 3 condiciones:   

1) Dinero.  
2) Fama.  
3) Capacidad de convocatoria.  

No tengo ni aporto ninguna de las 3, así que consciente de mis limitaciones me sé más espectador que otra cosa. Seguiré pues peleando con la modestia de mis pocos medios, pero sin esperar nada, por inercia o por la afición al bello gesto de batirse a lo Cyrano. 


Como bien enseñó Orwell, la resistencia empieza no olvidando que: 2+2=4 y se sostiene -como me enseñaron los Dres. Enrique Pinedo y Horacio Vaccari- sin perder el sentido del humor, porque cuando el humor se pierda todo estará perdido y será el tiempo de inmolarse.

El país está como el judío del chiste que le cuenta a su rabino que el 2020 fue terrible, lo peor, porque el negocio quebró, su socio lo estafó, la esposa lo abandonó, los hijos le faltan el respeto, tuvo que dejar su casa e irse lejos del barrio de toda la vida y un largo etcétera de desgracias que lo llevan a concluir: 

- ¿Qué más podría pasarme? ¿Qué puede ser peor que el 2020?

Y el rabino apenas alzando una ceja lo mira piadoso y resignadamente le responde: 

- El 2021...


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López