jueves, 30 de enero de 2020

EL LINCHAMIENTO COMO FRACASO SOCIAL




Percibo, como parte de los males de país dañado en lo institucional, degradado en su cultura y con merma intelectual, que la misma estupidez de los que en patota mataron a un chico en Gesell, la reproduce el morbo de mucha gente y medios.

Nuestra sociedad siguiendo el ejemplo de gobernantes que se creen por encima de la ley, ha perdido los parámetros del Derecho como guía de conducta y carece del sentido de la Justicia, así disfruta tanto del morbo de ver mil veces la patada fatal como de desear el linchamiento.

La decadencia moral es la peor de todas. No hay mucha diferencia entre la cobardía del que golpea a quien ya no puede defenderse, y la de quien disfruta como espectador y espera obrando como instigador que eso se repita pero disfrazado de "justicia".

Cuando al fin entendamos desde el mandato constitucional del Art. 18 que las cárceles deben ser sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, entonces la libre vida de los honrados será también más segura, sana y limpia.

Ninguna sociedad puede presumir de ser civilizada, si en sus cárceles, los lugares donde por definición el control estatal sobre las personas debe ser mucho más estricto que en ningún otro lado, los presos pueden imponer su propia ley o peor aún: hacer demagogia como justicieros.

Si no logramos volver a encauzar la vida de la Nación Argentina racionalmente sobre la ética, la moral y el orden de la Libertad, seguiremos decayendo hasta creernos venales o abyectos, y entonces, como advirtió Sarmiento, nos gobernarán como a presidiarios.

AGREGADO:

Escribí lo precedente como un hilo en Twitter que reproduje luego como entrada de Facebook, no pretendía ser más que una reflexión para compartir con algunos amigos y contactos de redes, pero luego vi esta "noticia" difundida por Radio Mitre y sentí la pena enorme de saber lo acertado que había sido en cada palabra escrita. 


No veo con optimismo el futuro de la Argentina. ¿Cómo podría? Si en cada detalle observo una sucesión de eventos desafortunados y a veces, en el colmo de la idiotez, celebrados como si fueran algo bueno. De hecho me cuesta creer que la irracionalidad creciente ofrezca otro futuro que no sea un desastre pronunciado, porque todo lo que está mal pareciera que nos empeñamos en hacer que empeore. 

Así es como no nos horroriza lo suficiente un homicidio, entonces casi alentamos que como respuesta se produzcan otros. El linchamiento es todo lo contrario del estilo de vida civilizado al que aspiraron nuestros constituyentes, por lo que esta expectativa morbosa de mayores sufrimientos y muertes nos viene a demostrar, una vez más, que de tanto ningunear a la Constitución Nacional hemos retrocedido moralmente hacia la barbarie preconstitucional.  Una sociedad de linchadores es una sociedad fracasada. 

Y si embargo aquí estoy, demasiado tozudo -por no decir viejo- para morir en otro lado; aunque vea a los jóvenes que piensan racionalmente buscar su destino en otros horizontes. Y hacen bien en escapar de esta locura: hasta aquellos que tienen vocación militar entienden que eventualmente, si llega el caso, podrán ofrecer mejor servicio a la Patria formándose en las FF.AA. de otros países que siendo forreados bajo ministros de Defensa como Agustín Rossi. Triste, pero enteramente real. 

En el fondo, más allá de mis deseos y broncas, a pesar de lo que quiera sentir sé que es inútil luchar por la racionalidad, sería un milagro que la Nación Argentina reaccione y soy ateo; pero leí a Rostand y me conmueve el romántico convencimiento de Cyrano: "¡Es más bello cuando se lucha inútilmente!"


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López.