miércoles, 8 de enero de 2020

ALBERTO DE LA FERNÁNDEZ, PRESIDENTE A CUENTA DE TERCEROS.




Dirá la leyenda que Gustavo Béliz tenía unos hermosos y apenas embarrados zapatitos blancos que hace mucho ya no calzaba. Se los prestó entonces a Alberto de la Fernández, hombre acostumbrado a vivir de prestado, para que con pasto y agua los pusiera junto al árbol navideño. Con caligrafía papal, Alberto escribió una cartita dirigida a los "Queridos Reyes Magos", confesando en ella su deseo más íntimo y secreto: ser un verdadero presidente, y como Sarmiento confinar a su Vicepresidente a tocar la campanita en el Senado cual "Alsina Ben Tilín".

En la madrugada del lunes 6 de Enero de 2020, Dylan alzó las orejas alertado por el rumiar de los camellos. Sigilosamente el collie fue hasta el árbol, donde a Baltazar leyendo la carta de Alberto se le escapó una carcajada. Intimidado por la imponente presencia de los dromedarios, Dylan contempló en silencio los infructuosos esfuerzos de los tres Reyes Magos por contener la risa. Tanto alboroto contagió a los camellos y terminó por despertar a Alberto, pero cuando llegó junto al árbol los visitantes ya habían partido sin dejarle más regalo que el excremento de uno de los camellos. Porque es sabido que algunos camellos no pueden evitar desgraciarse cuando ríen por el absurdo.

Alberto no entendió lo que estaba pasando, algo frecuente en él, y reprendió a Dylan por el estropicio. En cualquier caso debía cuidar la imagen del perro, tal vez lo único decente a su alrededor. Así mientras limpiaba pensó, algo no tan frecuente en él, que aquello era demasiado para heces de perro, no obstante lo cual no reparó en la ausencia de pasto y agua. Por eso se decía al limpiar que si los Reyes Magos le concedieran su deseo, podría nombrar a Dylan Jefe de Gabinete del mismo modo que Calígula nombró cónsul a su caballo Incitato. Fue entonces cuando notó que la carta en la que confesaba su anhelo más profundo y prohibido, el de "ser", había desaparecido. Temió que cayera en manos inapropiadas, como alguno de los cubanos que con "Las Cristinas" se metieron en la AFI. Tembló, se vio muerto en el baño con un derrame cerebral de los que dejan orificio de entrada y a veces salida, eso que, en determinados ambientes, se denomina "muerte natural".

Allí sintió la soledad. La pena de ser quien nunca será. Y angustiado por la misma triste crudeza con que Leonardo Favio filmó "Crónica de un niño solo", Alberto Fernández escribió en Twitter como un velado pedido de auxilio un resumen de su vida y confesión de su presente: la crónica de un seudo presidente solo, a quien el perro es el único que no lo condiciona. Acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", el único que lo obedece o quiere...


El pobre Alberto, extraviado en el laberinto de su conciencia, pedía ternura, alegría y la dócil suavidad de una compañía sin condicionamientos. Claro que, el mismo día en que los Reyes Magos se rieron de sus deseos, su áspera realidad de sometido se le vino encima cuando desde la satrapía castrista de Venezuela, Diosdado Cabello, el designado en La Habana Comisario Político para el interinato de Alberto de la Fernández, volvió a marcarle la cancha.

En la misma sintonía con que luego de las PASO Diosdado Cabello le advirtió que no era dueño de los votos que lo harían presidente, algo que Alberto convalidó con un silencio pusilánime, el comunista venezolano volvía a sacudirlo a oídos del mundo para dejarle en claro que Argentina ya no es un país soberano, por lo que no hay motivo alguno de seguir disimulando pruritos de progre corrección política sobre la situación de la oposición venezolana, ni nada que parezca un apoyo a Juan Guaidó.

Un tibio comunicado de la Cancillería Argentina a cargo de Felipe Solá, fue suficiente para que en su programa de televisión, que demostrando su aprecio por el diálogo civilizado se llama "Con el mazo dando", Diosdado Cabello vociferó que “Argentina dijo una guaidiotez”, agregando en su tono de cotidiana bravata: “Nosotros no necesitamos de Argentina ni de su canciller. Ellos verán de qué lado se acomodan, si de los pueblos o de los arrastrados”.

La repuesta no tardó en llegar, porque Alberto de la Fernández, seudo presidente por cuenta de terceros, cumple al primer impulso las directivas de su Comisario Político. Obediente, patológicamente rastrero, con un grado de sumisión a un poder extranjero jamás visto en un Presidente de la Nación Argentina, Alberto de la Fernández se tiró cuerpo a tierra y arrastrándose hasta los pies de su Comisario Político, le ofreció a Diosdado Cabello el tributo de su indignidad. Así a las pocas horas, el martes 7, quedó consolidada la satrapía castrista de la entregada ex República Argentina, cuando con sumisión al expansionismo cubano el gobierno títere de Fernández retiró las credenciales que reconocían embajadora a Elisa Trotta Gamus, desconociendo así a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela.



Enrolado en el doblepensar orwelliano, a esa manera de arrastrarse el discurso oficial habrá de llamarlo "estar del lado de los pueblos". En ello queda expuesto también que el Canciller Felipe Solá ha superado todas las expectativas, porque si bien se contemplaba que fiel a sus confesas costumbres se hiciera "el boludo" como Canciller, subió el nivel de daño y ahora se revela como agente chavista, igual que todo este gobierno comunista de traidores a la Patria.

En menos de un mes ya pidieron al Congreso facultades extraordinarias expresamente repudiadas por lo constituyentes, siguen haciendo trizas lo que queda de seguridad jurídica, atentan contra la  racionalidad tanto cultural como económica, desprecian la Constitución Nacional y hacen día a día un país más indefenso e inseguro.

Hay que que arbitrar los medios para ponerle fin a este gobierno, lo antes posible.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López






1 comentario:

  1. Bien mi amigo!!!. Con los tapones de punta. El buenoboludismo ya demostro, que en Argentina, no funciona frente a los castrochavistas y sus aliados.

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