martes, 22 de octubre de 2019

POSTMACRISMO: UNA HIPÓTESIS POSIBLE




El 27 de Octubre Alberto Fernández será Presidente electo.

La dura transición hasta el 10 de Diciembre extinguirá la carrera política de Macri, y quizá la de Vidal.

En ese corto plazo debemos reconfigurar la defensa de la República.

Por supuesto hay que barrer los dirigentes políticos que en estos años se pasaron de progres y generar nuevos liderazgos.

Muchos votantes de Macri harán su duelo enojados con sí mismos, con nosotros (votantes de Espert y Gómez Centurión) y con el mundo.

Luego entenderán.

El gobierno de Macri no fracasa en estas elecciones.

Perder las elecciones es consecuencia del fracaso. Y fracasó porque pretendió gobernar sobre la misma base cultural que le dejó el kirchnerismo.

Con su fracaso nos deja mucho más débiles que en Diciembre del 2015.

Ahora habrá que plantarse duramente defendiendo el tercio más uno de legisladores que en el Senado y Diputados pueden evitar la reforma constitucional. La última línea de defensa.

Y debemos tener en claro que no podemos confiar en ellos, porque ahí abunda ADN progre.

Votar el domingo a Espert o Gómez Centurión es el primer acto de la resistencia, el segundo es reorganizarnos, unidos en torno a la defensa de la Constitución Nacional y sumar a los republicanos que creyeron en Macri.

Con patriotismo y humildad, sin olvidar lo que enfrentamos. O sea: dejando a un lado discusiones y diferencias que son para otro momento del país.

Nosotros con la Constitución Nacional, sin dobleces, y quien contra ella contra nosotros.

Bien claros: si Alberto Fernández gobierna dentro de márgenes constitucionales será un Presidente al que nos opondremos en forma constructiva, pero si atenta contra ella será el enemigo.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López

jueves, 17 de octubre de 2019

AUNQUE USTED NO LO CREA


En la noche del sábado 12 de Octubre de 2019, un mocoso de 13 años ingresó a la Unidad de Prevención de la Policía Local de Villa Adelina, en el Partido de San Isidro, fingiendo estar perdido. Cuando los policías se disponían a auxiliarlo extrajo un cuchillo con el que apuñaló a un efectivo en el cráneo y se lanzó sobre otro que logró repeler el ataque a tiros. Viendo la inaudita situación un tercer policía cayó infartado. A pesar de la gravedad de las heridas nadie salió muerto.


Lo más llamativo de la narración, que pertenece a las crónicas policiales y no a la ficción literaria, es lo que ocurrió después cuando, herido y esposado, el agresor dijo haber sido enviado por otra persona a matar policías.

A mucha gente la noticia le pareció falsa y buena parte del periodismo decidió ignorarla. Al parecer, hay comunicadores sociales que no sabrían qué hacer con la verdad; y se esconden de ella en los acogedores pliegues del relato para progres que la izquierda les construye. La verdad los excede, porque incomoda, desafía y finalmente se come relatos y relatores: no se puede engañar a todos todo el tiempo.

Pasan cosas como estas en la realidad argentina pero la pereza intelectual hace que, incluso en el grado de descomposición cultural, y por ende social, que evidencia la Nación Argentina algunas cosas nos parezcan imposibles de creer. En esa pereza hay también un cierto instinto de supervivencia. Porque la resistencia a creer que algunos sucesos hayan ocurrido, estén ocurriendo, o sean siquiera posibles, es el reflejo ingenuo de otro momento cultural que, en un pasado lejano, afirmó en el estilo de vida de los argentinos nociones diferenciadas del bien y del mal con la aspiración de ser buenas personas.

Esa concepción de la vida se niega a creer que un niño pueda obrar como un personaje de Stephen King por fuera de sus libros. Negar el terror, cual ingenuas criaturas que se cubren la cabeza con las sábanas, no nos libera del miedo; al contrario: nos deja a merced de sus dueños. 

De modo perverso, el régimen kirchnerista jugó con ese reflejo ingenuo lanzando el eslogan "Argentina, un país de buena gente". Los buenos querían creer que fuera verdad, pero desde el uso faccioso de los recursos del Estado, transformados en aparato de propaganda y control social, lo que se buscaba afanosamente era eliminar todo vestigio de los valores que sí nos hicieron, allá lejos en el tiempo, un país de buena gente. Bajo el eslogan complaciente, la subversión cultural apuntaba a emplazar disvalores para consolidar el proyecto totalitario de corrupción estructural. 

Hay canciones que sintetizan ensayos sociológicos, entonces vale citar alguna para comprender mejor de qué estamos hablando. Me viene al oído "Esto pasa ahora", de Memphis La Blusera que dice: "La gente buena es tonta de remate / porque los malos van ganando el desempate / sin antifaz andan sueltos los ladrones / digan porque son mejores los peores".

La incredulidad de los buenos ante la maldad se da en forma espontánea y tiende al olvido para seguir adelante, pero también es inducida de manera planificada por quienes se aprovechan de ella. Ya ha pasado antes en el país, aunque pocos recuerden.

Así Pablo Giussani en su libro “Montoneros La Soberbia Armada” destaca el caso de la adolescente Adriana Komblihtt, apodada “La Turca”, quien murió el mismo día en que cumplía 16 años, 31 de Marzo de 1977, al detonarle en las manos la bomba con la que fue enviada por la organización terrorista a atentar contra una comisaría. Los buenos no esperan que una niña, o una embarazada, vaya a matarlos.

Ciertamente son distintos los contextos de Guerra Revolucionaria y de Guerra Civil Molecular, pero el aprovechamiento de la incredulidad es el mismo, ya sea que la violencia tenga un fin político determinado o sea la manifestación del simple deseo autodestructivo. 

Luego ese aprovechamiento se manifiesta como algo normalizado que condiciona nuestra forma de pensar al buscar despojarnos de la lógica crítica. Un ejemplo de eso se dio el miércoles 16 de Octubre de 2019, cuando por A-24 en el programa "Maxi Mediodía" que conduce Maximiliano Montenegro, estuvo como invitado el candidato presidencial Juan José Gómez Centurión.


En esa oportunidad la entrevista derivó a la interpretación de los años de plomo y Claudio Zlotnik, ex Página/12, repitió el relato edulcorado que la izquierda le sirvió a los progres sosteniendo que los militares hicieron terrorismo de Estado y los montoneros terrorismo "privado". Es sabido que la Comandancia de Montoneros funcionó de 1978 a 1982 desde La Habana, en un edificio dispuesto al efecto por la Inteligencia cubana. Eso evidencia ocultamiento malintencionado o un desconocimiento patético del rol jugado por la dictadura castrista durante la guerra.

Y ese finalmente es el punto: ocultamiento o desconocimiento hacen a la misma cuestión. Nos debilitan culturalmente desde que nos predisponen a creer en el relato antes que interpelar crudamente a la realidad, porque los buenos, casi interpretados en aquella dolorida expresión de Silvio Soldán (¡No puede haber tanta maldad!), no conciben que la maldad pueda manifestarse arteramente.

Por suerte algunos somos buenos, pero no tan buenos. Entonces podemos advertirle que abra los ojos:

Aunque Usted no lo crea, el mal existe, planifica y ejecuta.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López 






martes, 15 de octubre de 2019

¡SANTAS CALORÍAS, BATMAN!


¡¡¡Contemplad el milagro!!!

¡¡¡Aleluya hermanos, aleluya hermanas!!!

¡¡¡Alabada sea la Gloria del Señor que con sus postres y carbohidratos conserva la virtud!!!





Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López

jueves, 10 de octubre de 2019

LA INDESEABLE NOTORIEDAD DE LA AFI





En esa genialidad de Mel Brooks que es la serie El Superagente 86 (Get Smart), el malvado pero encantador Conrad von Siegfried solía corregir las tonterías de su subordinado Starker diciendo: 

- ¡Starker! En KAOS no hacemos eso. 

Esta mención viene a cuento porque la AFI, Agencia Federal de Inteligencia que mal conducen Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, viene obrando con una torpeza tan digna de Starker que merece correctivo a lo Siegfried. 

Mientras el Presidente Mauricio Macri gobierna en estado de constante sorpresa, siempre detrás de los hechos, sus jefes de Inteligencia se dedican a hacer denuncias penales que los dejan en ridículo. Ocurre que Arribas y Majdalani siguen en sus cargos tras la imbecilidad de haber denunciado por amenazas al Dr Osvaldo Pugliese (ver nota). No fueron echados ni tuvieron la dignidad de renunciar. Y como la nave así va, trascendió ahora que la Cámara Federal ordenó volver sobre los periodistas Gerardo “Tato” Young y Rodis Recalt,  a quienes la AFI había denunciado por revelar el nombre de un agente de Inteligencia, causa que el Juez Casanello había desestimado archivando el expediente en noviembre del año pasado. 

Pocas cosas contradicen tanto la propia esencia de algo como un servicio de Inteligencia denunciando a periodistas. E intentando ser breve paso a explicar el punto, primero desde la óptica profesional y luego conforme a nuestro Derecho: 


LIMITACIONES PROFESIONALES DEL SECRETO



El viejo y querido "Manual de Informaciones", gloriosa revista que en sus antiguas épocas publicaba el Comando en Jefe del Ejército y editaba la Jefatura II Inteligencia, tenía una muy atractiva sección que se llamaba "Cuando el espionaje es noticia".

¿Qué significa? Que algunas veces lo secreto deja de serlo. Es normal. Pasa, y cuando pasa rara vez corresponde ir a patalear a tribunales. Para empezar, si se filtra al público alguna información que una institución de Inteligencia debía mantener a resguardo se debe a dos razones: falla del sistema y/o personal infiel. Por eso, ante la evidencia de vulnerabilidad la primera respuesta es rigurosamente de puertas para adentro. Luego, eventualmente, alguna represalia puertas afuera. Esas son las reglas básicas del juego. 

Ahora bien, esa sección que traía el Manual de Informaciones empezó a publicarse en plena Guerra Fría, en tiempos en que la velocidad de la información y los canales de circulación eran mucho más lentos y limitados que hoy. Pero aún entonces, antes de la revolución tecnológica en las comunicaciones, solamente por la aparición de las primeras fotocopiadoras un analista de Inteligencia escribió un libro titulado "Un mundo sin secretos". En ese libro, que en la SIDE conservábamos fotocopiado (porque esa era la gracia), se afirmaba que la sola existencia de las fotocopiadoras aumentaba exponencialmente el riesgo de filtraciones. Y de hecho, algunas de las veces en que el espionaje fue noticia se debió a fotocopias, por ejemplo operaciones montadas en torno al mantenimiento técnico de las fotocopiadoras de distintas embajadas. Ello nos debe recordar que siempre que hay un secreto, es porque hay un otro que no debe saberlo pero que, va de suyo, hará todo lo posible para saberlo. 

En el presente, cuando cada simple teléfono es una computadora con infinidad de posibles aplicaciones y la velocidad de la información roza lo instantáneo desde casi cualquier punto del planeta a otro, lo que puede mantenerse en secreto es cada vez más limitado; y mucho más limitado aún lo que debe mantenerse en secreto. Además la utilidad temporal de lo secreto es menor, a veces no más que minutos. 

La comprensión de qué es lo que amerita el esfuerzo de conservarse en secreto y por cuanto tiempo, hace a la profesionalidad de cualquier servicio de Inteligencia, porque no hay profesionalismo en pretender que todo sea secreto. 


MITOS LEGALES SOBRE LA ACTIVIDAD DE INTELIGENCIA


Existen diversos mitos legales sobre la actividad de Inteligencia. El más difundido -y que trataré en extenso en otra oportunidad- afirma que "está prohibido hacer inteligencia interior", una falacia con rango de estupidez absoluta que, además de contradecir la Ley, bien explica la falta de comprensión de la actividad de Inteligencia por parte de la casta política que es la usina de ese dislate. 

Sobre llovido mojado, la propia AFI difunde que "la Ley Nacional de Inteligencia 25.520 y su modificatoria 27.126 establece que nadie puede divulgar de manera alguna cualquier información referida a la AFI y sus actividades". Eso es falso. No es cierto que la Ley 25.520, aún modificada por ese mamarracho kirchnerista que es la 27.126, diga semejante cosa. La ley (en sus artículos 16 y 17) no busca blindar indiscriminadamente cualquier información sobre la AFI sino aquella que pueda afectar el interés de la seguridad interior, la defensa nacional y las relaciones exteriores de la Nación. Es el mismo criterio del Artículo 222 del Código Penal, que pena con prisión a quien revelare secretos políticos, industriales, tecnológicos o militares concernientes a la seguridad, a los medios de defensa o a las relaciones exteriores de la Nación.

Por ende, en la consideración de ese interés, tampoco es cierto que los funcionarios de la AFI estén obligados a denunciar automáticamente cualquier filtración como presunto delito. Desde el más elemental criterio profesional, en el entendimiento de las reglas básicas del juego, tienen un claro margen discrecional de oportunidad, por mérito y conveniencia, para decidir formalizar o no cualquier denuncia. 

Y es que allí, para la interpretación de los hechos y la ley, debe imperar la propia razón de ser del Sistema de Inteligencia Nacional desde su lealtad y funcionalidad a la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional. Por eso, que la AFI denuncie a un ciudadano por emitir una opinión, como a un periodista por hacer su trabajo (publicar algo que supo -y si lo supo ya dejó de ser secreto-), no solamente es una estupidez sino que implica la contradicción de su propia esencia, perder el norte de su lealtad y misión.

La conclusión que nos dejan estas lamentables denuncias, es que a falta de cumplir con su deber, bajo otro gobierno más que desprecia la práctica de la Inteligencia en su toma de decisiones, la AFI se dedica a meter la pata concitando una notoriedad indeseable.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha. 
Estado Libre Asociado de Vicente López




lunes, 7 de octubre de 2019

LIBRO RECOMENDADO: "LAS GUERRAS CIVILES - UNA HISTORIA EN IDEAS", DE DAVID ARMITAGE.




Recién finalizada una primera lectura del libro de David Armitage "LAS GUERRAS CIVILES - UNA HISTORIA EN IDEAS" (obra que merece el gusto de leerse varias veces), me surgen algunas reflexiones iniciales, a saber: 
  • El carácter pasional de las guerras civiles hace que sus combatientes se sientan, como en ninguna otra guerra, el centro del universo. Aquello de pinta tu aldea y pintarás el mundo, puede parafrasearse como mata a tu hermano y matarás al mundo. Porque cuando una guerra civil se desata no hay nada, absolutamente nada, más allá del enemigo cercano que tenga alguna importancia. 
  • Si el concepto de Guerra Civil es tan controvertido como paradojal se debe, entre otras razones, a que ningún conflicto puede clasificarse correctamente como tal hasta que finaliza, y aún así será discutible. Ocurre que no hay definición desinteresada de la Guerra Civil, ni puede haberla. 
  • Siempre que se piensa en la Guerra Civil, por mucho que se excarbe en el pasado, hay una parte de la atención que se mantiene fija en el futuro. Cuando queremos esclarecer qué fue o qué es una guerra civil, en rigor de verdad nos estamos preguntando si ocurrirá próximamente. De hecho, siendo argentino, me lo pregunto repetidamente en estos días... 

Luego observo que Armitage y Corbat, en tanto autor y lector respectivamente, estamos a todo un océano de distancia. Y aunque la tecnología y las comunicaciones hagan de tanto mar un charco, son inevitables diferencias culturales y de enfoque. 

Así, la visión del Derecho no es la misma: Armitage, profesor en Harvard, cita a John Rawls y su Teoría de la Justicia, omitiendo -de modo incomprensible para este abogado sudamericano- a Hans Kelsen y la Teoría Pura del Derecho. Cuestión que no resulta menor al advertir que la noción de justicia se la atribuye cualquier bando para justificar sus acciones, por lo que a fin de esbozar un concepto puro de la Guerra Civil con consecuencias jurídicas deberían tomarse postulados metodológicos de la Teoría Pura del Derecho; quitando del medio la noción de Justicia. 

Desde este lado del mundo, donde la Guerra Fría fue caliente y todavía, al margen de mentiras útiles al lucrativo negocio de los derechos humanos como que fue un "genocidio", discutimos si fue guerra, civil, revolucionaria, contrarrevolucionaria, terrorista o sucia, recomendaría a Armitage ampliar su enfoque leyendo el Facundo, "Civilización y barbarie", de Domingo Faustino Sarmiento y "El crimen de la guerra" de Juan Bautista Alberdi. En especial leer a Alberdi le permitiría subsanar la omisión de la Guerra del Paraguay en que incurre al enumerar guerras que cita como "explosión de violencia de mediados del siglo XIX".

Editado por Alianza Editorial, recomiendo efusivamente a los lectores de La Pluma de la Derecha el libro de David Armitage "LAS GUERRAS CIVILES - UNA HISTORIA EN IDEAS". 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López