lunes, 10 de junio de 2019

ESAS CONFUSIONES DEL SEÑOR MILMAN


MEDIOCRIDAD ESTRUCTURAL Y FUNCIONARIOS SIN IDONEIDAD


Patricia Bullrich secudndada por Gerardo Milman en Paraguay.
Más allá del innecesario show para las cámaras, es positivo que se lleve la mirada al otro
lado de la frontera; pero el problema sigue siendo el desprecio por la Inteligencia Criminal.

Son muchas las razones que dificultan establecer en la República Argentina una política seria y sustentable en materia de seguridad. A partir de la inestabilidad política que caracteriza al país, la conducción pendular del Estado genera impedimentos culturales y especulativos en la propia burocracia, que no proyecta la continuidad de cualquier gestión más allá del cortísimo plazo. 

Es algo que podemos definir como “mediocridad estructural” y en ella pesa el poco apego a las normas del conjunto de la dirigencia política, que no da muestras de orientar sus acciones en pos de la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional. 

Es una verdad de Perogrullo que de esa falta de convicción sobre el deber ser del país, se desprenden dificultades de tipo conceptual para interpretar y asumir que la seguridad consiste en garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional. 

Así, durante ya casi cuatro años, Patricia Bullrich ha gestionado en forma personalista el Ministerio de Seguridad, sin poder salir -ni intentar hacerlo- de la mediocridad estructural. Ciertamente puede ser evaluada positivamente si se toma como parámetro la deplorable gestión que la antecedió, pero esa es una vara muy baja, al ras del suelo desde que el kirchnerismo atentaba contra la Constitución y, por definición, no podía garantizar la seguridad. Ni podrá hacerlo en el caso de volver al poder.

Ahora, la calificación decae contrastando con el óptimo profesional y mucho más frente al óptimo ideal, porque las falencias técnicas en la gestión de Patricia Bullrich son muchas y notorias, tantas que en su conjunto determinan una gestión de seguridad meramente voluntarista, efectista, reactiva y de contención.

La principal de esas falencias es la ausencia de Inteligencia Criminal. Desde su llegada al Ministerio, Bullrich mantiene acéfala la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal (DNIC), que es dejar sin conducción idónea al Subsistema de Inteligencia Criminal y por lo tanto inoperante. 

Inteligencia es, muy simplemente, el proceso racional que antecede la toma de decisiones, consistente en reunir y analizar información a ese fin y previendo escenarios futuros. Que no haya Director Nacional de Inteligencia Criminal, implica que la ministro de Seguridad toma decisiones sin los debidos fundamentos de Inteligencia. 

Para peor, el área de Inteligencia Criminal fue puesta bajo responsabilidad de su Jefe de Gabinete, Gerardo Milman, alguien con tan poca idoneidad que posteando en Twitter demuestra desconocer la diferencia elemental entre Investigación Criminal e Inteligencia Criminal.

El afán de Milman por mostrar lo que no hay. 

Al sólo efecto didáctico, alguien debería explicarle al Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación los rudimentos básicos de Investigación e Inteligencia, así sabría que cuando la fuerza policial obra luego de una denuncia se hacen tareas de investigación, no de Inteligencia.

Las tareas de Investigación Criminal se llevan a cabo para esclarecer hechos ya ocurridos conforme el Código de Procedimientos Penal, de modo de aportar elementos de convicción al Poder Judicial. Inteligencia sigue otras reglas y otros propósitos, incluso otro tiempo verbal. 

Es grave que el Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad de la Nación, Gerardo Milman, confunda Investigación con Inteligencia, pero no es algo nuevo, sino otra muestra más de una gestión ministerial que no valora el rol de la Inteligencia Criminal. 

Desprecio extendido a todo el gobierno nacional, porque del mismo modo el Presidente Macri no valora el rol de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que es decir la Inteligencia de Estado; tal cual lo acreditan distintos sucesos de marchas y contramarchas, de prueba y error como su modo decisorio. Tanto así que ha reconocido, públicamente, no tener incorporada la práctica de la Inteligencia en su toma de decisiones.

La mediocridad estructural permite la existencia de funcionarios carentes de idoneidad a cargo de áreas sustanciales. Y en este punto es justo señalar que también acompañan a Bullrich elementos de probada idoneidad y eficiencia, lo cual hace todavía más difícil de comprender el rol asignado a Milman. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

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