viernes, 8 de febrero de 2019

LA ESTUPIDEZ ARGENTINA




Los argentinos desarrollamos un tipo muy peculiar de estupidez. Nos la pasamos discutiendo qué hacer y cómo hacerlo para salir de la eterna crisis, buscando fórmulas mágicas que nos pongan de un salto tan arriba como nos gusta soñarnos. Queremos inventar la pólvora y la rueda, pero sin hacer el esfuerzo; como esperando que el mundo olvide que ya existen la pólvora y la rueda. Y a esa memoria regular y constante del resto del mundo la juzgamos como una conspiración en nuestra contra. 

Esta peculiar estupidez nos entretiene fingiendo que buscamos soluciones para resolver problemas de toda clase, pero en realidad somos tan estúpidos que coleccionamos problemas. Los acumulamos compulsivamente, los compramos, los inventamos, hasta se los robamos a otros y cuando no podemos importarlos ni crearlos vamos a buscarlos al pasado y los traemos de regreso aunque estuvieran resueltos. No hay nada de lo que los argentinos no podamos hacer mil problemas. Así de estúpidos somos.

Lo más triste del asunto es que la causa de la estupidez argentina resulta ser una sola: la irracionalidad de pretender vivir por fuera de los márgenes de pensamiento y acción estructurados en la Constitución Nacional. 

Aquello de "argentinos a las cosas" empieza por cumplir con la Constitución Nacional. Pero a nosotros nos atraen más las abstracciones que lo concreto, lo que podría ser en lugar de lo que es. Y así nos va. 

Argentina viene siendo como esas personas que en un momento de confusión se la pasan buscando las llaves del auto sin darse cuenta que las tienen en la mano. Sólo que mientras a las personas eso les dura un rato, el país lleva casi un siglo escapando a la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional. 

Todo lo estúpido que ocurre en Argentina a nivel político, económico, social, pasando por nuestra dañada institucionalidad, la degradada cultura y hasta la merma intelectual, tienen por causa el habernos distanciado de la Constitución Nacional al punto de incumplirla descaradamente.

En la película "Forrest Gump", Tom Hanks en el papel protagónico dice: "Tonto es el que hace tonterías". Asumamos la estupidez argentina y dejemos de hacer estupideces, volvamos a la racionalidad de pensar y obrar bajo la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional. 

Tan sólo con entender y respetar  los márgenes del deber ser, nos evitaríamos un sinfín de discusiones para concentrarnos en "las cosas".


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López




6 comentarios:

  1. Ariel, ¿de qué CN hablamos? Las reformas de 1994 nos ha puesto de rodillas, por no decir en terapia intensiva. De acuerdo e todo.

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    1. Alicia, la reforma de 1994 surgió de un pacto espurio y el resultado fue igual de malo, pero aún así la Constitución Nacional sigue conservando el espíritu y la orientación general que le dieron los constituyentes de 1853, por lo que la interpretación armónica del texto limita el daño de las reformas. Lo que pone al país de rodillas o en terapia intensiva, no son esas reformas, es no cumplir con la Constitución Nacional. Te agradezco el comentario, porque muchos toman la reforma del 94 como excusa para repudiar la Constitución Nacional, y eso es parte de la estupidez que refiere el artículo.

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  2. Creo recordar que hubo otras constituciones. La de 1949 fue reemplazada por una constituyente no tan bien constituida...

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    1. La Constitución de 1949 estaba viciada de legitimidad, lo que le restaba validez: la ley de reforma no había cumplimentado el requisito indispensable de ser votada por los tercios de los miembros de la Cámara de Diputados. Consecuentemente la Revolución Libertadora de 1955 (que no fue un mero golpe de Estado sino una revolución desde que asumió el poder constituyente, volvió a los fundamentos de validez constitucional que pretendieron ser sobrepasados por el peronismo para imponer su autocrática constitución. Es un hecho jurídicamente irrefutable que la llamada Revolución Libertadora dejó sin efecto a la Constitución de 1949 e impuso el retorno a la Constitución de 1898, cuya validez fue ratificada por la Convención Constituyente de 1957 y en la continuidad de la historia es la Constitución que hoy nos rige, con las reformas de 1994.

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  3. Este no es el medio para un debate , ya cuasi histórico. Solo cabe preguntarse entonces el porque del articulo 14 bis."La historia la escriben los vencedores." George Orwell

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  4. El 14 bis no da para asustarse; es producto de la misma evolución política.

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