jueves, 17 de enero de 2019

LA DERECHA RECIÉN EMPIEZA




Para dejar bien en claro el presente de la Derecha en Argentina es necesario hacer un mínimo de historia y como hay que elegir un punto de partida, elijo el día de la primera nota que registra este blog: 10 de Noviembre de 2007. 

La Pluma de la Derecha surgió el mismo día en que los diarios contaban que "El convaleciente líder cubano, Fidel Castro, ha llamado por teléfono al presidente venezolano, Hugo Chávez, mientras éste pronunciaba un discurso en la clausura de la Cumbre de los Pueblos, que se ha celebrado en Santiago de Chile de forma paralela a la XVII Cumbre Iberoamericana". 

La tiranía de los Castro en Cuba, su títere Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Michelle Bachelet en Chile, Daniel Ortega en Nicaragua, Rafael Correa en Ecuador, Lula en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina preparando el pase de banda presidencial a Cristina Fernández. 

Enrojecía la región y en ese contexto de inmensa soledad el Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, con su visión de estadista patriota y derechista, combatiendo a las FARC y ELN, era el bastión de la Derecha y el blanco de todos los odios. 

Las cosas en Argentina quedaban cada vez más claras: nostálgicos de Montoneros, los kirchneristas fundían la usurpada identidad peronista en un todo comunista. Persecución a los militares, terroristas ensalzados como héroes, curro de los derechos humanos y adoctrinamiento desde el jardín de infantes para instalar un relato único donde ser de Derecha era ser una abominación, además de una economía que tendía a los controles propios del dirigismo y buscaba ser parte de un mundo fracasado por ausencia de sentido común. 

En esos años, al andar del blog un día mi madre me habló preocupada porque alguien le dijo que "embanderado de derechas tu hijo se está suicidando, va a terminar mal". En paralelo a las amenazas, variadas en tono, modalidad y seriedad, los intentos por armar una opción electoral me llevaban a discusiones de callejón sin salida cuando planteaba que el nombre debía incluir la expresión Derecha. Y sistemáticamente aparecían los temores: "digamos Centro, pero no Derecha", porque "la Derecha está muy mal vista" y "ser de Derecha no vende". Era imposible jugar por Derecha con tanto derechista avergonzado vaya uno a saber de qué. Imposible. 

Cuando el perfil comunista del régimen kirchnerista era la evidente pretensión stalinista de una "Cristina eterna", la resistencia cívica nos amontonó a los republicanos para votar por CAMBIEMOS. En una de las marchas cívicas manifesté portando un retrato de Julio Argentino Roca, alguien me increpó diciendo que hacía apología del "genocidio" y que cómo un derechista defendía la Constitución... Es decir que ni siquiera en el espanto por el kirchnerismo los progres abrían los ojos respecto del adoctrinamiento y el discurso impuesto en esa década infame, ya lo tenían incorporado.  


Quienes somos la Derecha no podemos arrepentirnos de votar a Macri porque fue lo necesario para impedir la perpetuidad kirchnerista, pero claro, se pasó de progre, gobierna mal y la decepción es rotunda. 

No vamos a desconocer lo que va de mal en peor. Pese a la tardía muerte de Fidel Castro y la de Hugo Chávez, la tiranía cubana sigue parasitando de Venezuela a través del sátrapa Nicolás Maduro, también sobreviven Evo Morales y Daniel Ortega. 

Ahora bien, veamos con esperanza que en 2019 el mapa ya no tiende al rojo, Lula está preso y en Brasil gobierna Jair Bolsonaro como en Chile Sebastián Piñera. Y Macri con sus vacilaciones termina su mandato con una Argentina que, al menos, no corre alocadamente a convertirse en otra dependencia cubana. 

Desde luego Macri no ha ofrecido batalla cultural contra el marxismo, no terminó con la persecución a los militares, no ha privatizado ni un tornillo, etc, etc; no hace falta enumerar lo sabido y consabido.

Pero si en 2015 la Derecha no estaba por ningún lado, y se dispersaba escondida en distintos espacios hoy tiene entidad propia. 

Todavía el 9 de diciembre de 2017 cuando un puñado de decididos firmamos en Dolores el Acta que dio nacimiento a ENCENDER, Encuentro de Centro Derecha, hubo quienes recelaron de la expresión Derecha y sugerían cambiar el nombre. Por supuesto los ignoramos, y ese espacio de convicciones no para de crecer. 

Marcelo Llambías, Artuto Larrabure y Juan Carlos Neves,
algunos de los firmantes del Acta de Dolores.
Aceleradamente en los últimos meses la Derecha dejó de ser mala palabra para convertirse en una opción. No es poco. 

Tanto así que hoy la Derecha cuenta, no con una sino con dos alternativas electorales. Dos postulantes a la Presidencia de la Nación comparten una identidad derechista, más allá de diferencias que no vienen a cuento del sentido de esta nota. 

Tanto Alfredo Olmedo como José Luis Espert se han definido claramente como opciones de Derecha. Por primera vez la Derecha aparece en las encuestas, en números que tienen por base un 5% en las mediciones menos favorables. 

Es cierto que tenemos problemas de organización en ambos sectores, pero esos problemas tienen por causa el creciente interés en participar y la urgencia del tiempo electoral. No me corresponde hablar del modo en que se organiza la campaña de Espert, porque ENCENDER apoya el Proyecto Olmedo Presidente del cual participo activamente. Me limito a decir que quien hoy se reconoce de Derecha tiene al menos dos opciones para participar y expresarse. Los que eligen hacerlo con nosotros perciben de inmediato la ebullición de la que hablo, caótica por momentos pero vigorosa. 

Hoy, la Derecha en la Argentina existe. Y crece. El contexto internacional con Donald Trump en los Estados Unidos y Bolsonaro en Brasil nos favorece. Habrá que ser prolijos, ajustar mecanismos institucionales de participación política, pulir estilos, defectos, etc. Especialmente habrá que recuperar pragmatismo y superar la tendencia a la catarsis por impotencia, esa que hace tormentas en vasos de agua discutiendo como si fueran trascendentes asuntos secundarios o completamente alejados de las posibilidades inmediatas que ofrece la realidad. 

Claro que hay que trabajar, pero estamos. Por primera vez en mucho tiempo, estamos. 

No me interesan la colección de diferencias entre nosotros, -nimiedades frente al abismo que nos separa de izquierdistas y progres de núcleo duro-; soy el que tiende puentes no quien los rompe; y si escribo estas líneas es porque esto recién empieza. 

¡PATRIA Y LIBERTAD!


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López.











3 comentarios:

  1. Ya voy a leer el artículo. Parece interesante.
    Pero quiero que quede claro... los liberales no somos Derecha. Olmedo no se que será, pero Espert es liberal clásico... y no hay nada menos "derechoso" que un clásico.
    La derecha y la izquierda necesitan de la violencia del Estado para imponer sus agendas sociales, culturales y morales. Los liberales en cambio... detestamos el Estado. Hasta tal punto que tenemos nuestra propia utopía: el AnarcoCapitalismo.
    Por favor... con todo respeto pido... saquen a los liberales de aquí.
    Gracias... y ahora voy a leerte. Saludos.

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    1. El liberalismo no detesta al Estado, no somos anarquistas. El liberalismo quiere un Estado limitado frente a la autonomía del individuo y sostenedor del monopolio de la violencia. Y en Argentina históricamente el liberalismo es Derecha, unitarios, Sarmiento, Roca, UCEDE, etc. Anarquía y liberalismo son antónimos. La anarquía es la antesala de la dictadura y el ideal de los imbéciles (algo que quedó más que demostrado en la Guerra Civil Española con los comunistas fusilando). El liberalismo no existe sin Estado, un Estado con determinadas características y funciones. Esa bobera de que "detestamos" al Estado no tiene ningún sentido.

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  2. El comentario de Gardella es tipico del nuevo invento ideologico:"el centro". Ni chicha ni limonada. ejemplo preclaro: Macri. Arriba la Derecha!!. Con la frente bien alta y los objetivos claros!!!.

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Ariel Corbat

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