DE ÁNGELES SUCIOS
Un aprendiz aplazado quiso comprar mi alma,
me le reí yo en la cara y el Diablo a su espalda.
Aprendices de diablos, quemándose con fuego,
confundiendo en su torpeza las reglas del juego.
Como si fuera posible, poder comprar mi alma...
Dejó de ser mía, por aquel sueño sin calma.
La llevo deshilachada en terribles pecados,
me he manchado de Patria y no seré perdonado.
En el infierno me aguarda el lugar reservado
a esos ángeles sucios, los que nunca se arrastran.
Para que haya almas puras, las nuestras son impuras.
La mejor compañía que la muerte regala,
sin más risa en las buenas, ni más llanto en las malas,
son los que pagan en vida, el valor de sus alas.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
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