martes, 12 de septiembre de 2017

BIENVENIDO, NETANYAHU


Por Mario Santos.

Nacido y criado en Balvanera,
columnista de La Pluma de la Derecha.




Mi carta Abierta a “Bibi”.


Bienvenido es usted, Benjamín Netanyahu, a nuestra querida República Argentina, una nación democrática como la suya. ¿O debería llamarlo “Bibi” como le dicen sus amigos?

Bienvenido es un hombre que ha sabido resistir los embates de la progresía internacional, incluido el de la administración Obama, al mismo tiempo que combatía el terrorismo islámico. De la misma manera en que la Junta Militar Argentina se vio atacada simultáneamente por el terrorismo comunista; y, por el otro lado, por la administración progre de Carter, quien debió en cambio ser un aliado en la lucha contra la subversión.

Esta cálida bienvenida se suma a la ya expresada por Marcos Aguinis, Sabsay, Kovadloff, Borensztein, Cohen Agrest, y Andahazi; y va dirigida hacia el hombre que ha manejado la economía israelí de una manera magistral y logró sacarla adelante gracias a sus reformas liberales de recortes de gastos públicos, mientras fue Ministro de Finanzas de Israel durante el período 2003-2005.

Bienvenido es un hombre que, con una trayectoria militar y política implacable, no se deja torcer por los enemigos del mundo occidental, -islámicos y comunistas-, ni por los progres que quieren someter y entregar nuestra sociedad al enemigo. Por eso, que la Sociedad Islámica Argentina y la extrema izquierda lo hayan repudiado, constituyen un buen indicio. Es un indicador de que va por buen camino.

Bienvenido es usted a esta Argentina de Derecho, de libertad, de democracia. Valores que comparten el cristianismo con el judaísmo; tanto es así que a nuestra sociedad occidental la llamamos “judeocristiana”, y hablamos “de valores judeocristianos” constantemente.

Nuestra República le da la bienvenida a los líderes de las naciones occidentales del mundo, con las que esta argentina democrática debe tender lazos de amistad, y es aquel uno de los puntos en que más coincido con el gobierno actual de Argentina: su política exterior. Alejarnos de los estados comunistas o “antiimperialistas” (Venezuela, Irán, China, Rusia, etc.) con los que Cristina Kirchner fomentó alianzas; y recuperar en cambio los vínculos fraternales con las naciones con las que históricamente Argentina ha compartido relaciones políticas, culturales, y comerciales.

Porque nuestro país tiene mucho más que ver con Estados Unidos que con Cuba; con el Reino Unido y con Francia, que con China; con Israel que con Irán y Venezuela; etc.

Israel es un aliado incondicional de Estados Unidos, que además representa un bastión occidental en el corazón de medio oriente, una región donde reina la anarquía y el caos, por un lado, y el despotismo y la tiranía, por el otro. Si usted realiza un análisis, se encontrará sólo con estados fallidos en guerras y convulsiones sociales; o bien con estados totalitarios teocráticos.

Israel es la única democracia estable en la región, y junto a Japón, el país más desarrollado del continente asiático, -donde la pobreza y la miseria abundan-. Se trata al mismo tiempo de un país diminuto -territorialmente hablando- en comparación a sus vecinos, localizado en un área que además no tiene recursos valiosos. Carece del oro negro, tan abundante en toda la región, al punto que Golda Meir (primer ministro israelí) enunció una frase que se volvería famosa en Israel: “Moisés nos trajo al único pedazo en todo el desierto de Arabia que no tiene petróleo”. Y en un país pequeño, desértico, y sin recursos naturales, lograron levantar un país formidable y fuerte. Que ha resistido ataques de todos sus vecinos que se han unido en incontables ocasiones con el sólo fin de destruirlo, y a quienes ha derrotado en todas las guerras que el profesional ejército israelí ha librado. El ejército israelí no solamente no ha perdido ninguna batalla, sino que, además, es “el ejército más humanitario y moral del mundo” en palabras del Coronel Richard Kemp, quien sirvió como comandante de las fuerzas británicas en Afganistán, Líbano, y otros.

Israel es un país ejemplar en materia de Derechos Humanos, en cuanto al respeto con el que se trata a las minorías. El relato de “palestinos oprimidos” es tan falso que se cae con una simple visita al Estado de Israel. Es el único país de medio oriente donde los cristianos (y otras minorías religiosas) no son perseguidos ni ejecutados en público, y el único que no cuelga homosexuales ni lapida a las mujeres infieles. (Recordemos que hoy la minoría más perseguida en el mundo es la cristiana, la cual es masacrada en no pocos países de Medio Oriente). Al mismo tiempo, los musulmanes viven en absoluta libertad sin sufrir ningún tipo de discriminación en ningún ámbito de la vida pública israelí. ¡Incluso tienen representación árabe en el congreso nacional israelí! En un país árabe sería absolutamente impensable la existencia de judíos en un parlamento (si es que existe órgano legislativo alguno en los regímenes autoritarios islámicos de oriente). Peor aún: siquiera hay presencia de judíos en los países árabes, con excepción de una reducida comunidad en Irán. Es lamentable que el desprestigiado organismo internacional conocido como “la ONU” continúe condenando a Israel y a los países democráticos como Argentina; y no se ocupe de Siria, Arabia Saudita, China, y varios otros.

Por eso, bienvenido es Benjamín Netanyahu, como lo serán Donald Trump, y todos aquellos líderes del mundo que sin temor al progresismo internacional y sin miedo a las condenas de la ONU, se paren con firmeza para defender nuestra sociedad, la civilización occidental cristiana democrática; de las garras del islam y del comunismo.


P. D.: Aprovecho para repudiar enérgicamente el comunicado de la agrupación de extrema izquierda autodenominada “Llamamiento Argentino Judío”, -la organización kirchnerista comunista atea que de judía no tiene nada-, en el cual afirman su “preocupación” por la visita del “máximo responsable de la continuidad de las políticas coloniales de ocupación del territorio palestino”. También quiero repudiar la nota del día de la fecha 10 de septiembre de 2017 en Página 12, en el cual un grupo de izquierdistas ateos con apellido judío exigen del Estado Israelí la desclasificación de documentos durante los años 1976-1983 sobre la relación de ese país con el nuestro, afirmando que Israel cooperó con la Junta Militar, vendiéndole armamento y equipamiento que sería utilizado para la guerra contra la subversión y el terrorismo guerrillero, así como para la Guerra de Malvinas. Una desclasificación absolutamente inviable, por cuestiones de seguridad que un país como Israel debe manejar. Además, en esa nota se reivindica la falsa cifra -cada vez más desprestigiada- de 30.000 desaparecidos, y se intenta ensuciar la imagen de la nación y de la Junta Militar, sugiriendo una tendencia antisemita por el número de desaparecidos judíos.

P. D. 2: Gracias por el armamento, el equipamiento, y el apoyo logístico brindado durante la Guerra de las Malvinas. Poquísimos pueblos mostraron su apoyo al argentino. Y nuestra República recordará ese gesto con cariño.