sábado, 24 de junio de 2017

UN MAL HOMENAJE DE LOS POLÍTICOS A JUAN VUCETICH


Grite, grite..lo siento 
me pasa cuando escucho 
un político hablar... 
los ves, están tan contentos... 
esa sonrisa no la juzga ningún tribunal 
por la calle estas vidas valen poco, o nada... 
en mi barrio esa gente tiene hambre y bronca

Hilda Lizarazu (D10s) 



Por el sólo hecho de haber sido Don Juan Vucetich un argentino nacido en Croacia me cae simpático. Tengo mis rayes y no hace falta que todos lo entiendan. Pero más allá de la simpatía personal, lo que hace ilustre a su memoria es la labor científica con la que supo colocar a la Policía de la Provincia de Buenos Aires y a la República Argentina en un lugar de vanguardia. Es una de esas figuras históricas que hay que tener siempre presentes porque ilumina el camino correcto. Y dadas las notorias falencias en seguridad que día a día dañan la vida de los argentinos, cuando no se la llevan, Juan Vucetich es una referencia imprescindible. 

Don Juan Vucetich, imagen de "Entrelíneas"

La casta política argentina, sin intención de generar un vínculo legítimo de representatividad institucional con la ciudadanía, le ofrece en estos días un singular y casual mal homenaje al creador del sistema dactiloscópico para la identificación de personas. 

No es que estén pensando en resolver la inseguridad sobre la base del conocimiento científico, promoviendo la Inteligencia Criminal y el policiamiento inteligente para un mejor aprovechamiento de los siempre escasos recursos; por supuesto que no. Nuestros políticos no hacen eso, salvo honrosas y contadas excepciones, en general no piensan y cuando lo hacen piensan en sí mismos no en lo mejor para la sociedad. Ni siquiera se dan cuenta que están homenajeando a Vucetich, pero el homenaje está ahí, a la vista de nuestros ojos. 

En estas elecciones los candidatos, todos y cada uno de ellos, lleva impresa sobre sí la huella digital del índice, el dedito pecador de la política argentina, con que los mandamás de cada espacio político armaron las listas a su gusto y con, apenas, alguna que otra negociación por los márgenes para que no diga nadie que no hay pluralidad...

Volverán a sonreír en los afiches y, como canta Hilda Lizarazu, esas sonrisas no las juzga ningún tribunal. El crimen de ellos es matar la representividad y suplantarla por su mera voluntad. Sin tener que recurrir a esas anticuadas prácticas de la democracia partidaria, esa cosa engorrosa de llevar padrones de afiliados, definir propuestas y realizar internas, donde puede ganar el que merece ganar (vade retro!!!). Cuentan a su favor con la comunicación modernosa, donde al estilo canchero de la nueva política ¿? con sus nombres de pila que le pone tanta pila a la informalidad para preservarnos del dogmatismo institucional, la política se ha simplificado: a dedo y punto. La banca gana, y la banca es siempre la camarilla que guarda control sobre los sellos de goma. Los puntos somos todos nosotros, esos que estamos obligados a ir a votar en unas PASO que cuestan cerca de tres mil millones de pesos y no definen nada. Sí, la banca nos tiene de punto. 



Y como sigo escuchando a Hilda Liazarazu (tengo días así), me pregunto parafraseando su cantar: ¿cuántas elecciones deberán pasar antes de tener internas de verdad?. Te lo pregunto también. Y no intentes desentenderte, que si pueden obligarnos a esta farsa electoral es porque no estamos haciendo lo que como ciudadanía nos corresponde. Empecemos ahora, entremos a los partidos y hagamos que tengan vida institucional, que decida en todos ellos el voto de los afiliados para que las elecciones de 2019 no sean la misma historieta. 

Cuando nos plantemos como ciudadanos el homenaje a Juan Vucetich será mayor seguridad en las calles y no esta broma de mal gusto. No basta quejarnos de la casta política, hay que marcarle la cancha: 

Y yo espero ver 
que estás 
tan cerca mío, 
cerca mío.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López