martes, 4 de julio de 2017

4 DE JULIO


Por Mario Santos.

Nacido y criado en Balvanera,
columnista de La Pluma de la Derecha.
Enviado especial a los Estados Unidos.



REFLEXIONES SOBRE LA INDEPENDENCIA ESTADOUNIDENSE, LA ARGENTINA Y LAS PRÓXIMAS ELECCIONES.


Siendo hoy una fecha tan importante para el mundo como es la Independencia de Estados Unidos, y tan cercana al mismo tiempo a la fecha de la independencia argentina, creo que vale la pena hacer una reflexión comparativa entre ambos países; a los cuales amo profundamente, pero que lamentablemente –a pesar de encontrarse en el mismo continente- han tenido una historia de desencuentros y caminos distintos.



Por supuesto que mi amor por Estados Unidos no está motivado únicamente por mi admiración por su desarrollo y su acción civilizadora, sino también y esencialmente por lo que representa a nivel histórico y político. Estados Unidos fue el primer país en organizar su vida política en torno a una constitución y a las libertades individuales. Con un profundo respeto por la propiedad privada y la libertad de expresión, Estados Unidos decidió en una acción histórica y pionera, tomar las enseñanzas de John Locke y otros referentes del liberalismo y llevarlas a la práctica. “Crear” la primera república. Algo absolutamente innovador y progresista para la época. Era una “prueba piloto”, para comprobar si funcionaría la división de poderes y el sistema democrático.

Desde siempre y hasta la fecha ha sido una nación innovadora y progresista. Pionero en derechos de las mujeres y de minorías vulnerables; en medicina, ciencia y exploración espacial; en buscar y perseguir continuamente la paz mundial, solucionando numerosos conflictos bélicos internacionales; en combatir el socialismo, el terrorismo, y toda ideología contraria a la libertad; así como derrotando todo tipo de regímenes totalitarios que han aniquilado millares de seres humanos.

Pero no se conformó con ser un pionero en todo ello, sino que sigue siendo a la fecha el principal defensor mundial de las libertades personales y de los derechos humanos, condenando –y en algunos casos interviniendo militarmente- a incontables regímenes opresores. Él y sus aliados. Los admirables Canadá, Reino Unido, Israel, Australia, Nueva Zelanda, y todas las potencias de Europa; hermanos incondicionales de Estados Unidos y todos ellos países altamente desarrollados con los niveles más altos de democracia, progreso, y libertades individuales.

En mi opinión el mundo se divide exclusivamente en dos grandes grupos: Estados Unidos y sus aliados por un lado; y los anti-imperialistas por el otro.

En el primero ya sabemos cuáles se encuentran. El segundo históricamente estuvo representado por la URSS y sus satélites durante la guerra fría, y por aquellos regímenes que se enfrentaron con los EEUU: la Alemania Nazi, la Italia Fascista, el Japón imperialista de Hirohito. Actualmente se podría decir que sus principales miembros son Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Venezuela, entre otros que fluctúan.

Honras militares a San Martìn en Washington DC

El primer grupo representa la libertad, la democracia, el capitalismo, el respeto a la propiedad privada, y todos los valores dentro de los que estamos acostumbrados a vivir en el mundo occidental, y al cual perteneció históricamente la Argentina pre-peronista.

En el segundo grupo se encuentran regímenes autoritarios o totalitarios en los que no existen las libertades personales como la de expresión o de prensa, no hay respeto a la propiedad privada, son socialistas o tienen una intervención estatal absoluta que no da garantías mínimas al capital privado, son estados en los que no existe la república ni la democracia sino que una elite prevalece en el poder a lo largo de los años y décadas, e instalan un sistema opresor donde la población se acostumbra a vivir en el terror y en la prepotencia del estado.

No hace falta tener una licenciatura en Ciencia Política o en Relaciones Internacionales, sino que únicamente mantenerse informado es más que suficiente para darse cuenta en cuál “equipo” nos introdujo la –gracias a dios- expresidenta de la nación, Cristina Kirchner.

El enfriamiento de las relaciones con Estados Unidos, Europa, Israel, y el resto de los países del mundo libre; el acercamiento político, económico, e ideológico a Irán (memorándum de entendimiento entre otros), acercamientos clarísimos a China y Rusia, guiños a Cuba, y ni hace falta mencionar la hermandad y amistad más que íntima con Venezuela.

Mauricio Macri nos devolvió al eje de la libertad. Al grupo de Estados Unidos y sus aliados. Y si bien tengo diferencias enormes con el gobierno de Cambiemos, (como por ejemplo que esté al servicio del marxismo cultural en lugar de combatirlo), es muy probable que los vuelva a elegir en las próximas elecciones. Porque quiero ser parte del mundo occidental, democrático, libre, y cristiano. Porque repudio, rechazo, y me repugnan profundamente los regímenes autoritarios con los que quiere congeniar el Kirchnerismo.

Porque amo profundamente vivir en LIBERTAD.

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