Siempre se ha dicho que los políticos mienten, por lo cual se encuentra aceptado que la mentira forma parte necesaria de la política. Esa creencia alimenta aquella otra, según la cual, hacer política es tirar la honra a los perros. No me gusta esa expresión, porque está destinada a retraer de la actividad política a las personas de bien. Y cuando los buenos se apartan, la política queda en manos de los malos, a los que siempre sirven los idiotas.
Me resisto a aceptar que la política deba estar disociada del honor. Por el contrario, creo firmemente que la política si noble en sus motivaciones y fines puede serlo también en sus medios sin implicar deshonra alguna.
Por supuesto, esa convicción se pone a prueba cuando la mentira se convierte en ley. Y eso, literalmente, es lo que ha ocurrido en la Provincia de Buenos Aires mediante la sanción y promulgación de la ley 14.910 por la que se pretende incorporar "en las publicaciones, ediciones gráficas y/ audiovisuales y en los actos públicos de gobierno el término dictadura cívico militar, y el número de 30.000 junto a la expresión desaparecidos (genocidas -1976 - 1983 - de facto)".
Ese mamarracho, que además de ser inconstitucional es delictivo, por constituir una palmaria falsedad ideológica destinada a ser sistemáticamente repetida, surgió del kirchnerismo a través de un proyecto del diputado provincial Darío Díaz Pérez con fundamentos absurdos.
Como quien esto escribe nunca esperó honestidad de ninguna índole por parte del kirchnerismo, sería ocioso reiterar lo tantas veces dicho en La Pluma de la Derecha: los enrolados en ese proyecto totalitario carecen de nobleza tanto en las motivaciones como en los fines, por ende sus medios son los del corrupto principiando por la mentira. Lo explicó el genial George Orwell en "Rebelión en la granja" y "1984", lecturas siempre recomendadas.
Lo que realmente irrita, no es la mentira de los mentirosos, sino la traición de los que se supone representaban ese cambio esencial de ética republicana que es hablarnos con la verdad. CAMBIEMOS no significaba un mero cambio de nombres, especialmente en la Provincia de Buenos Aires era un cambio hacia la ética que se había desterrado. Y se claudicó de la peor manera, avalando como comparsa del Frente Para la Victoria la mentira que sirvió de excusa para el curro de los derechos humanos; con el que el Presidente Mauricio Macri prometió terminar.
Diputados, senadores y la propia gobernadora de CAMBIEMOS, claudicaron al punto de no poder repetir, lo dicho por María Eugenia Vidal: "Elegimos antes que nada decir la verdad, sin relatos".
Mintieron, para peor las mentiras de otros. Las hicieron ley. Con la naturalidad del político sin nobleza de motivación ni fin, arrojaron su honra a los perros.
Pero, siempre hay un pero desde que Juan José Passo tomó la posta revolucionaria hablando en el Cabildo Abierto de 1810, a pesar de los traidores de CAMBIEMOS la política sigue necesitando de los honestos, de los que van a ella sabiendo conservar su buen nombre y honor.
29 diputados y 16 senadores tiene CAMBIEMOS en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires. De esos 45 legisladores, uno, solamente uno, conservó el decoro, la racionalidad y la dignidad que se espera de un legislador que representa el cambio en la Provincia de Buenos Aires.
Guillermo Castello (CC -CAMBIEMOS) |
Guillermo Castello, para orgullo de la Coalición Civica, rodeado en el bloque de CAMBIEMOS por cobardes e incapaces de pensar por sí mismos frente al discurso residual del régimen K, tuvo el suficiente sentido común para señalar que dos más dos son cuatro y no plegarse a la mentira. En la Provincia de Buenos Aires, por mérito propio, CAMBIEMOS es él y demuestra que sí se puede. El resto, ya por idiotas, por cómodos, por cobardes, por tibios, por corruptos o por todo eso junto, son "CAN-BIEMOS" comida para perros. No fueron capaces de sostener la verdad como principio, se despojaron de su honra.
Me duele y mucho escribir esta nota. Soy y seguiré siendo parte de CAMBIEMOS a través de Unión Por la Libertad (UPL), partido al que estoy afiliado y en el cual milito. Realmente va a ser muy difícil poder votar con convencimiento legisladores provinciales después de esta claudicación absurda frente a la mentira. Espero una reacción, una severa autocrítica del espacio que deje sin efecto este verdadero despropósito, porque para votar levantamanos de proyectos kirchneristas prefiero votar en blanco.
ESTOS SON QUIENES EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES CLAUDICARON FRENTE A LA MENTIRA:
Gobernadora: María Eugenia Vidal
Diputados: Jorge Luis Silvestre, Maximiliano Abad, Rocío Soledad Antinori, Verónica Mabel Barbieri, Eduardo Alberto Barragán, Walter Héctor Carusso, Marcelo Daletto, Liliana Denot, Sergio Martín Domínguez Yelpo, Daniel Hernán Ivoskus, María Alejandra Lorden, Jorge Omar Mancini, Manuel Mosca, Santiago Andrés Nardelli, Luis Alberto Oliver, Sandra Silvina París, Fernando Pérez, Roberto Omar Rago, María Laura Ricchini, Diego Alejandro Rovella, Oscar Alberto Sánchez, María José Tedeschi, César Ángel Torres, María Elena Torresi, Marío Gustavo Vignali, Mauricio Andrés Vivani, Orlando Yans y Vanesa Zuccari
Senadores: Juan Pablo Allan, Elena Pilar Ayllon, Elisa Carca, Julieta María Centeno Lascano, Roberto Raúl Costa, José Andrés De Leo, Gustavo Gabriel De Pietro, Julio Marcelo Dileo, Carlos Alberto Fernández, Walter Daniel Lanaro, Horacio Luis López, Nidia Moirano, Gabriel Bernardo Monzo, Marcelo Antonio Pacífico, María Lorena Petrovich y Eduardo Orlando Schiavo.
A mí no me representan.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López.