sábado, 25 de febrero de 2017

"PODEMOS", EL PERFECTO IDIOTA ESPAÑOL



Si la brillantez pudiera expandirse a la misma velocidad de la idiotez, los problemas del mundo estarían solucionados o en vías de superarse. Pero no, es tal la propagación de idiotas que lo inteligente, es decir lo de peso cualitativo, se debilita cada día más frente al peso cuantitativo de la estupidez. Para peor de males, el idiota ensalza su idiotez con un proselitismo activo de afirmación idiota. 

Había ya caído el Muro de Berlín y colapsado la URSS cuando Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa publicaron su "Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano"; obra con la que la idiotez quedó perfectamente definida como categoría política. 

El título mismo del ensayo suponía, con un gran exceso de optimismo, que la idiotez allí analizada tenía un preciso límite geográfico, puesto que hasta entonces no todos los siniestros eran igual de idiotas. El exotismo latinoamericano que consumían los europeos progres era, apenas, otra confortable fantasía a la altura del realismo mágico literario. Y si a los criminales como Fidel Castro o Ernesto Guevara los veían con un aura romántica, era simplemente desde la seguridad que les daba saber que esa experiencia no se podía exportar a Europa. O sea: irse de putas sí, pero hacer de su casa un prostíbulo no.

Así era, hasta que la progresión geométrica de la idiotez hizo del continente un incontinente y del Océano Atlántico un mero charco. Como una piedra que hace patito sobre las aguas, el virus del perfecto idiota latinoamericano infectó lo más afín de Europa, y España, Madre Patria de Hispanoamérica, ha alumbrado un nuevo tipo de imbecilidad: el perfecto idiota español.



El perfecto idiota español siente que puede, que puede hacer de España lo peor de Latinoamérica. Es una idiotez poderosa y poderosamente idiota. Esta siniestra estupidez colectivista aglutina idiotas con deseos de poder, poder por poder algo, lo que sea, poder por el poder mismo, y así se llaman "PODEMOS".

No tienen altas metas, en eso hay que reconocerles la humildad de saber sus limitaciones, van por lo seguro y fácil: el desastre. Los argentinos sabemos bien que los estúpidos imberbes con el tiempo se dejan la barba para demostrar que no son estúpidos, como ha hecho tanto montonero, pero en general siguen igual de estúpidos repitiendo las mismas estupideces del pasado. Y no es casual que el perfecto idiota español surja ahora, como un efecto no deseado de la democracia, ya que el sistema democrático aunque es el mejor es imperfecto, entre otras cosas por tolerar idioteces. Convengamos que desde siempre en España ha habido idiotas, pero esta perfección de la idiotez, pues no, nunca. En la época de Franco, el Generalísimo no hubiera gastado más que una mirada de desprecio en estos idiotas españoles, pero los rojos, con mejor criterio, los hubieran fusilado en alguna de sus festejadas purgas. Por idiotas, claro.

La idiotez era graciosa en el cine, pero Hollywood quizá haya facilitado el aglutinamiento de los idiotas al fijar pautas visuales de reconocimiento incontrastables que, como en una intrincada estrategia de Pinky y Cerebro, permitan entre los idiotas el surgimiento de un nuevo líder para el control del mundo.

Tomemos por ejemplo al Gran Bufo del celuloide, el genial Jerry Lewis cuando en sus películas interpretaba a un idiota se caracterizaba de tal con determinados e infalibles artilugios que, ciertamente implicaban una certera observación de la realidad. Estereotipó así al idiota más allá de las fronteras, como un tipo de flequillo desordenado, anteojos de estilo y el tipo de cara en que la peculiar expresión de la idiotez encaja a la perfección, especialmente inmutable al momento de decir idioteces de categoría mundial.


Y así es como llegamos a ese notable exponente del perfecto idiota español que resulta el diputado de PODEMOS Iñigo Errejón, quien emergiendo como un líder reconocible para todos los idiotas, sostiene que: "El proceso de transformación en Venezuela le ha dado a la población más herramientas para decidir en lo político; en lo económico le ha dado más dinero".

PODEMOS no es otra cosa que el chavismo kirchnerismo exportado a España.

¡Ay, España! No habrá Cid que te salve si los perfectos idiotas llegan a gobernarte.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López







jueves, 23 de febrero de 2017

COMPROMISO CÍVICO



Hoy, 23 de Febrero de 2017, firmé la ficha de afiliación a Unión Por la Libertad (UPL).

Desde mis convicciones, me sentía en falta por no estar involucrado en la construcciòn de un espacio de representaciòn política. Corrìa el riesgo de convertirme en uno de esos críticos de torre de marfil, puros pero estériles, y creo que por el contrario la condiciòn de CIUDADANO, que reivindico plenamente en cada uno de mis escritos y roles que me toca desempeñar, exige el compromiso de pisar el barro. Prefiero equivocarme o fracasar antes que no intentarlo y por eso no me arrepiento de mis anteriores experiencias polìticas.

Soy liberal, un liberal de derecha. El ideario republicano de UPL, integrante de la Red Liberal de América Latina, es afìn a mi pensamiento.

Tambièn pesan los afectos. Personas por las que siento un gran aprecio militan en UPL, allí están Magdalena Lutz, Presidente del Ateneo Alberdi de Vicente López y con quien venimos trabajando juntos hace años, Yamil Santoro, compañero en Bloque Constitucional y prologuista de mi "Panfleto de Ciudadanía", y Jose Luis Patiño, entre muchos otros con los que nos hemos encontrado muchas veces codo a codo, ya en salones, ya en la calle, defendiendo la Libertad en pleno régimen krichnerista.


Firmé la ficha de afiliación recordando al patriota liberal Pedro Benegas, quien desde PRO LIBRES bregaba porque en los partidos polìticos la vida institucional pase por la voz y el voto de los afiliados. Esa bandera de civismo la llevo siempre conmigo.

¡PATRIA Y LIBERTAD!


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

lunes, 20 de febrero de 2017

QUE NO TE SEDUZCA LA BALADA DEL TRAIDOR


Como alguna vez dijo el General George Patton: "el objetivo de la guerra no es morir por tu país, sino hacer que otro bastardo muera por el suyo". La elocuencia de la frase va más allá del personaje, demuestra que toda guerra implica un plan para matar enemigos. Es simple. Ellos o nosotros.

Por mucho que uno admire a Sun Tzu, como es mi caso, lo cierto es que más allá de los deseos las guerras casi siempre se ganan peleando, matando hasta quebrar la voluntad combatiente del enemigo. Así ocurrió en la Argentina durante la "Guerra Sucia", que no por sucia dejó de ser una verdadera guerra. 

En ese entonces, más allá de la nacionalidad formal de los combatientes, las fuerzas patriotas, que es decir los hombres y mujeres enrolados en las Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado Argentino, enfrentaron a los esbirros de la dictadura castrista enlistados en organizaciones terroristas como ERP y Montoneros. 

Lo que hicieron los nuestros fue esa cosa tan simple descrita por Patton, lograr que un montón de bastardos muriera por su Patria que no era la de la tierra en que nacieron, sino la Cuba comunista. Y conviene recordar que la tiranìa castrista todavía existe para oprobio del pueblo cubano. Las dictaduras comunistas tienen pretensiones de eternidad.  


Cuando se les quebró la voluntad combatiente, los terroristas del ERP y Montoneros dejaron de escribir partes de guerra, copar ciudades, intentar focos en la selva, capturar aviones, asaltar unidades militares, secuestrar y asesinar por doquier.  Pero aún vencidos no dejaron de mentir. 

La frágil memoria argentina compró las mentiras de ocasión, al punto de casi conceder por las urnas lo que el enemigo comunista no pudo imponernos por las armas. 

Así, estigmatizados como genocidas de un genocidio que nunca existió, hay presos políticos en la República Argentina. Cientos de ellos han muerto en cautiverio. 

La paradoja de la historia es que, en rigor de verdad, los presos polìticos lo están por haber impedido un real genocidio al módico precio de unos 7.000 desaparecidos. No les perdonan haber impedido que Santucho matara el millón de argentinos que según su propia estimación se requería asesinar para convertirnos en otra Cuba. Puedo cuestionar los métodos, pero no voy a renegar de la victoria. 

Tengo un profundo respeto por los presos políticos argentinos vencedores de la subversión, pues con socrática virtud llevan las cadenas que la atontada Patria les impuso, del mismo modo que por amor a ella fueron a la guerra a correr el riesgo de ser heridos o muertos. 

Antes del golpe militar de 1976 si los terroristas del ERP, FAP, FAR y Montoneros eran juzgados y condenados mataban a los jueces. Cuando la clase política los amnistió en 1973, de inmediato volvieron a matar. Hoy ningún juez es asesinado por encarcelar militares, trabajo fácil y sin riesgos el de ser desagradecido. 

Por todo esto es que no celebro la detención de César Milani. Muchos parecen no darse cuenta que está preso por las razones equivocadas. Tan equivocadas que nadie debería estar preso por ellas. Los que ya lo estaban son presos políticos y encarcelado con ellos, Milani, el traidor, sigue siendo funcional al enemigo para consolidar el relato falseado de los años de plomo.

La balada del traidor puede sonar dulce en los oídos del rencor, pero es perder la noción de la Justicia creer que se hace justicia cuando lo que se ahonda es la injusticia. Que el traidor padezca lo mismo que aquellos a los que traicionó no mejora la situación. Por Milani no siento más que desprecio, pero su detención no me alegra en lo más mínimo. Al contrario, me preocupa porque complica la liberación de los presos políticos trayendo más confusión al debate abierto sobre la violencia setentista.

Opino con la tranquilidad de saber que no salto ahora, cuando pasado el régimen kirchnerista del que fue cómplice, retirado y preso, Milani está a la sombra sin siquiera ser una sombra; fue cuando estaba en su apogeo que desde este blog le dirigí la carta abierta que reproduzco a continuación. 


"Vicente López, 03 de Diciembre de 2013.-


César Milani: 


La Nación Argentina a lo largo de su historia ha tenido notables militares, no es su caso. 

Auténticos héroes que destacaron en batalla, desde los tiempos de las luchas por la Independencia, alcanzaron el rango de General; pero no soy de los que creen que únicamente los forjados en combate son buenos militares. Admiro profundamente al General Pablo Riccheri, un "General de escritorio" que con su eficiencia sirvió a la Patria haciéndola fuerte al punto de disuadir del combate al posible enemigo, porque sabiendo su oficio entendió que nuestro país "no tiene el propósito de hacer la guerra a nadie para conquistar territorios o gloria militar, de todo lo cual tiene suficiente". Nos armó para la paz. 

Ud. Milani, no está a la altura de esa historia, no brilló en combate ni detrás del escritorio, basta verlo y se nota que sus hombros no están hechos para llevar charretareras de general, se le caen. Igual que Bendini, pertenece a la peor clase de militar: la de los traidores que olvidan la sangre de los camaradas muertos en combate".


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López

domingo, 19 de febrero de 2017

ALEM O LAS ESTATUAS DE GOMA


El gobierno del Presidente Mauricio Macri atraviesa un momento de marcada debilidad. Cumplido el año de gracia que suele concederse a los nuevos gobiernos, no es tanto el frío de la economía sino la tibieza de su convicción política lo que desdibuja las expectativas que generó CAMBIEMOS.

La tibieza del PRO da lugar al chiste, que le pusieron PRO porque sus dirigentes son medio progres. El vicio del PRO, reitero una vez más, es descuidar su base de sustentación por querer congraciarse con los que nunca y por ningún motivo van a votarlos. Cierto, saben que los otros nos resultan invotables; pero no deberían correr el riesgo de caer en la misma categoría.

Comprendo que citar a un suicida quizá sea extremo, pero si Leandro N. Alem murió con aquello de "que se rompa, pero que no se doble", el gobierno vive apegado al marxismo línea Groucho en eso de "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros", y como sufriendo el síndrome de la estatua de goma, se dobla, se agacha, para no ir a ningún lado... en fin: Muchachos, ¡era CAMBIEMOS de una vez, no cambiemos a cada rato!


No cuenta el Presidente Macri con la soja, suerte y vientos favorables que desperdició el kirchnerismo. Por eso es vital que la gestión sea prolija, sin contramarchas ni el dinamismo estéril de una estatua de goma, para que el proyecto político se vea claro. Y para que así sea hay que marcar diferencias. Confrontar con la inercia del proyecto totalitario que intentó el kirchenrismo, civilizadamente, pero con convicción, para desarmar las trampas que dejó la manipulación del pasado con finalidad orwelliana. 

Quienes votamos a CAMBIEMOS votamos un proyecto político tan claro como la Constitución Nacional, cuya supremacía irrestricta es la única vía para superar el daño institucional, la degradación cultural y la merma intelectual dejada por el kirchnerismo.

El PRO no es mi partido, me siento mucho más identificado con Alem que con cualquier estatua de goma. Pero estoy a punto de afiliarme a otro partido que forma parte de CAMBIEMOS, porque creo que hay que hacer mayores esfuerzos para lograr que los partidos políticos funcionen como tales y nos representen. 

Seguimos aquí, comprometidos con el cambio que nos propusimos desde la resistencia al totalitarismo.  Que se rompa, pero que no se doble. Patria y Libertad.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López







domingo, 12 de febrero de 2017

NILDA GARRÉ, AFIRMACIONISTA DE LA MENTIRA


Nilda Garré, afirmacionista de la mentira.

El uso del lenguaje que hace la izquierda da para reírse cuando llaman "negacionistas" a quienes no aceptamos repetir sus mentiras; digamos pues que ellos son "afirmacionistas" de falsedades,

Pretendiendo preservar la mentira que se diluye, argumenta la diputada del Frente para la Victoria Nilda Garré que: "en el último tiempo diversos funcionarios del gobierno han negado el alcance del terrorismo de Estado y el daño que el mismo ha ocasionado en las víctimas. Estos dichos no solo hieren susceptibilidades de personas que han padecido las consecuencias del plan sistemático de terror, o de personas vinculadas a la defensa de los derechos humanos, sino que significan una clara negación de nuestra historia reciente y atentan contra lo dictaminado por la justicia argentina".

Entonces propone encapsular la semilla del mal, preservarla a través de un proyecto de ley que busca sancionar con prisión de seis meses a dos años y multas de 10.000 a 200.000 pesos a quienes negaran crímenes de lesa humanidad, estipulando un agravamiento de la reclusión de uno a cuatro años cuando quien la realice sea funcionario público e incluirá, en ese caso, la pena de inhabilitación por el doble de tiempo de la condena.

De aprobarse ese mamarracho, sería una ley de imposible acatamiento para cualquier persona con honestidad intelectual. 

Que la expresión "30.000 desaparecidos" no es ya otra cosa que una mentira emblemática, por muchos proyectos que presenten, no tiene retorno. Simplemente, si quisieran la verdad no estarían buscando acallar el debate que ya está abierto. Soy de los que sostienen que acá no hubo genocidio, sino una guerra fratricida. Sostengo además que no fue un enfrentamiento entre particulares y fuerzas estatales sino entre fuerzas estatales, de un lado los argentinos y del otro los esbirros de la dictadura castrista.

Diré algo más: venciendo al ERP y a Montoneros los militares argentinos evitaron un real genocidio.

Fue Mario Roberto Santucho, jefe del ERP, quien en carta a su hermano Asdrúbal, soñaba una escenario camboyano en la Argentina: “Creo que para lograr la Patria Socialista vamos a tener que matar a no menos de un millón de personas”. Un millón de argentinos masacrados, 1.000.000, una voluntad criminal desmesurada, para que pudiera imponerse a la República Argentina el "idealismo" de los traidores a la Patria que al servicio de un gobierno extranjero querían importar la tiranía comunista. 

Y desde Montoneros el delirio criminal no era menor. El desprecio por la vida humana no lo evidenciaba tan sólo la crueldad sobre las víctimas en cada atentado terrorista, sino la consideración de los propios elementos: "Nosotros hacemos de la organización un arma, simplemente un arma, y por lo tanto, sacrificamos la organización en el combate a cambio del prestigio político. Tenemos cinco mil cuadros menos, pero ¿cuántas masas más?", decía, sin entender su propio ridículo, lo mismo que si fuera una propaganda de facturas o masitas para alguna confitería, Mario Eduardo Firmenich en 1981, desde La Habana, Cuba, allí donde entre 1978 y 1982 estuvo instalada la comandancia militar de Montoneros en un inmueble del servicio de inteligencia castrista, del cual obviamente dependían.

A todas luces, la mentira que Nilda Garré busca preservar es insostenible; pero su intento demuestra el grado de daño institucional, degradación cultural y merma intelectual que sufre la Argentina, profundizado adrede durante el régimen kirchnerista por la implementación de un fuerte proceso de desmemoria colectiva y control social que hasta llegó a los chicos de jardín de infantes. 

Frente al proyecto de mordaza a la verdad que propone Garré, lo que se impone es preguntarnos por sentido inverso: ¿Cuál es la pena que debería aplicarse a los funcionarios que atribuyan a la Argentina genocidios inexistentes? ¿Cuál pena debe darse a los funcionarios que sostengan mentiras bajo la excusa de ser "emblemáticas"? ¿Cuál pena le cabe a los que ostensiblemente falsean la historia? y además: ¿qué tanto hay que agravar las penas cuando de esas mentiras hayan surgido perjuicios económicos para el Estado Argentino? 

Hay leyes que nunca acataré mientras viva en la Constitución Nacional el espíritu de los Constituyentes de 1853. La irracionalidad del adoctrinamiento totalitario no es admisible de ninguna manera, mucho menos como inercia residual de la dékada infame. La honestidad intelectual no puede más que rebelarse contra toda prohibición de cuestionar, pensar y debatir, porque la verdad no necesita las muletas y sostenes artificiales de la mentira. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López



viernes, 10 de febrero de 2017

EL ÚLTIMO EXHIBICIONISTA





El hombre solitario en la mesa al fondo del bar, la que nadie elige por estar junto a las puertas de los baños, notoriamente consternado, reflexionaba ensimismado revolviendo sin cesar el pocillo de café. Llegué con la culpa que genera toda demora y las disculpas que ensayaba quedaron en nada, porque al acercarme alzó la frente y espetó con evidente desesperación: 

- ¡Juicio Doctor! Tenemos que hacer juicio. 

Si lo saludé no me escuchó o no le importó. Sus palabras me aguardaban como el resorte de esos muñecos de chasco que saltan de una caja. La angustia en su voz le daba un timbre que, sin conocerlo, supuse sería más agudo que el habitual.

- Yo era el último, Doctor, el último de una estirpe con prosapia para conservar la ingenuidad de la sociedad, yo, acá donde me ve, era el guardián de la moral y las buenas costumbres. Lo mío, como lo de tantos otros, era poner a prueba el recato, el pudor, la honestidad sexual de las personas y en especial de las mujeres...
- Disculpe -lo interrumpí- pero no me queda claro qué es exactamente lo que usted hace.
- Doctor, ¿usted leyó a Fontanarrosa?
- Sí...
- Piense Doctor, piense...
- No, si le digo que estoy tratando de pensar pero...
- ¡Yo fui el que lo inspiró a contar el cuento ese del exhibicionista!
- "El flaco, amigo del Dali", ¿Fanego hacía de usted?
- No, una suerte de adaptación libre. No. En realidad el Negro Fontanarrosa me vio una vez en Rosario hacer mi número y me corrió varias cuadras, pensé que me quería cagar a trompadas y por ese entonces yo estaba en muy buen estado físico. Cuando vio que no me alcanzaba me gritó, "pará Flaco, pará que no te quiero pegar". No le creí en ese momento y seguí corriendo. Después escribió el cuento y me cayó la ficha que lo había inspirado.
- ¿Y ahora qué quiere? ¿Hacerle juicio a Fontanarrosa?
- Eso jamás... no soy un buitre ni un desagradecido. Un hombre sensible Fontanarrosa, entendió perfectamente la crisis de los exhibicionistas, se puso en nuestra piel. Mire, yo creo que debe haber andado por ahí intentando abrirse el piloto o el sobretodo, porque describió con detalle las dificultades de hacer lo nuestro. Ahora soy el último...

Si algo me aleja de la profesión que elegí es el perfil de los clientes que requieren mis servicios...

- Tenemos que hacerle juicio a las mujeres, Doctor, a todas ellas.
- ¡Ah! A las mujeres.
- Claro, por defraudación y estafa.
- Una denuncia penal -dije esperando su afirmación para recomendarle un penalista y salir del bar olvidando el asunto para que le caiga a un Pusineri, un Barthe o un Llambías.
- No, un amparo Doctor. Por eso recurro a Usted.
- Sabe que pierdo en todos los amparos que intento -busqué desanimarlo.
- Sí Doctor, lo sé. En Tribunales le dicen "el amparista de las causas perdidas", pero es que yo sé que esta es una causa perdida, pero de las causas justas y nobles, como defender la Constitución Nacional por eso le traigo esta inquietud.

Adulador el tipo, y todos tenemos un ego. Decidí escucharlo, al fin de cuentas disponía de unos minutos.

- Quiero que mi arte no muera, que la sociedad conserve el pudor, la capacidad de escandalizarse, la decencia... En los tiempos dorados, cuando los exhibicionistas eramos el termómetro de la moral, daba gusto invertir en un Perramus, ahora en cambio el esfuerzo no justifica ni un poncho importado de china.
- Y su reclamo concreto, el fundamento del amparo, ¿cuál sería?
- ¡Es muy claro Doctor! Artículo 19 de la Constitución Nacional, me lo sé de memoria: "Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe".
- Textual. Y bien recitado.
- Gracias, es casi un poema. Miré, yo quiero ofender a la moral, quiero ser perseguido por la ley, pero ya nadie se ofende, no hay moral, ningún policía se preocupa por aplicar el Código Penal por exhibiciones obscenas, los legisladores ni piensan en aumentar la pena y ¡¿cómo van a querer hacerlo si las mujeres han perdido todo el recato?! ¿Sabe, Doctor, lo triste que ha sido para mí verlas en tetas alrededor del Obelisco? Danzaban alrededor del monumento al falo porteño, ¿entiende?, ¡¿Cómo puede competir cualquier exhibicionista artesanal contra la contundencia del Obelisco?!

Quedé perplejo por un instante.

- ¿Va a tomar mi caso Doc? -preguntó dándose una confianza que no le había dado.
- Déjeme pensarlo unos días.
- Piénselo, por la moral y las buenas costumbres, por la inocencia perdida, por ese rubor de las mejillas que ya no se recuerda.
- Bueno, veremos. Llámeme a comienzos de la próxima semana.
- ¡Ah! Eso capaz que se me complica un poco, pero bueno me las ingeniaré para llamarlo.
- ¿Cuál es el problema?
- Ninguno. Nada. No, lo que pasa es que me estoy yendo a vivir a La Pampa con los menonitas y lo de hablar por teléfono puede ser complicado...
- ¿Con los menonitas?
- Claro, ahí creo que lo mío puede andar... Pero lo llamo, porque yo soy de ciudad, un tipo urbano. Me exilio por necesidad.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López.


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miércoles, 8 de febrero de 2017

"UN CAFÉ PATRIOTA, UN CAFÉ MASÓN"


Café de Marco, Perón 1259. CABA.

No tiene mayores misterios el Café de Marco, pero siendo un establecimiento bien simple impone su encanto particular. Declarado sitio de interés cultural por la Legislatura Porteña, el lema "Un café patriota, un café masón" es una buena definición de su punto temático: la masonería y la Revolución de Mayo. Las paredes del café dejan picando temas para la charla con impronta sanmartiniana. Y es, para mi gusto, un ambiente agradable. 


El repaso histórico que insinúa el nombre del café, se evidencia en las mesas con los manteles en papel impreso que cuentan el origen en la esquina de las calles Santísima Trinidad y San Carlos, donde Don Pedro José Marcó inauguró su café, que tendría un gran auge alrededor de 1810. Allí cerca de su nuevo emplazamiento, al que podríamos definir como una segunda época, tiene su sede la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones (Perón 1242). 


La relación del café con la orden masónica es franca y abierta, pudiéndose obtener allí folletos sobre la misma. No soy masón ni tengo interés en serlo, aunque afirmaciones o negaciones al respecto suelen ser intrascendentes; hay cosas de las que nadie se convence por lo que diga el interesado. No obstante, muchos de los personajes que admiro de nuestra historia han sido masones: José de San Martín, el Bardo de la Libertad Don Vicente López y Planes, Domingo Faustino Sarmiento y Roque Sáenz Peña, por sólo citar algunos.

En definitiva, un buen lugar para una charla de café o almuerzo. Si es almuerzo recomiendo el pernil de cerdo con papas españolas y, de postre, tarta de manzana. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

viernes, 3 de febrero de 2017

POR LA VERDAD




En estos días, a partir de los dichos de Juan José Gómez Centurión, Victoria Villarruel ha logrado exponer en forma muy clara una parte de la verdad que contribuye a esclarecer a la opinión pública sobre lo acontecido en los años de plomo y sus consecuencias.

Así, se abre una importante brecha en el relato consolidado por el régimen kirchnerista durante su década infame. Corresponde seguir en esa línea hasta desmoronarlo, siendo vital mantener la serenidad en todo debate. Desde el CELTYV (Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas) ha demostrado Villarruel, abogada de Bloque Constitucional, que la simple verdad es irrefutable.

Hay detrás de este momento años de mucha resistencia a la mentira organizada por la izquierda y repetida por el progresismo, años en los que en medio de la indiferencia o la inconprensión general batallaron tipos como Nicolás Márquez, Agustín Laje Arrigoni o Arturo C. Larrabure, por citar algunos. Con otros modos, acaso el grito que requería estar en medio del cerco y la virulencia del relato K, también hizo lo suyo Cecilia Pando.

Esclarecer el pasado contribuye a racionalizar el presente y vislumbrar el futuro.

Falta mucho, es cierto, pero contra toda adversidad estamos yendo.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
Estado Libre Asociado de Vicente López