viernes, 20 de enero de 2017

ÉRASE UNA VEZ... UN PELOTUDO



En los últimos años se ha cobrado conciencia de la violencia de género. Pero sólo en un sentido de la vía. El discurso feminista, el de las comunistas a las que con acierto Nicolás Márquez y Agustín Laje Arrigone llaman "feminazis", grosero, burdo y chabacano, ha estigmatizado ya no al machismo sino a la mera hombría como territorio de primates violentos propensos al grito insultante, el sopapo fácil y vocación de femicidas. 

Nada, por cierto, más alejado de la realidad, pues la hombría es cosa de caballeros y ser un caballero implica un trato delicado hacia las damas. Sin embargo el prejuicio fácil, potenciado en la manía victimizante del kirchnerismo (que colocaba negociados detrás de cada víctima), al hacer de toda mujer una potencial víctima de los hombres, ha ocultado que en el infierno de la violencia de género también hay varones sufriendo horribles suplicios.

La Pluma de la Derecha quisiera solidarizarse pues con ese pobre hombre, ese infeliz maltratado por una mujer y que ocultó su condición de sometido hasta que el maltrato en toda su obscenidad quedó expuesto ante la sociedad. Más aún, brindar el consuelo de la solidaridad de género al desdichado que en su relación laboral atestigua por sí, que la tiranía lleva nombre de mujer. Demuestra el terrible caso, que no se está exento de sufrir abuso por tener un título de abogado; en especial cuando quien victimiza es alguien de cuyo título se duda. 

Quisiera solidarizarme, pero no puedo. De hecho no paro de reírme. Escribo entre carcajada y carcajada, porque la verdad es que Oscar Parrilli se lo tiene bien merecido. Su carácter público de político mediocre lo califican para la sátira humorística. Los obsecuentes, en definitiva, son trapos de piso y merecen ser tratados como tales. El defensor fanatizado de Cristina Fernández, no podía ser otra cosa que parte de una relación insana; tal como lo muestra este diálogo, surgido de una escucha telefónica hecha noticia por INFOBAE, entre el esclavo y su ama:

– Hola
– ¿Quién habla?
– Yo
– ¿Quién es yo?
– Yo, pelotudo. Empezá a buscar todas las causas que le armamos…No que le armamos, que denunciamos a Stiuso. ¿Viste los diarios?
– No, todavía no me llegaron.
– Usá internet, pelotudo.

La única conclusión posible, de cara a la evidencia, es aquella inolvidable sentencia pronunciada por Luis Brandoni en "Esperando la carroza"


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López

1 comentario:

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Ariel Corbat

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