lunes, 31 de agosto de 2015

LA HORA DE MARÍA EUGENIA VIDAL


En la dinámica política hay que interpretar tanto los sucesos puntuales como el contexto y las intenciones detrás de cada decisión relevante. Y allí donde lo que pueda pasar es una incógnita, como diría Borges:  siempre el coraje es mejor, la esperanza nunca es vana.

Es evidente, por el tenor de sus declaraciones, que Felipe Solá no se anima a gobernar otra vez la Provincia de Buenos Aires. Lo demuestra su tajante definición sobre la imposibilidad de un acuerdo entre UNA y CAMBIEMOS, que seguramente es celebrada por Aníbal Fernández como directo beneficiario. 

Felipe vuelve a estar en modo "hacerse el boludo", característica que según él mismo reconoció (alguna vez ante CQC) le sirvió para mantenerse en el poder durante el menemismo, y que ahora resulta funcional al kirchnerismo.

El asunto es que sin un acuerdo que contemple las renuncias de Massa y Vidal la victoria del kirchnerismo prácticamente está sellada

Los hechos políticos, aquellos que caen por azar (como los dichos de Tévez sobre Formosa) o impunidad manifiesta, (como las maniobras de fraude en Tucumán), sean de la gravedad que sean no modifican sustancialmente la tendencia del voto, lo que demuestra que no es racional;  especialmente en cuanto a disminuir el caudal oficialista. Las PASO y las encuestas posteriores indican que el voto kirchnerista permanece inmutable, incluso creciendo en intención de llevar a Scioli a la Presidencia. Así de mal está el país, con una primera minoría (ya no mayoría) donde parte quiere continuar camino a Venezuela y otra parte espera que Scioli sea otra cosa de lo que parece. 

El panorama es desolador en la segura derrota. Salvo que se produzca un acto político conmocionante que pueda redirigir las intenciones del votante opositor, ese espacio que matemáticamente es mayoría. Y acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", sea esta la hora de María Eugenia Vidal. 



Frente a la hostilidad de Felipe Solá, tiene María Eugenia la posibilidad de ganar el centro de la escena política. La jugada, puestas las cartas sobre la mesa, es presentarse dispuesta al sacrificio, ofrecer lo que se espera de un político honesto: generosidad, grandeza, subordinación a intereses superiores. Teatralidad política, dicho esto no en un sentido de engaño, ni menoscabo hacia la puesta en escena, sino valorando lo que el presente político tiene de show.

Si María Eugenia Vidal, por sí, sin requerir siquiera el respaldo de Mauricio Macri, se presenta en público ofreciendo en conferencia de prensa la disponibilidad de su renuncia a cambio de ese acuerdo entre UNA y CAMBIEMOS que permita derrotar al kircherismo, todo el peso del no acuerdo recaerá en el Frente Renovador

En tal caso será Felipe Solá el villano absoluto e indiscutido mariscal de la derrota, para desencanto de muchos de sus votantes, dejando a Vidal en el rol de dama heroica. Ese acto político podría sumarle al PRO votos que necesita imperiosamente si realmente pretende ganar la elección presidencial como acceder a la gobernación. Y es que, aprovechando su condición de mujer, hay también un aspecto emotivo o sentimental, en un clima de época relevante para la cuestión de género, capaz de revertir parcialmente el rumbo de los votos que en las PASO fueron a Domínguez. 

Esta puede ser la hora de María Eugenia Vidal, si es que a más de ponerse las botas de lluvia se puede calzar los botines y salir con los tapones de punta.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López