El miércoles 18 de febrero, antes de la marcha, escribí en Facebook:
18-F. No importa el clima, yo voy.
Estaré desde las 17:00 hs en Corrientes y Pueyrredón integrando las columnas de "Consenso Republicano en Red" y "Bloque Constitucional".
Marcho por el esclarecimiento de la muerte de Nisman.
Marcho por disciplina, como integrante del Ateneo Alberdi y Bloque Constitucional entidades que adhieren y convocan.
Marcho aunque no me agraden los fiscales, ni esa veleta que es el Poder Judicial, ni el silencio al que convocan, ni el absurdo carácter "apolítico" de la convocatoria.
Marcho porque no se puede evitar el conflicto indefinidamente.
Marcho a pesar de la falta de convicciones republicanas que ostentan los principales líderes de la oposición.
Marcho aunque no sepa qué carajo voy a votar en Octubre.
Marcho para impedir el autogolpe kirchnerista, porque el régimen es un tigre de papel, esencialmente cobarde y que sólo se agiganta cuando percibe el temor en la pasividad.
Marcho por la Supremacía de la Constitución Nacional.
Marcho porque Patria es República y Libertad.
Y marché. Bancando los trapos, si cabe la expresión, junto a los colegas de Bloque Constitucional. Era difícil, avanzando entre la multitud de paraguas, tomar una dimensión exacta de la convocatoria; pero a medida que nos íbamos acercando al Congreso de la Nación percibíamos que la jornada podía ser histórica. Era notoria entre la concurrencia una satisfacción por la presencia del otro: si el dolor había convocado la respuesta era, en cambio, reconfortante y las sonrisas iban ganando los rostros. Creo que la lluvia contribuyó mucho a ese buen clima, acaso porque potenciaba la promesa de salir a la calle en defensa de la República bajo cualquier adversidad.
Como postales de la buena onda reinante valen estas imágenes. Ricardo Mihura Estrada, Presidente de Bloque Constitucional, no pudiendo contener su fervor republicano, transformó un tacho de basura en el improvisando estrado desde el que arengó a las multitudes cívicas en la esquina de Hipolito Yrigoyen y 9 de Julio, observado desde lo alto por la compañera Evita. En tanto Marta Torres y su hija, del Ateneo Alberdi, siendo que el paraguas no alcanzaba a dar buen resguardo de la lluvia lo reforzaron con los pilotines que la iniciativa privada, es decir el mercado detectando necesidades y ofreciendo soluciones, puso al alcance de la cartera de la dama y el bolsillo del caballero.
Llegando al Cabildo era imposible no ver el paralelo con aquel momento de 1810 y bajo los paraguas sentirnos ser el mismo pueblo queriendo saber de qué se trata. El sagrado espíritu de Mayo estaba ahí, venerado en el canto del Himno Nacional surgiendo de la multitud ciudadana a la sola vista del histórico Cabildo. Seguimos caminando para dejar que otros pudieran completar el recorrido. Así emprendimos el regreso.
Al llegar a casa la televisión permitía entender mejor la magnitud de la marcha. Su registro fotográfico iba a dar la vuelta al mundo.
Hoy volví a escribir en Facebook:
Estuve. Uno más entre tantos miles. Empapados bajo la lluvia se vivió un clima de esperanza republicana, con ganas de enfrentar la tormenta totalitaria. Queda mucho por hacer para que los candidatos de la oposición se pongan a la altura del civismo manifestado en las calles. Que la lucha por la República y la Libertad no se conforme con la testimonial de ayer.
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Estado Libre Asociado de Vicente López