28 de Abril de 2011, mi madre en el Foro de las Ciencias y las Artes asistiendo al debate entre Rafael Bielsa y Ricardo López Murphy. |
El 2 de Junio falleció Dora Isabel Kesseler, mi madre. C'est la vie.
La llamábamos "Patricia", y al dolor del momento lo sobrevendrán los buenos recuerdos de su bien vivida vida. Porque es un hecho que:
"nunca se va quien supo dar amor,
siempre se queda el verdadero amor,
cierro los ojos y vuelvo a sentir
que me rodean sus brazos cuidando de mí".
El año pasado le detectaron cáncer de páncreas y lo afrontó con entereza, coherente con su sentido práctico de la vida se dispuso a seguir las indicaciones médicas. Así sobrellevó la quimioterapia y no se doblegó cuando aquella falló. Plenamente consciente de la gravedad de la enfermedad hizo un balance muy positivo de su vida: a sus 72 años no tenía ninguna clase de cuentas pendientes y estaba feliz por haber disfrutado de sus nietos.
Imagen tomada de "Gesto sin edad" |
El dolor la llevó a estar internada en el Hospital San Juan de Dios de Ramos Mejía, allí la morfina le dio alivio y el amor de la familia se hizo presencia a su lado acompañándola las 24 hs. Aunque los médicos habían previsto darle el alta el 2 de junio, para que continuara el tratamiento paliativo en su casa, ella prefería seguir internada. Desde chica le gustaba discutir, tanto que su padre la llamaba "abogado Alpargata: si no la gana la empata", así que al fin de cuentas, una vez más, se salió con la suya. No hubo alta. Desmejoró muy rápidamente. Estuve con ella, sosteniendo su mano con las mías y mirándola a los ojos. Le dije, como tantas veces pero distinto, "Te quiero mucho Mamá", ella respondió con el gesto, sin poder decir ya las palabras siempre pronunciadas. A partir de entonces su mirada se fue apagando a la par de la respiración. Cerré sus ojos.
Un amigo me dijo esa misma noche: "Yo quiero morir así, de la mano de mis hijos", y cada día que pasa valoro más esa frase. También me consuela haber presenciado aquella escena en la Estación Once que registré en la nota titulada: "MADRE"; CUANDO LO ESENCIAL PUEDE VERSE.
El cáncer es una enfermedad terrible porque puede ensañarse en extender el dolor, haciendo desear lo indeseable y pensar lo impensable. La muerte, como una vieja amiga, acudió a tiempo siendo cortés y elegante.
Gracias a todos por el acompañamiento. Los mensajes, llamados, presencias, abrazos, comentarios, han cumplido sobradamente su función reconfortante. En paz. Muchas gracias.
De aquí en adelante, su recuerdo será esa sonrisa vital que dejan a su paso quienes saben vivir.
De aquí en adelante, su recuerdo será esa sonrisa vital que dejan a su paso quienes saben vivir.
J. Santiago Tamagnone (h)
Frente a un dolor tan devastador como es la muerte de la madre nada se puede decir. Además, por lo que contás de su vida, ya todo está dicho: "Vivir se debe la vida de tal suerte/ que viva quede en la muerte". Un abrazo
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