El año entrante se cumplirán 30 años de la sanción de la Ley 23.187. Buen momento para que los abogados reflexionemos sobre el saldo que deja la experiencia de la colegiación obligatoria a través de la existencia del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal.
Incómodas preguntas volverán a revolotear por el aire, ejemplo: ¿En estos 30 años ha crecido o disminuido el prestigio de los abogados? ¿Con la Ley 23.187 ha ganado la abogacía en libertad y dignidad? ¿Es positivo que los miles de abogados que ejercen su profesión en la Capital Federal sean apiñados en la misma bolsa? ¿Atenta la masividad contra la posibilidad de un estandar ético más alto que el mínimo legal?
Honestamente hay algunos elementos con los que ya es bastante desagradable compartir la condición de abogado, yo no quisiera estar matriculado en el mismo Colegio que ellos.
Mientras tanto, miles de abogados cautivos como aportantes del sistema de colegiación obligatoria permitimos el despilfarro de inaugurar escaleras mecánicas, el año pasado las que iban al entrepiso, ahora las que van al subsuelo, casi una alegoría de los que quieren quedar bien con Dios y con el Diablo, una para abajo, otra para arriba, pero acá nomás en Corrientes 1441; lejos del cielo y no tanto del infierno.
El Presidente del CPACF, Dr. José Roberto López y el Dr. Jorge Rizzo inaugurando las nuevas escaleras. |
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López