jueves, 23 de octubre de 2014

"LA INTOLERANCIA"


La Academia Universal de las Culturas convocó a una serie de intelectuales para el Forum Internacional Sobre la Intolerancia, realizado en Marzo de 1997. Fruto de ese encuentro surgió un libro, sin vencimiento a la vista, que he leído con sumo interés y al que, por necesidad del lamentable contexto argentino, tendré a la mano durante mucho tiempo para consulta permanente.


Lo encontré en la mesa de saldos de una librería de la Avenida Corrientes, y supe de inmediato que tenía que leerlo. "La Intolerancia", impreso en Argentina durante Diciembre de 2006 por Ediciones Granica SA, lleva prefacio de Elie Wiesel y además de compilar las exposiciones presentadas al Forum, registra parte de los debates realizados en el mismo. 

Nombres como Umberto Eco, Paul Ricoeur, Monique Canto-Sperber, Yujiro Nakamura, Italo Mereu, Jacques Le Goff y Mohammed Talbi, entre otros, dan una idea del rico contenido de opiniones que ofrece el libro. Desde luego al ser una obra que suma trabajos de distintos autores hay elementos para la reflexión y debate, también altibajos.

El punto alto lo encontré en la participación de Paul Ricouer, quien advierte que la conquista de la tolerancia enfrenta distintos riesgos, incluso los del pluralismo. "Tales peligros son, por una parte, el movimiento pendular que desplaza el respeto de todas las diferencias hacia aun elogio de la diferencia por la diferencia misma, el cual conduce finalmente a una cultura de la indiferencia, y por la otra, la aparición del fenómeno de anomia, de marginalidad, incluso de criminalidad, frente a la cual sociedad, inerme por su incredulidad generalizada, es incapaz de oponer defensas eficaces y, sobre todo, fiables. Los únicos signos que se revelan como todavía capaces de despertar a nuestras sociedades de su sueño de indiferencia, son las manifestaciones esporádicas de indignación frente al claro hostigamiento de que son objeto los miembros más frágiles de nuestro entorno".

El punto bajo me pareció la intervención de Ariel Dorfman, cuyos prejuicios dominan el relato que hace de una noche en Santiago de Chile, protestando contra Augusto Pinochet en Junio de 1986, cuando un soldado le apuntó con su ametralladora. Sus percepciones del hecho, suponiendo que lo narrado sea un hecho, pone al soldado en el lugar del salvaje brutal y temeroso que pudo ser amansado por la mirada civilizadora del idiota latinoamericano que escribió "Para leer al Pato Donald".  O sea, un cuento sobre el exotismo latinoamericano que consumen los europeos progres, 

El libro, empero, es una buena aproximación para razonar sobre los alcances de la tolerancia como virtud y sus límites tanto con la intolerancia como con la indiferencia. Monique Canto-Sperber lo expresa en estos términos: "Hasta cierto punto, es posible admitir que sea moralmente bueno tolerar algo que se desaprueba, sea porque el no interferir en las acciones u opiniones de otros presenta alguna ventaja o porque tiene un valor intrínseco (por lo menos, en las culturas liberales). Pero franqueado ese umbral, tolerar el mal deja de ser bueno y se convierte en un mal casi tan grave como el hecho de cometerlo uno mismo".

Contiene también opiniones que reniegan de la tolerancia por considerarla casi una concesión a contramano del respeto, posición que no comparto. La tolerancia es el mínimo de convivencia, aquello que una sociedad puede exigir a sus componentes; el respeto o el afecto, en cambio no pueden ser exigidos ni impuestos, implican una valoración positiva que la tolerancia no necesita. 

También se lee que debemos estar siempre el lado de las víctimas de la intolerancia, y comparto que sí, pero ello siempre y cuando las víctimas sean víctimas y no victimarios. Muchas veces la opinión publica internacional se forma con la opinión publicada que, como en el caso de la Argentina durante los años de plomo, es intencionadamente falsa. Así, cuando se habla de los desaparecidos se intenta hacer creer que eran simples víctimas de una dictadura

Recomiendo fervientemente la lectura de este libro y aconsejo conservarlo cerca, lo necesitamos y lo vamos a seguir necesitando, porque como bien afirma Hervé de Charette: "La tolerancia no es un rasgo innato de la naturaleza humana, sino una lucha, una conquista".


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López