Daniel Scioli, ¿afectado por el síndrome del felpudo? ¿O simplemente felpudo? |
Allá por 2010 escribí una nota titulada: "¿Scioli Presidente?" y en 2013 otra a la que llamé: "Daniel Scioli, el cinismo como arte". Ninguna de las dos ha perdido actualidad. De hecho, las traigo a la memoria porque acabo de descartar un borrador al darme cuenta que estaba escribiendo lo mismo.
Frente a un proyecto totalitario, como lo es el kirchnerismo, no puede hablarse en términos virtuosos de Daniel Scioli. Si alguna vez se lo pensó como una suerte de contrapeso en favor de la moderación, su trayectoria desde 2003 lo pinta como un político falto de convicciones, sin ideología, que sobreactuando su perfil conciliador se muestra en constante genuflexión ante el poder que lo degrada y humilla públicamente, con la única finalidad de seguir siendo parte de ese mismo poder. El poder por el poder mismo, a cualquier precio. Kirchnerismo puro.
Agarrarse el poder a cualquier precio, la conducta de Daniel Scioli. |
En alguna ocasión dijo Daniel Scioli: "conmigo nunca van a ver posiciones extremas", sin embargo exhibe una sumisión extrema, rastrera. Con un sarcasmo que va más allá de su persona, Jorge Asís lo define como "el líder de la Línea Aire y Sol", y el amianto con que pasa a las encuestas demuestra que la indignidad cotiza electoralmente. Nada sorprendente para un país "de buena gente", aunque hipócrita a más no poder.
No guardo ninguna simpatía por la psicología, esa seudo ciencia por demás sobrevalorada en la República Argentina, pero hay algo anormal, insano, enfermo, en el proceder de Scioli. Es un hecho que ha sido doblado al punto de lamer el piso con gusto, casi con frenesí. Su última aparición pública fue sonreír a la diestra de la Presidente Cristina Fernández, pasar por un fantoche mientras ella hablaba de los alfajores. Subrayemos que el contexto nacional, todo esto que vamos logrando, habla de una larga demencia social.
Una explicación posible podría ser la culpa. Quizás, en el caso específico de Daniel, sienta culpa por el secuestro de su hermano José en 1975. Mariano Confalonieri, autor de El Candidato (Editorial Planeta), dice en un reportaje realizado por Perfil que "en Julio del 75 el blanco que había elegido la organización guerrillera, que todavía no se sabe si fue Montoneros o el ERP, pero alguna de esas dos fue, era Daniel Scioli en realidad, pero ese día Scioli cambió la rutina de su día, y terminó siendo el blanco Pepe Scioli que iba al secundario en auto. Fue secuestrado y estuvo en cautiverio más de 25 días. Ese fue un proceso muy traumático para la familia, porque llamaban los secuestradores, el padre cada vez que terminaba de hablar con los secuestradores se desmayaba, finalmente se pagó un rescate que nunca quisieron decir de cuánto era, lo dejó en un depósito de baño de bar público".
José "Pepe" Scioli en el diván. |
Sucesos de esa índole dejan consecuencias. En un reportaje el propio José "Pepe" Scioli lo explica así:
-Hay un evento muy traumático en tu vida. A los 15 sufriste un secuestro.
-Uno a los 15 años no se da cuenta, pero te marca para siempre. Con mi psicóloga analicé que muchas veces quizá necesito salir intempestivamente de algunas situaciones y puede tener que ver con eso, con sentir que uno está en un encierro, atado, vendado, privado de su libertad.
-¿Quién te secuestró?
-Fue un grupo evidentemente subversivo, porque tener en cautiverio por 25 días no es de una organización común. Aunque no es del todo claro, todo indicaría que el ERP.
Entrega de pensiones graciables para presos políticos de la dictadura. Daniel Scioli, una pieza más del relato K. |
Podría escribir una novela explicando en la patología del felpudo la entrega de sí mismo que Daniel Scioli ha hecho al kirchnerismo, sector que reivindica de pleno a los secuestradores de su hermano. Una traición, involuntaria en el mejor de los casos. Si hasta es posible que parte de los dineros que, bajo su gestión, mal gasta la Provincia de Buenos Aires en la farsa de la "memoria" haya servido para dar chapa de mártir a alguno o algunos de los "jóvenes idealistas" que atormentaron a la familia Scioli con la extorsión sobre la vida de Pepe. Siempre y cuando los haya alcanzado la "justicia" de los años de plomo.
Puede ser que por solidaridad con su hermano, Daniel necesite sentir también que "está en un encierro, atado, vendado, privado de su libertad". Ocupando, tardíamente, el lugar que los guerrilleros le tenían reservado pero que padeció su hermano.
Esa, claro, es la explicación piadosa. A los enfermos hay que tratarlos. El síndrome del felpudo quizá pueda ser curado por un buen psiquiatra. La otra explicación es que sea simplemente eso que parece: un perfecto kirchnerista.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López