Luego del bochonoso incidente del 2012 que la dejó retenida en el Puerto de Tema, Ghana, la Fragata Libertad será sometida a un nuevo escarnio por parte del gobierno de Cristina Fernández: a mediados de 2014 será llevada a La Habana.
Si bien celebramos que a falta de gozar libertades pueda el pueblo cubano ilusionarse con la llegada y vista de nuestra Libertad, es condenable que sea llevada allí para rendir tributo a la envejecida y rancia dictadura comunista que oprime al pueblo de Cuba desde hace más de medio siglo. Nuestros barcos no deberían ir a Cuba para brindar pleitesía a los tiranos, sino para cañonearlos.
Así debería ser. |
Será penoso que la Fragata Libertad acuda a esas aguas, tantas veces desafiadas por valientes balseros deseosos de ser libres, en plan de congraciarse con los asesinos de libertades. También será otro gesto ratificando que los cubanos son para los gobiernos de Latinoamérica, y en particular para el argentino, una especie de sub-humanos que no tiene derechos, ni siquiera el de elegir su propio destino. Seguramente el dictador Raúl Castro podrá darse el gusto de ser recibido a bordo, si es que el sólo nombre de Libertad no le causa urticaria.
Libertad, suspiro de los cubanos. |
El montonero Jorge Luis Bernetti, como no podía ser de otra forma en tanto esbirro de la dictadura, celebra esta nueva claudicación impuesta a las Fuerzas Armadas. En una nota escrita en el pasquín oficialista Página/Bolche, diario fundado por Jorge Lanata con dineros mal habidos del ERP, se jacta porque "algo ha cambiado en el mundo y también en la Argentina para que un navío militar realice una visita amistosa al Estado socialista, otrora centro de la 'guerrilla subversiva'".
Bernetti llama "estado socialista" a la tiranía, y aún con el entrecomillado reconoce que fue el centro de propagación terrorista que dirigió a las organizaciones guerrilleras. De hecho Montoneros terminó teniendo su "Comandancia Militar" instalada en La Habana, en un inmueble dispuesto al efecto por la dictadura castrista.
Queriendo ensalzar la gestión de Agustín Rossi en el Ministerio de Defensa, Bernetti propone otro capítulo del relato K pretendiendo que "la Argentina ha construido, en el marco de un modelo nacional-popular, una nueva política de Defensa". En el relato enumera cuestiones absolutamente insustanciales, con omisiones realmente sustanciales. Ni un cohete sonda de limitada aplicación, ni el rastreo de documentos de una dictadura terminada hace más de 30 años, ni un par de tertulias sobre ciberdefensa con el brasileño Amorim, ni la intalación de la base Petrel en la Antártida, ni promesas de dudoso cumplimiento hacen realidad la existencia de una política de defensa. Ratifico pues lo que escribí oportunamente:
"Bajo el kirchnerismo, no exhibe el país otra política de Defensa que no sea la pasiva aceptación del deterioro material y el agresivo ataque a la tradición. Mucho más cuando existe jactancia de la ausencia de hipótesis de conflicto, como si ello fuera un galardón y no la confesión de negligencia que nos deja en total indefensión por absoluta imprevisión. La gestión que encabeza en el área de Defensa el Ministro Agustín Rossi es una mera continuidad de Arturo Puricelli y de Nilda Garré, lisa y llanamente un mamarracho.
Mientras dedicaba su tiempo a buscar biblioratos de la vieja dictadura, nuestros vetustos aviones quedaban fuera del operativo Cruzex 2013, en Brasil, por motivos administrativos. Así surgió la paradoja de Agustín Rossi: quien exhibe biblioratos como logro es un inútil por razones administrativas".
Omite Bernetti que seguimos sin rompehielos para asegurar presencia constante en la Antártida, como también omite que en lugar de esperar la provisión de vehículos Gaucho el individuo al frente del Ejército, César Milani, mendiga Hummer a los Estados Unidos para involucrar a las fuerzas armadas en la lucha contra el narcotráfico. Omite que dependemos para nuestra defensa de la buena voluntad de terceros. Omite que no somos una amenaza para el invasor británico. La memoria kirchnerista es un enorme olvido selectivo.
La significación de llevar la Fragata Libertad a La Habana es, para los perejiles de las lejanas retaguardias en el gobierno, otra vuelta de tuerca al relato, la continuación simbólica de aquella bandera del ERP que se hizo flamear sobre la ESMA. Pero son gestos vacíos, simbolismos efímeros. La derrota de las organizaciones terroristas es irreversible, y esta democracia con todas sus imperfecciones dista todavía mucho de la dictadura eterna que quisieron imponernos.
Aunque de otra generación, los marinos que tripularán la Fragata Libertad en aguas de la tiranía, irán con el mismo uniforme de los vencedores de la subversión y enarbolando por pabellón a la Generala Albiceleste, la gloriosa Bandera que no pudieron reemplazar por su sucio trapo rojo.
Quizás los disidentes del régimen vayan a recibir a la Fragata Libertad, quizás alguno pida asilo, quizá Las Damas de Blanco estén allí. Quizás muchos cubanos sueñen con la Libertad viendo a nuestra Fragata, y muchos sabrán que marinos como esos contribuyeron a la derrota de los esbirros de Fidel Castro en la Argentina. Hermoso sería que la llegada de la Fragata Libertad madurase la rebelión.
Ya es tarde para Cuba, cierto, pero llegará. La Libertad siempre llega.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
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