En su paso por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), desde Julio de 2007 hasta Octubre de 2014, la Licenciada Ana María Edwin no brindó ningún servicio de mérito a la República. Muy por el contrario, con la impronta de Guillermo Moreno sus esfuerzos estuvieron destinados a apuntalar las ficciones del relato K.
El resultado de su gestión es elocuente: nadie cree en la veracidad de las cifras que publica el INDEC.
Su salida no abre ninguna perspectiva de recuperación institucional. El INDEC, dirigido ahora por Norberto Itzcovich, seguirá exactamente igual; siendo parte del enorme aparato de propaganda y control social del kirchnerismo.
La deformación de la historia y la realidad son líneas políticas forzosamente invariables del régimen. Leyendo "Rebelión en la Granja" y "1984", de George Orwell, se comprende perfectamente el mecanismo de manipulación social aplicado en la Argentina desde el 25 de Mayo de 2003. Así, las instituciones del Estado han dejado de servir a la República para servir a la facción de gobierno.
Ana María Edwin ha sido la mano ejecutora que baleó por la nuca la credibilidad del INDEC, para convertirlo en el hazmerreír de cualquiera que compare realidad con ficción.
Es una pena para la reputación de Edwin que los controles de alcoholemia no estén en la órbita del INDEC. Porque de ser así, seguramente, en aquel martes 24 de Julio de 2012 cuando cerca de la una de la madrugada y pasada de copas manejaba por Avenida Córdoba, la soplada de pipeta en el control no le hubiera dado 1,19 de alcohol en sangre. Chiste fácil: Medida por el INDEC quedaba por debajo del 0.5, y hasta con resto para empinarse un par de tragos más.
Debido a ese traspié los viejos empleados del INDEC, como devolución por el desprestigio de su lugar de trabajo, la apodaron "Barney"; asimilándola al borrachín de Los Simpsons. Acaso por eso mismo en su despedida del INDEC, realizada en "Opium", no se sirvió ni una gota de alcohol.
En octubre de 2014 el INDEC fue noticia policial por el hallazgo de cocaína en lockers de la sede del Instituto. Allí se supo que dos barrabravas de Excursionistas habían sido contratados en 2012 para integrar el proyecto “Fortalecimiento de estadísticas básicas y derivadas”.
Aclaro que no es un chiste, aunque lo parece. Que dos barrabravas hayan llegado al INDEC para el fortalecimiento de las estadísticas, habla de la racionalidad del método Moreno aplicado por Edwin.
Aclaro que no es un chiste, aunque lo parece. Que dos barrabravas hayan llegado al INDEC para el fortalecimiento de las estadísticas, habla de la racionalidad del método Moreno aplicado por Edwin.
Ahora que Ana Edwin ha pasado a desempeñarse como jefa del Instituto Nacional de la Administración Pública (INAP), dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación, podremos comprobar que los viejos hábitos del sello ideológico no se pierden con una mudanza. Por otra parte, que el INAP tenga un perfil de exposición pública más bajo que el INDEC no impide que lo afecte el deterioro institucional que significa la conducción kirchnerista. En este lugar, bajo la órbita de Jorge Capitanich, aspira el kirchnerismo a formar un reservorio de funcionarios captados ideológicamente para obrar por la permanencia del régimen más allá de 2015.
A poco de arribar a su nuevo cargo Edwin ya dio su primer mal paso al consentir que Jorge Zappino, denunciado penalmente por apología del crimen, representara al INAP en el XIX Congreso Internacional del CLAD (Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo) celebrado en Quito, Ecuador, entre el 10 y el 15NOV14.
Ana María Edwin fue advertida de esa denuncia y del carácter altamente intolerante de quien iba en representación del INAP, por designación de la gestión anterior a cargo de Horacio Cao. Era conveniente, más allá de la presunción de inocencia del derecho penal, que por los más elementales criterios éticos democráticos Zappino no representara al organismo oficial. La cuestión preocupaba incluso a panelistas extranjeros que debieron compartir espacio con Zappino, y que temían por ello ver dañada su reputación.
Pero Edwin, como fiel morenista, eligió apañar al propalador de odio. Claro que en su elección no hay sorpresa: sus motivos son evidentes, surgen de los antecedentes. Es eso mismo, y ahora en el INAP, más de lo mismo.
Pero Edwin, como fiel morenista, eligió apañar al propalador de odio. Claro que en su elección no hay sorpresa: sus motivos son evidentes, surgen de los antecedentes. Es eso mismo, y ahora en el INAP, más de lo mismo.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
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