jueves, 13 de marzo de 2014

EN EL PAÍS DEL DESQUICIO


Que el Vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, se haya dedicado a jugar al sudoku mientras presidía una sesión del Senado, es una muestra del poco respeto que el kirchnerismo profesa por las instituciones. 


Y que en un pasaje de esa misma sesión, de 12 horas de duración, el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich se trenzara en una discusión con la Senadora Laura Montero, a resulta de la cual tanto él como el Senador Mario Cimadevilla utilizaron la palabra "liberal" en el sentido de definir lo políticamente incorrecto, ratifica lo sabido: que el kirchnerismo y el radicalismo comparten la misma base cultural; por ese lado sólo diferencias de forma.  


Que en el mismo ámbito del Senado de la Nación, hoy 13 de Marzo de 2014, exponiendo sobre el acuerdo por YPF, acompañando al Ministro de Economía Axel Kicillof haya estado el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia de la Nación, Carlos Zannini, vertiendo lágrimas por considerar que la expropiación a Repsol "Es un acto de justicia para todos los que sufrieron en carne propia lo que es desnacionalizar el petróleo en la Argentina", confirma la impronta orwelliana del kirchnerismo. Igual que los cerdos de "Rebelión en la granja" o el Gran Hermano de "1984", pretende escribir la historia a su antojo. A la revolución militante, a lo nuevo y refundacional de que presume el kirchnerismo, lo explicó George Orwell a mediados del siglo pasado. 

Por suerte, aún no pueden borrar los archivos. Allá por 1992, el 26 de Setiembre, el entonces Gobernador Néstor Kirchner le decía a La Prensa Austral: “Para aquellos que dicen que la privatización de YPF es una entrega de la soberanía, para los santacruceños no lo es, porque esos millones de dólares que ingresarán, van a evitar, precisamente, la despoblación y el éxodo de los pobladores de Santa Cruz y creo que no hay nada más soberano que conseguir inversiones, aparte, quienes conocemos la historia de YPF, sabemos que era un empresa manejada por 15 o 20 gerentes dirigidos desde la propia YPF, pero que no llegaban a los santacruceños y estos 500 millones de dólares van a llegar a todos los habitantes, lo cual marca un punto de justicia y equidad”. 


Más aún, Néstor Kirchner no ahorraba elogios para las transformaciones privatizadoras impulsadas por Carlos Menem. Con tono de alcahuete fue uno de los tanto "chupamenem" y se lo puede ver haciendo gala de su obsecuencia, asegurando que después de Perón no hubo ningún Presidente que haya escuchado tanto a Santa Cruz como Menem.

El destino de los 500 millones sigue siendo un misterio, tan oscuro como el sentido de justicia y equidad del kirchnerismo. Y como en el país del desquicio todo tiene que ver con todo, unido por hilos o ríos de pus, cualquiera con la pretensión de ser un ciudadano debe tolerar la mojada de oreja de un juez servil al poder. El mismo que sobreseyó al matrimonio Kirchner en la causa por enriquecimiento ilícito. 


Amparado en el escándalo por el menemismo y conservado en la sucia servilleta de todos los gobiernos que le sucedieron, Norberto Oyarbide tuvo el descaro de argumentar que, tras recibir un llamado del segundo de Zannini, levantó un allanamiento en curso que había ordenado para defender lo que definió como su "buen nombre y honor". Quizá sea hora que se tome otra licencia psiquiátrica, parece evidente que está completamente alejado de la realidad, aunque ¿quien podría culparlo? El país entero es un desquicio. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López





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