La noticia del linchamiento de un joven de 18 años en Rosario aparece hoy en los diarios. Es parte del largo combo de tristezas a las que nos acostumbramos en nombre del modelo. La calle se revela cruda y tiene estos modos violentos de decir lo que la tibieza, impuesta por el encorcetamiento zurdo progresista de lo "políticamente correcto", les hace callar a los opositores de cartón. Los miedosos del reto oficialista y de ser estigmatizados por las tintas de Clarín, son los mismos que se escandalizan cuando Luis Barrionuevo, como buen gastronómico, les sirve en bandeja una verdad irrefutable. Ninguno de ellos tiene, ni tendrá, el coraje de llamar avaro al avaro, ni comunistas a los comunistas, los condiciona estar empapados por la base cultural del zurdo progresismo. No quieren ver más allá alguna migaja de poder que puedan levantar en el camino, y les pasa por al lado una tropilla de rinocerontes totalitarios. Pero claro, hablan de derechos humanos...
En la foto (la de arriba) está el resultado de la distorsión de ideas que representa el negocio de los derechos humanos (la de abajo). El garantismo termina en sangre sobre el asfalto, esa es la consecuencia de haber privilegiado sistemáticamente los derechos del delincuente por sobre los derechos de los honrados ciudadanos; al punto de meter en la Corte Suprema de Justicia de la Nación al principal ideólogo de esa corriente. Eugenio Zaffaroni conoce de Derecho, por eso ganó prestigio siendo Juez del Proceso de Reorganización Nacional y nadie puede dudar de su solvencia técnica, pero sus ideas y valores son un mamarracho.
Eugenio Zaffaroni y las madres de los terroristas, de Juez del Proceso a progresista funcional al comunismo. |
En un país donde la Justicia se reduce al show circense del revisionismo histórico, el embrutecimiento de la población es una necesidad del régimen kirchnerista. Para consumar la venganza contra la sociedad de aquellos que fueron vencidos por las armas, cuanto intentaron hacerse del poder a través del terrorismo, resulta prioritario el aturdimiento, la confusión, el desmadre de valores que impida cualquier reacción republicana. Si la sociedad olvidó que venció a Montoneros y al ERP, y cree que eso sólo fue algo que hicieron unos militares que enloquecieron un 24 de Marzo, los vencidos no olvidaron. Rencorosos, y tan arteros como antaño, siguen odiando a este pueblo que no quiso dejarse llevar a "la revolución". Completar en la Argentina el tránsito hacia la dictadura castrista, esa que no pudieron imponer en los años de plomo, necesita de odios exacerbados, de alumnos sin maestros, de narcos que ocupen el territorio abandonado por el Estado, de una economía prebendaria, de permisos para cualquier cosa, de una Presidente amiga de los lujos del capitalismo (para que nadie la suponga comunista) y de ese caos generalizado donde el miedo venza a la razón.
El embrutecimiento que se profundiza día a día no es casual. Un bruto no está en condiciones de valorar su libertad, ni la de su Nación. Un bruto termina siendo un norcoreano que debe cortarse el pelo a imagen y semejanza del "amado líder" y viviendo en la miseria, a salvo de la Libertad y todas las perversiones del capitalismo que sí le gustan y disfruta Kim Jong-un, fiel representante de la vocación por el sacrificio que caracteriza a los líderes comunistas.
Cristina Fernández, feliz con el tirano. Y alimentando el narcisismo patológico de Fidel Castro |
A propósito de lo ocurrido en Rosario, y a efectos de intentar ayudar a la comprensión de lo que nos está doblegando como sociedad, transcribo este fragmento de "Perspectivas de Guerra Civil", obra de Hans Magnus Enzensberger (1994 - Editorial Anagrama).
Hans Magnus Enzesberger |
"El mecanismo se parece al de la vendetta. Aumenta cada vez más el número de personas que se ven arrastradas al torbellino de miedo y odio, hasta alcanzar un estado de asocialidad total.
'No sabemos qué nos ha ocurrido' Ésta es la frase que mas repiten los supervivientes de Sarajevo. Donde faltan todas las explicaciones, el intento de autointerpretación sea quizás una de las poca posibilidades de buscar las causas. Este intento lo ha emprendido el escritor norteamericano Bill Buford. En su reportaje 'Entre los vándalos', describe cómo él mismo se convirtió en parte integrante de la turba. El reportaje trata de la fas de latencia de la guerra civil, y su escenario es el campo de fútbol:
'A pesar de que todavía no podía presumir de haber entablado una relación con ellos, noté que poco a apoco le fui encontrando gusto al espectáculo (...) Hoy, retrospectivamente, me parece que era como la habituación al alcohol o al tabaco; primero una cierta repugnancia; luego, con cierto esfuerzo, una sensación estimulante; con el tiempo se convierte en adicción. Y al final quizás adquiere aspectos de autodestrucción'.
En la escena que sigue, la aceptación de la violencia alcanza su punto culminante:
'Eran seis, y todos comenzaron a dar patadas al chico caído en el suelo, que se guarecía la cara con las manos. Con gran sorpresa constaté que por el sonido era capaz de reconocer si una bota fallaba el golpe o si daba en los dedos en lugar de la frente o la nariz. Quedé como paralizado. Cuando ahora pienso en lo sucedido, me imagino que estuvo en mis manos poner fin a todo aquello (...) Pero no lo hice. Creo que ni siquiera se me ocurrió'".
En vista de lo ocurrido en Rosario, con el linchamiento de un supuesto carterista, constato la triste vigencia en la Argentina de la obra de Hans Magnus Enzensberger. No encuentro nadie que no entienda lo ocurrido, nadie que se sorprenda. Se palpa que hay, incluso, quienes lo celebran.
Es trágico y penoso. Insisto que no es casual este grado de deterioro social en la Argentina. Es causal y se llama populismo. La brutalidad a la que nos empuja el régimen kirchnerista, con la complicidad de los opositores tibios, no es la respuesta. No debe serlo, no debemos dejar que lo sea. La respuesta es enfatizar que el destino de la Nación Argentina es ser una República basada en el orden de la Libertad. La respuesta es hacer valer la Constitución Nacional. La respuesta es reivindicar nuestra condición de ciudadanos.
A ver, esos opositores tibios, no es tan difícil; miren alrededor, vean al gobierno y digan conmigo:
- "Son comunistas, co - mu - nis - tas".
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
Parcass:
ResponderEliminarCoincido globalmente.
No asi con lo de ¨avaro¨.Como yo lo entiendo no es ningún es ningún delito.Kisner fue un vulgar delincuente.
Nada mas.
Y en cuanto a los opositos ¨tibios¨tambien estoy en contra.No son tibios son lo que son.
Se es capitalista o se es socialista.
No es la lucha contra el comunismo, sino contra una de sus formas :el socilismo
RCassino
Estoy parcialmente de acuerdo.
ResponderEliminarQue yo sepa ser ¨avaro¨ no es ningún delito.
Si lo es por ejemplo ser el socio oculto de YPF( como ejemplo).
Esto es ser un ladron vulgar.Eso era Kisner,y ninguna otra cosa.
En cuanto al termino ¨tibios¨ también tengo difencias con Ud.
Son tibios porque no pueden ser otra cosa.
Son SOCIALISTAS,
Socialistas es la antetesis de CAPITALISTA.
Cordailes Saludos
Ramon Cassino(parcass)