Hace unos días caminaba por la calle Lavalle viendo el triste reciclado de los edificios que fueron orgullosos cines. Los hábitos sociales han cambiado, y eso en algunos aspectos significa decadencia. No creo que haya nadie a quien culpar, es la vida. Ni Florida ni Lavalle pudieron conservar ese encanto de peatonales. Donde funcionaba el Paramount hay ahora una galería comercial. En el ingreso, un mármol recuerda la fundación del cine en 1924. Ahí cerca otra sala en desuso se exhibe reducida a una venta de baratijas en el hall.
Pienso que ir al cine en 1924 debía ser todo un acontecimiento, e imagino a los cinéfilos con sus mejores ropas domingueras. Aquellos ojos seguro tenían otra inocencia frente a los incipientes efectos especiales. Hemos visto tantos avances tecnológicos que ya el ojo apenas se sorprende por algo. Añoro cuando siendo pequeño alguna de mis tías me llevaba de paseo a la que era "la calle de los cines" con película incluida. No eran como el Roxy o el Avenida, uno frente al otro en la Avenida Maipú de Vicente López, con sus funciones en continuado. Los cines del centro eran más importantes, otra cosa; y entiendo que el esplendor que se apagó no volverá, pero al caminar por la calle Lavalle convertida en el panteón de los cines perdidos... como que se me dio por morder aquel tango de Láurenz y Contursi:
Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños...
Lección que por fin aprendí:
¡cómo cambian las cosas los años!
Angustia de saber muertas ya
la ilusión y la fe...
Perdón si me ves lagrimear...
¡Los recuerdos me han hecho mal!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
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