En días pasados mantuve una muy agradable
charla con un grupo de jóvenes militares, ante quienes expuse sobre “ORWELL
DESDE UNA LECTURA ARGENTINA - La desmemoria colectiva yendo de Rebelión en la
granja a 1984”. Más allá del interés literario, en el desarrollo de ese
encuentro dije que la política tiene una deuda con ellos, los jóvenes que en un
contexto marcadamente adverso han optado por seguir la vocación
militar, y prometí escribir al respecto.
Este escrito es el cumplimiento de esa promesa,
pero no es nuevo, es la síntesis de un documento que varios meses atrás puse a
consideración del Partido FE, y para el cual tomé como basamento documentos
elaborados por otros compañeros. Lo expongo aquí a título estrictamente
personal, pero con la certeza de saber que muchos compañeros piensan esto
mismo:
A LOS JÓVENES
MILITARES:
Ustedes, los jóvenes militares, han decidido
servir a la Nación honrando la carrera de las armas. Por convicción tanto
cultural como ideológica, por respeto a la historia y por necesidades
pragmáticas del contexto internacional, quienes militamos en el Partido FE
sostenemos que la República Argentina no es viable sin Fuerzas Armadas. Nuestro
país necesita de nuestras Fuerzas Armadas y una política de Defensa. Repito:
“Nuestro país necesita de nuestras Fuerzas Armadas y una política de Defensa”.
Sostener esto es una obviedad en los oídos de
cualquier argentino con el mínimo de sentido común. Sin embargo me veo en la
obligación de decirlo expresamente, porque se libra en al país una batalla
cultural donde, desde el falseamiento histórico de considerar al General Roca
un genocida, el rol de nuestras Fuerzas Armadas viene siendo atacado en la
búsqueda de quebrar su unidad de cuna con el pueblo argentino.
Actualmente no exhibe el país otra política de
Defensa que no sea la pasiva aceptación del deterioro material y el agresivo
ataque a la tradición. Mucho más cuando existe jactancia de la ausencia de
hipótesis de conflicto, como si ello fuera un galardón y no la confesión de
negligencia que nos deja en total indefensión por absoluta imprevisión.
Claramente la gestión que encabeza en el área de Defensa el Ministro Agustín
Rossi es una mera continuidad de Arturo Puricelli y de Nilda Garré, lisa y
llanamente un mamarracho.
La responsabilidad de la Presidente Fernández
no puede ser excusada. No es aceptable que la Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas diga que los ingleses nos amenazan con, y cito textualmente:
“militarizar o invadir Malvinas”. Pronunciar semejante disparate es deshonrar
la investidura presidencial por desconocer que, desde el 14 de Junio de 1982,
el enemigo ocupa militarmente el suelo usurpado. Consecuentemente no pueden los
ingleses militarizar lo militarizado, ni invadir lo invadido. La aversión hacia
lo militar de la Presidente, que es la que la lleva a decir este tipo de
absurdos (una clase específica de sus muchos dichos absurdos), no existe como
política oficial en ningún país relevante, mucho menos en aquellos que, como
Gran Bretaña, tienen rumbos definidos en política exterior, o dicho de otra
manera: saben cuál es el lugar que quieren ocupar en el mundo.
A través de sueldos bajos el gobierno desalienta
y castiga la vocación militar de los jóvenes, y acá es cuando la cuestión
salarial se entronca irracionalmente con el pasado. Este gobierno, por
sobreactuar su pretendida defensa de los derechos humanos, no es capaz de
distinguir Fuerzas Armadas y vocación militar de Proceso de Reorganización
Nacional. Digo esto a quienes nacieron en democracia sintiendo el forzado y ridículo
estancamiento de la República en el pasado, pero ya saben: lo explicó Orwell en Rebelión en la Granja y 1984.
Nuestra Patria con grandes recursos naturales, energéticos,
reservas de biodiversidad, una zona económica exclusiva con gran variedad de
posibilidades y un importante potencial de producción agropecuaria, no puede
dejar de atender en tiempo y forma su propia salvaguarda. Por caso, la
extensión de la plataforma continental argentina, sin disponer la Defensa
Nacional de los recursos mínimos para garantizar su dominio, como son barcos y
aeronaves, es en la práctica una quimera. Si no queremos
dejar que nuestra extensión soberana se convierta en tierra de nadie, debemos
demostrar que es nuestra.
La confusión permanente entre
ideología y objetivos estratégicos, como así también entre declamaciones
abstractas y medios prácticos para sostener los objetivos, han permitido el
actual estado de situación. Todo país, medianamente serio, sabe que la
soberanía nacional necesita de una visión estratégica en el largo plazo, como
lo hace el Brasil con su proyección aeronaval en el Atlántico Sur, sostenida en
medios tecnológicos y humanos con presencia material en los escenarios reales
de conflictos potenciales.
Es preciso establecer un piso mínimo de inversiones para lograr
compensar el atraso tecnológico sufrido con nuestros vecinos y demás países sudamericanos,
sin olvidarnos de la brecha abismal que nos separa del invasor inglés. No
hacerlo sería subordinarse a las políticas externas o a la “paternidad”
defensiva de terceros países; y no queremos parecernos a Venezuela cuyas
Fuerzas Armadas fueron degradadas a la condición de ejército cipayo con
generales cubanos.
Preservar el
entusiasmo de ustedes, los jóvenes militares, es vital cuando se entiende la
importancia del recurso humano y que la lealtad a la Patria no se adquiere en
el mercado. Desde la política, militando en el Partido FE me siento moralmente
comprometido a honrar esa vocación de servicio y motivación patriótica. Nosotros
nunca los vamos a abandonar; ni en los cuarteles, ni llegado el caso en el
campo de batalla, queremos que nuestro país siga siendo nuestro y sostener en
la forja de soldados el espíritu combativo que desde la Reconquista de Buenos
Aires, cruce de Los Andes mediante, hasta la Guerra de Malvinas, ha sido la
característica distintiva del guerrero argentino.
Atento a ese deseo
en el Partido FE no nos dejamos correr con las chicanas baratas de los que ven
en cada militar un proyecto autoritario. Estamos muy por encima de los
prejuicios del progresismo y las falsas antinomias de los que dividen para
gobernar. Desde que uno de nuestros principales referentes doctrinarios es el
General Juan Domingo Perón, mal podríamos obrar con desconsideración hacia las
Fuerzas Armadas.
Como cada sector
de la ciudadanía, los militares también necesitan respuestas desde la política.
Los demás partidos políticos parecen no contemplar la Defensa Nacional como una
cuestión a resolver, nosotros sí. Somos FE, somos
el partido de los que, priorizando lo institucional, quieren volver a poner
cada cosa en su lugar. El Partido que desde las bases de Alberdi, y pasando por
la Comunidad Organizada de Perón, interpreta la Constitución Nacional como
camino al bienestar del Pueblo.
Somos FE, tenemos
FE en ustedes, porque tenemos FE en la Patria y en la Libertad.
¡Honor a los
combatientes y Gloria a los caídos!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López