Un guevarista es un nazi que barnizó la excusa.
Si el delirio criminal de Adolfo Hitler suponía la superioridad de la raza aria y el exterminio de otras consideradas inferiores o degeneradas, el de Ernesto Guevara partía de una visión todavía más oscura. Para el Che Guevara no había nada rescatable en la humanidad; así alumbró la utopía comunista de: "el hombre nuevo". Su excusa para crear uno y diez mil Vietnam matando libertades y hombres en cualquier lugar del mundo.
Ya sea con la cruz esvástica o con la hoz y el martillo, el sucio trapo rojo del totalitarismo siempre es enarbolado por algún iluminado al que irrita la libertad de los demás. Guevara, desde el fanatismo comunista, perfecciona el odio del nazismo, ¿por qué odiar a una parte si se puede odiar a toda la humanidad?
El ser humano, con sus virtudes y defectos, forjándose el destino en su libre albedrío, es la pesadilla de los totalitarios. ¿Cómo alguien puede osar decidir su propia vida en lugar de obedecer?, se preguntan convencidos de su superioridad sobre el común, y entonces buscan reducir el comportamiento social al orden de los insectos. Luego que Guevara resultara ajusticiado en Bolivia, en el intento por exportar el oprobio de la dictadura castrista, su imagen fue idealizada por individuos de la misma calaña.
La expresión más acabada del guevarismo en Argentina fue el PRT-ERP. Los crímenes de esta banda terrorista, que aborrecía por principio -como todo guevarista- los métodos democráticos de acceso al poder, fueron apenas el indicio de la carnicería camboyana que hubieran desatado en el caso de ganar la guerra que declararon contra la República Argentina. El cautiverio y tortura sufrida por el Coronel Argentino Del Valle Larrabure en una infame "cárcel del pueblo", disimulada bajo la apariencia de un hogar de familia, sirve para proyectar el horror extremo que hubiese vivido la sociedad argentina en el caso que se hubieran hecho de los medios del Estado, por cuyo control combatían.
Si se entiende a la Nación Argentina como una comunidad organizada en base a la Libertad, argentino y guevarista son dos términos opuestos. Irreconciliablemente opuestos. Por eso resulta inexplicable que ensuciando las paredes de la Casa Rosada se mantenga colgado allí un cuadro del terrorista apátrida Ernesto "Che" Guevara. Para peor bochorno donado por el dictador Raúl Castro.
Guevarismo es dictadura, y no hay dictaduras buenas. El hombre nuevo de Guevara es una suerte de insecto automatizado, sin voz ni voto, que obedece temeroso a su "amado líder" en Cuba, Corea del Norte o cualquier otro lugar donde esos nazis comunistas siguen barnizando la excusa.
Afortunadamente, para nosotros y nuestra posteridad, la República Argentina -aunque con métodos inapropiados- supo derrotar a los guevaristas, porque es nuestro destino ser una Patria de personas libres.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Ya sea con la cruz esvástica o con la hoz y el martillo, el sucio trapo rojo del totalitarismo siempre es enarbolado por algún iluminado al que irrita la libertad de los demás. Guevara, desde el fanatismo comunista, perfecciona el odio del nazismo, ¿por qué odiar a una parte si se puede odiar a toda la humanidad?
El ser humano, con sus virtudes y defectos, forjándose el destino en su libre albedrío, es la pesadilla de los totalitarios. ¿Cómo alguien puede osar decidir su propia vida en lugar de obedecer?, se preguntan convencidos de su superioridad sobre el común, y entonces buscan reducir el comportamiento social al orden de los insectos. Luego que Guevara resultara ajusticiado en Bolivia, en el intento por exportar el oprobio de la dictadura castrista, su imagen fue idealizada por individuos de la misma calaña.
La expresión más acabada del guevarismo en Argentina fue el PRT-ERP. Los crímenes de esta banda terrorista, que aborrecía por principio -como todo guevarista- los métodos democráticos de acceso al poder, fueron apenas el indicio de la carnicería camboyana que hubieran desatado en el caso de ganar la guerra que declararon contra la República Argentina. El cautiverio y tortura sufrida por el Coronel Argentino Del Valle Larrabure en una infame "cárcel del pueblo", disimulada bajo la apariencia de un hogar de familia, sirve para proyectar el horror extremo que hubiese vivido la sociedad argentina en el caso que se hubieran hecho de los medios del Estado, por cuyo control combatían.
Si se entiende a la Nación Argentina como una comunidad organizada en base a la Libertad, argentino y guevarista son dos términos opuestos. Irreconciliablemente opuestos. Por eso resulta inexplicable que ensuciando las paredes de la Casa Rosada se mantenga colgado allí un cuadro del terrorista apátrida Ernesto "Che" Guevara. Para peor bochorno donado por el dictador Raúl Castro.
Guevarismo es dictadura, y no hay dictaduras buenas. El hombre nuevo de Guevara es una suerte de insecto automatizado, sin voz ni voto, que obedece temeroso a su "amado líder" en Cuba, Corea del Norte o cualquier otro lugar donde esos nazis comunistas siguen barnizando la excusa.
Afortunadamente, para nosotros y nuestra posteridad, la República Argentina -aunque con métodos inapropiados- supo derrotar a los guevaristas, porque es nuestro destino ser una Patria de personas libres.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López
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