"Acudamos que otra vez la Patria llama
nos convoca y nos reclama con urgencia y voluntad"
"Generoso General", estilo autoría de Lucio Arce.
Acudí a la marcha del 8-N con la convicción de estar defendiendo la Constitución Nacional, el sistema republicano y el estilo de vida democrático fundado en los valores de Patria y Libertad.
En lo personal disfruté la alegría de cada encuentro con amigos y vecinos de Vicente López que por igual motivo estaban frente a la Quinta de Olivos, y muy especialmente el abrazo de fiesta cívica con Don Carlos Baratti.
La pancarta que llevé con los retratos de Juan Bautista Alberdi y Julio Argentino Roca mereció constantes felicitaciones con pulgares en alto, aplausos a su paso y muchos pedidos de apuntarla hacia cámaras fotográficas; e incluso la crítica de una señora que, objetando al General Roca, se acercó para decirme que estaba haciendo apología de un "genocida". Por supuesto dialogando cordialmente le respondí que estaba equivocada, y expuse los argumentos por los que reivindico al Presidente Roca.
El éxito del 8-N ha sido evidente, no solo porque la concurrencia fue muy superior a la del 13-S, sino por la conducta cívica demostrada por los manifestantes, puesta en evidencia -incluso- cuando un desubicado agredió al periodista de C5-N Néstor Dib: tómese debida nota que la gente aisló al agresor facilitando el arresto por parte de la Policía. Nadie apañó la cobarde agresión del violento sujeto, quien fue identificado como Nicolás González Ayuso. Esta marcha estuvo realizada por ciudadanos que no nos prestamos al tumulto ni a la confusión porque las consignas estuvieron muy claras.
Pues bien, el 8-N ya fue. ¿Qué hemos logrado?
Si luego del 13-S senadores y diputados de la oposición se comprometieron a no avalar ninguna reforma constitucional que pueda habilitar la re-reelección presidencial, tras el 8-N ese proyecto kirchnerista ha quedado herido de muerte.
Subrayo que "herido de muerte" no es, aún, "muerto y enterrado". Insistirán.
La previsible reacción del kirchnerismo ha sido el ninguneo. Ellos dicen no entender la protesta y la propia Presidente Cristina Fernández de Kirchner omite cualquier alusión a la posibilidad de su re-reelección, claro y principal reclamo en estas dos grandes expresiones de descontento popular.
Es interesante analizar la causa de ese silencio de la Presidente. Bastaría que declarase su negativa a un tercer mandato consecutivo para que estas marchas perdieran su razón de ser, pero ella no puede hacerlo porque conoce muy bien la clase de "lealtad" que la rodea. En caso de admitir que su gobierno finaliza en el 2015, como debe ser y será, el desmadre del kirchnerismo sería inmediato. Sabiendo que la obsecuencia se sostiene por el manejo de la caja ¿a quién podría designar su delfín? Alicia Kirchner, Daniel Scioli o Julio De Vido no garantizan unidad ni continuidad. Y mucho menos la victoria, dado el desgaste creciente que se avizora en el horizonte del oficialismo.
La consecuencia obligada del silencio presidencial sobre la re-re, es su necesidad de apuntalar la falsa creencia que dentro del arco opositor no hay proyectos ni dirigentes que puedan gobernar el país, que es lo mismo que decir "nosotros o el caos". Para instalar esa idea, en la que basa su supervivencia, el kirchnerismo busca el control de los medios de comunicación queriendo colocar en el rol de la oposición a la empresa periodística Clarín, que será muchas cosas pero de seguro no es "la oposición", porque como tal no representa a nadie, sólo es un medio, un negocio, que circunstancialmente pone en evidencia el ataque del gobierno a la libertad de expresión.
No es cierto que dentro del arco opositor no haya propuestas, ni dirigentes capaces de ofrecer un modelo de país superior a este malvivir con lo nuestro que es, en rigor de verdad, sobrevivir de la soja y fomentar un consumo irracional, propio de la peor cultura consumista. Asistimos obligados a un consumo de bienes y servicios basado en la imposibilidad de ahorrar, desde que la alternativa a gastar en la inmediatez, casi compulsivamente, es quedarnos con una moneda que constantemente pierde valor, y con la que nadie en su sano juicio puede planificar a futuro más allá de lo inmediato. Este camino, de recortar libertades económicas a favor de la arbitrariedad y capricho de ciertos funcionarios, no tiene retorno desde el oficialismo. Y no lo tiene, porque internarse en esa oscura senda de servidumbre es lo que llaman "profundización del modelo". Es claro entonces lo que hará el oficialismo: lo mismo que viene haciendo.
La pregunta es: ¿Qué haremos los opositores?
En lo inmediato conviene freezar la convocatoria a cualquier nueva marcha. Ese recurso no debe ser expuesto al deterioro que sería usarlo en vano. Hay que preservarlo, como carta fuerte, para el momento en que el kirchnerismo asome su próxima movida en favor de la reforma constitucional por un tercer mandato de Cristina Fernández. Si hay otra marcha debe ser pura y exclusivamente para impedir ese manoseo de la Constitución Nacional, y tan contundente que deje definitivamente muerto y enterrado el proyecto del tercer mandato presidencial consecutivo.
De aquí al 2013, que es cuando en las urnas se jugará el futuro de la Patria, el compromiso ciudadano debe ser dirigido ya no a las calles, sino a la integración de los distintos espacios políticos que forman el abanico opositor. No con la contraproducente idea de unir lo imposible, sino con el sentido práctico fortalecer cada quien aquel espacio en el que encuentre posibilidad de participación para definir su propia representación.
Cerca de fin de año, este es el momento de priorizar el pensamiento. Pensar para la acción. Así el Dr. Ricardo López Murphy ya se encuentra abocado a la elaboración de un puntilloso programa de gobierno para el día después el kirchnerismo, y creo que ese proyecto podría ser una referencia de unidad para la desperdigada diáspora liberal.
Por otra parte, en el peronismo disidente el Foro de Pensamiento Peronista sigue organizándose y allí también surgirán definiciones sobre los pasos a seguir en la construcción de una alternativa real, impulsados por esa envidiable vocación de poder y sentido práctico que caracteriza al peronismo.
El PRO, desde su gestión de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, tiene un doble y muy difícil desafío por delante, el primero y más importante trascender como partido a la figura de Mauricio Macri, tempranamente instalado como candidato presidencial, y el segundo que el propio Macri trascienda como referente político los límites de la General Paz. No la tiene fácil.
Por ahí, transitando esos espacios amigos, definiré mi militancia de cara al 2013. Después, claro, hay otras opciones como la izquierda, el socialismo y parte del radicalismo con las que no siento -obviamente- puntos de coincidencia que puedan representarme; pero que serán válidas para otros.
Como conclusión vale cerrar esta nota diciendo que, después del 8-N, el vigor cívico del país se ha fortalecido porque el gobierno se ve desnudo en sus intenciones y se sabe débil en sus herramientas. Lo que omiten decir con ese silencio esquivo y temeroso -aunque disfrazado de soberbia-, es exactamente lo que demuestra el impacto de la manifestación.
Nadie afloje porque el 2013 está a la vuelta de la esquina. Hay que participar con activo entusiasmo: estar, pensar y actuar.
¡Patria y Libertad!
El futuro es nuestro.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López