En medio de toda la hipocresía que reina en el mundo del Tango, al fin un tipo que tira la falsa modestia por la ventana y sin inhibiciones pone las cosas en el lugar que su enorme ego reclama.
Celebremos esta sincera ocurrencia de un genio incomprendido: acudamos en masa a rendir el tributo que Lucio Arce, un grande que se siente gigante, está perpetrando a favor de sí mismo.
Si Gardel viviera, sería luciarcista.
¡Viva el Tango!
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López