El diario BAE presenta, en la contratapa de su edición del 20 de Diciembre de 2011, un artículo de Ricardo Forster titulado: "
El 2001 y nosotros" cuya lectura, en función de lo que deliberadamente omite el autor, resulta altamente recomendable.
A partir de hoy, cuando me vuelvan a preguntar porque considero que el kirchnerismo es un fraude en sí mismo, exhibiré como prueba documental este artículo del principal referente de Carta Abierta. Un filósofo que apelando a la memoria promueve el olvido evidencia la deslealtad intrínseca de su pensamiento, lo que en este caso pone al servicio de la mezquindad en el relato histórico.
Queda claro en las palabras de Forster que una de las estrategias del kirchnerismo es promover, siempre, odios y rencores recurriendo a los prejuicios más básicos, así, mientras hoy se aumentan los controles sobre el libre cambio de pesos a dólares, se retrotrae a la crisis del 2001 para afirmar que "se juntaron apenas por un instante, la cacerola y el piquete, las demandas de los olvidados de la historia, de los expulsados del sistema, con la de los ahorristas despechados que, en la mayoría de los casos, exigían que les devolviesen sus dólares envenenados".
Significa entonces que la mera posesión de ahorros en moneda extranjera -en un país de larga tradición inflacionaria hasta la convertibilidad-, es indicio para Forster de ganancias mal habidas. Sin embargo, la mayoría de los ahorristas procuraban cuidar el fruto de largos y honrados años de trabajo. Algunos de esos ahorristas, incluso teniendo la oportunidad de depositar sus dineros en el extranjero, eligieron ponerlo acá porque consideraban inmoral sacar divisas del país.
Notoriamente, no fue esa la posición del entonces Gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner, quien por aquello de que el capital no tiene bandera recurrió, con sentido práctico, al dólar y la banca extranjera para poner a resguardo los fondos provinciales.
Sostiene Forster que para el 2001 las condiciones de vida digna habían sido expropiadas por el "capital liberalismo", y eso es mentira porque el liberalismo no es un conjunto de medidas aisladas sino un todo coherente que ni Ménem, ni De la Rúa tuvieron el propósito de alcanzar, ni estuvieron nunca en condiciones de llevar adelante, carecían de la convicción requerida. El liberalismo no es la simple obediencia al mercado, es patriotismo, amor a la libertad evidenciado en reglas de juego claras, transparencia en la gestión y absoluto respeto por los derechos individuales. La crisis del 2001 no fue por seguir ideas liberales, sino por alejarse de ellas. Y si Forster presume de haber estado en las calles, yo todavía recuerdo el broncoespasmo, y el ardor en la piel, por la granada de gas lacrimógeno que estalló a mis pies en Plaza de Mayo. No tenía ninguna cuenta en dólares ni en pesos por la que reclamar, ni quería seguir una fiesta que no fue mía, ni tampoco estaba en el extremo de pasar hambre: quería un país sin corrupción, donde las leyes no tuvieran precio. Había muchos como yo.
Finalmente, en lo que es la frase central en la nota de Forster, allí donde la mentira por omisión se hace alevosa y descarada, asevera: "Que las jornadas de Diciembre de 2001 tuvieran como continuidad necesaria lo inaugurado en mayo de 2003 no es algo que tenía que ocurrir ni se expresaba como consecuencia de una causalidad de la historia."
Entre el 2001 y el 2003 hay un vacío en la memoria de Ricardo Forster. Su relato histórico no contempla la Presidencia de Eduardo Duhalde. Parecen no tener importancia esos dos años en los que la Argentina volvió a ser un país gobernable saliendo del caos preanárquico y en los que la economía comenzó a recuperarse. Sencillamente para Forster, con la mezquindad de su amnesia selectiva, la continuidad del 2001 es la supuesta refundación del país por obra de Néstor Kirchner.
El pretendido mito de la refundación histórica, hace a la esencia de la falsedad kirchnerista, y como todo ha cobrado vida a partir del hoy difunto al que con cierto esoterismo lopezrreguista llaman "él", no hubo nada que rescatar, todo es nuevo, inaugurado, creado por la mano del redentor del pueblo olvidado por Dios. De allí que al kirchnerismo le repugne dar las gracias. ¿Qué van a agradecer si antes de ellos nada?
Pero la verdad está en lo que desde la hipocresía Forster evade decir, que del 2001 se salió gracias a Eduardo Duhalde. Si alguna pizca de honestidad intelectual brotara entre los petisos pensadores de Carta Abierta, deberían empezar por dar las gracias, primero a Eduardo Duhalde y después a la soja, ese yuyito tan bien cotizado.
Mal que les pese a ellos y a nosotros, el kirchnerismo con su pragmatismo maquiavélico y la mentira como discurso es la continuación desviada de Duhalde, la oportunidad desperdiciada de construir un país mejor, donde "para todos" no fuera sólo un slogan.