Ceferino Reato, "Operación Primicia" El ataque de Montoneros que provocó el golpe de 1976. Editorial Sudamericana |
Comencé el mes de noviembre satisfaciendo una lectura que me debía. En la mañana del día primero comencé a leer “Operación Primicia” de Ceferino Reato, y atrapado por el relato vertiginoso de ese doble retrato de época fui, página tras página, experimentando distintas respuestas emocionales y de reflexión frente a hechos bien descriptos de nuestra historia reciente. Lo terminé por la tarde del mismo día en que comencé a leerlo.
Digo que se trata de un doble retrato de época porque al describir sin tapujos la ferocidad y crueldad de la violencia política que llevó a Montoneros a atacar el Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa el 5 de Octubre de 1975, deja en carne viva la violencia moral del presente; este presente signado por el falseamiento de la historia que promueve el kirchnerismo. “Operación Primicia” resulta un libro altamente esclarecedor frente a las edulcoradas memorias amnésicas en que se intentan fundar los pretendidos mitos kirchneristas. Ayuda a entender que el kirchnerismo es un fraude en sí mismo, fruto de la enorme hipocresía de los argentinos. El apogeo de los criminales no ha sido aquí tanto por mérito de los propios criminales como por el pecado original de los santos: esperar que otros resuelvan los problemas. De hecho uno de los puntos en que disiento con Reato es su elogio a la lealtad de Luder, me parece desafortunado el título del Capítulo 16 “Cuando Luder no fue Cobos”, creo que más allá de ser dos situaciones históricas totalmente distintas, Luder pudo haberle evitado muchos dolores al país, pero prefirió no ensuciarse la manos, y dejó así que otros lo hicieran con los resultados que todos conocemos.
La actualidad de estos temas, que hace rato deberían ser cosa de historiadores y no del día a día, la pude palpar por esas casualidades que, al fin de cuentas, uno comprende no tienen nada de casuales y sí de causales, ya que en el mismo día que leo “Operación Primicia”, se me ocurre comprar El Cronista Comercial y ¡vaya sorpresa!, de toque el libro de Reato cubre una omisión del diario.
En tapa, y por el 103 aniversario, Fernando González, Director Periodístico de El Cronista Comercial presenta su nota titulada “Rafael Cacho Perrotta, el periodista y director que consolidó este diario y terminó desaparecido”. En su artículo, dice González que cuando se habla de derechos humanos los periodistas recuerdan tener unos cien colegas desaparecidos y que, entre ellos, sólo Rafael Perrotta fue dueño y director de un diario. Destaca González la trayectoria de Perrotta, hijo del fundador del diario, y afirma que “En los años 70, además de extender la temática del diario que dirigía, Perrotta comenzó a mostrar cierta simpatía por las ideas progresistas lo que lo acercó a muchos dirigentes que nutrían las vertientes más radicalizadas del peronismo y la izquierda. Estos contactos fueron la excusa de los represores del Estado para secuestrarlo el 13 de Junio de 1977, interrogarlo en instalaciones del temible Batallón 601 de Inteligencia y hacerlo desaparecer”.
El diario completa la semblanza de su director desaparecido con una entrevista al economista Rafael Perrota, su hijo, quien asevera respecto al padre que fue “una persona con profundas convicciones democráticas que le tocó vivir en una Argentina signada por la desunión y los golpes de Estado”.
Al leer esas dos páginas de El Cronista Comercial dedicadas a Rafael Perrota me pareció estar en presencia de otra víctima inocente de los años de plomo. Sin embargo, en la página 284 de “Operación Primicia”, Reato explica que:
… la guerrilla trotskista, el Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), tenía información precisa sobre cuándo sería el golpe de Estado y pensaba que permitiría el “comienzo de un proceso de guerra civil abierta que significa un salto cualitativo en el desarrollo de nuestra lucha revolucionaria”, como escribió su líder, Mario Santucho, la misma mañana del 24 de Marzo de 1976. O como señaló en su autobiografía Enrique Gorriarán Merlo: “Habíamos obtenido la información de que el golpe estaba en plena preparación a través de Cacho Perrota, dueño de El Cronista Comercial y miembro del aparato de inteligencia del ERP”.
Si Perrotta era miembro del ERP, y Gonzáles omitió adrede el dato, el artículo intenta engañarnos a los lectores licuando las razones de su desaparición tras un inocuo tener ideas progresistas. Que alguien ligue ese final en cualquier caso está mal, pero aunque desaparecido ningún terrorista se vuelve bueno por el sólo hecho de haber recibido una respuesta ilegal. El ERP no era un club de muchachos progresistas, era una banda terrorista que aborrecía la democracia despreciando todas las instituciones liberales. Ningún miembro o simpatizante del ERP tenía intención alguna de contribuir al fortalecimiento de la democracia en Argentina, ellos se declararon en guerra contra la Nación Argentina y combatían para dejar al país bajo una dictadura eterna. Si Perrotta no era miembro del ERP El Cronista Comercial perdió, acaso por descuido de su director periodístico, una buena oportunidad para desmentir a Gorriarán Merlo.
Lo del Cronista Comercial, en cualquier caso, es un ejemplo de la hipocresía reinante, a tono con la fábula oficial. Un ejemplo de lo que significa clamar memoria pero querer amnesia, y del valor como antídoto que tienen obras como la de Ceferino Reato.
Pero no sería justo terminar esta alusión a Operación Primicia revolviendo mugres. Prefiero finalizar con el elogio de los soldados formoseños que, citado por Reato, hace el Coronel Retirado David Cabrera Rojo: “… habían jurado defender la Bandera y eso era algo muy serio para ellos porque vivían en una zona de frontera, donde existe una conciencia muy fuerte de defensa de la soberanía y donde el Ejército era una institución muy respetada”.
A esos soldados, honor y gratitud; que como dijo Hermindo Luna: “¡Acá no se rinde nadie!”.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
No debe ser un secreto para nadie que Rafael "Cacho" Perrotta fue un agente de Inteligencia del PRT-ERP de primera línea. A diferencia los impresentables erpianos, "Cacho" podía darse el lujo de caminar dentro del Jockey Club, almorzar en el Círculo de Armas" o en el London. Por respeto a uno de sus hijos (mi compañero en el recién fundado colegio San Pablo) no voy a contar "cómo y quién" lo indujo a trabajar para el terrorismo. Pero que era un agente ya lo contó hasta el "pelado" Gorriarán Merlo.
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