El V Premio Bruguera de Novela ha sido declarado desierto. Tal decisión, contemplada como posibilidad en las bases del concurso, ha sido la respuesta del escritor Félix de Azúa frente a los 334 manuscritos puestos a su exclusiva consideración como jurado único del certamen.
De las novelas presentadas, 236 provenían de España y el resto, mayoritariamente, de países de Hispanoamérica, además de otros como Austria y Estados Unidos. Entre las 20 obras que participaron por Argentina se encontraba "Dandy -Una fábula de Tango-", que había sido finalista del Premio Letra Sur de Novela 2009.
No es la primera vez que participo de un concurso que es declarado desierto. Con otra novela recibí ese mismo cachetazo en la edición 2005 del Premio Tusquets, en la que concursaron 785 novelas. Esa vez el jurado lo integraban Alberto Manguel, Alberto Ruy Sánchez, Francisco Goldman, Aurelio Major, Beatriz de Moura y Antonio López Lamadrid.
Dije entonces y reitero ahora que, como seguramente piensa de su obra cada uno de los otros concursantes, creo que mis novelas reúnen méritos suficientes para ser galardonadas. Puedo aceptar, en algo tan subjetivo como la preferencia literaria, que los jurados se orienten hacia otros estilos narrativos o temas de interés. Perder contra otro vaya y pase, por más que no siempre las obras premiadas me parecen buenas, o son de mi agrado, pero salvo que se demuestre alguna cosa turbia -como evidenció la condena judicial a Ricardo Piglia, Guillermo Schavelzón y Editorial Planeta por la "predisposición" del Premio Planeta en favor de Ricardito- a priori confío en la buena fe de los organizadores.
Por eso, aunque la posibilidad de declararse desierto el premio esté contemplada en las bases de algunos concursos, me parece una turrada que se falle despreciando a centenares de escritores. Pienso que debe haber problemas de ego sobredimensionado en cualquiera que siendo invitado a oficiar como jurado decide ningunear a centenares de escritores. Y también cierto divismo berreta de ponerse en el centro de la atención que debería recaer sobre otro. En un mundo de posibilidades limitadas para editar, los concursos literarios son casi la única alternativa viable que tenemos los escritores del montón para acceder al contacto editorial y así llegar a los lectores. Cerrar cualquiera de esas puertas me parece un acto de la mayor hijadeputez. Resulta muy difícil creer que entre centenares de obras llegadas de distintos lugares del mundo no haya ninguna que sea, al menos, prometedora.
Está muy claro que esta queja de mi parte puede hacerme parecer un escritor fracasado y resentido, ¡pero que nadie se equivoque!: Soy realmente un escritor fracasado y resentido.
Subrayo que "Dandy -Una fábula de Tango-" fue bien considerada por el jurado de preselección del Premio Letra Sur para remarcar la posibilidad de distintos criterios a la hora de ponderar cualquier obra literaria, y también para que quienes participaron del Premio Bruguera enviando su primera novela no se dejen desilusionar por la boludez ajena; gilipollez en este caso.
En fin, que -literariamente hablando, claro- tengo muchas ganas de ir a buscarlo al tal Félix de Azúa y surtirlo de trompadas, pero, además de estar en este mundo de nuevo siglo muy mal visto eso de irse a las manos, en tanto siga sin ganar ningún premio pagarme el pasaje resulta mucho para mis flacos bolsillos, así que Don Félix puede considerarse a salvo.