martes, 31 de marzo de 2009

DENGUE: BASTA DE MASACRAR SAPOS

¡DETENGAMOS LA CRUEL MATANZA DEL BUFO ARGENTUM!


Mucho se habla en estos días del mosquito Aedes Aegyti y el peligro de contagiarnos por intermedio de su picadura el temido dengue. Así, el Ministerio de Salud nos llama por medio de solicitadas en los diarios a prevenirnos del contagio de esta enfermedad viral destruyendo los posibles criaderos de estos insectos. Con la misma lógica médicos mediáticos nos instan a limpiar patios, tapar depósitos, y evitar por todos los medios cualquier acumulación de agua limpia en la que el villano de turno pueda reproducirse. También los periodistas contribuyen a la concientización que prevenga una epidemia de proporciones bíblicas recordándonos a cada rato que hay miles de casos en todo el país y ya comenzaron a morir los primeros infectados. Ante ese panorama, y a contramano de la crisis mundial, el mercado local encuentra nichos de reactivación económica en la comercialización de espirales, repelentes, insecticidas y mosquiteros tanto metálicos, como plásticos o de tela. Los especuladores de siempre también ven nichos en la construcción de nichos. Finalmente, las municipalidades sacan a la calle personal disfrazado de astronautas que fumigando con grandes máquinas de humo terminan por poner los pelos de punta a la paranoica histeria de las distintas vecindades. 

Al respecto un intendente confiaba, no sin cierta picardía criolla, que la irrupción del dengue en la agenda nacional presenta una gran oportunidad para, en estos acelerados tiempos preelectorales, demostrar responsabilidad y preocupación por el cuidado de la salud. “Políticamente el humo tiene una relación costo beneficio asombrosa –confiesa el mismo jefe comunal-, es mucho más barato que cualquier asfalto electoral, además se ve desde lejos y aunque pueda ser cierto que no sirva para nada hay que tener en cuenta que tampoco hace mal”.

En cualquier caso será cuestión de esperar que venga el frío. ¿Pero cuál es la causa por la que el Aedes Aegyti irrumpe en la escena con tamaña virulencia? La Dra. Roxana del Rosario Fontaine, Directora del Centro de Estudios Etológicos Erwin Haselblad, no duda en atribuir el aumento del temible picador volante y propagador de enfermedades a la notoria merma en la población del “Bufo Argentum”, más conocido como Sapito Argentino.

“Es un hecho comprobable –se entusiasma al dar su explicación la reputada etóloga- que el simpático y gordito sapo argentino, que solía cantar en lagunas, ríos y estanques varios de nuestra vasta geografía, atrapaba con su rápida lengua cientos de insectos por día, miles cuando alcanzaba la plena voracidad de la adultez en períodos de reproducción. Pero este eficaz operador del balance ecológico, que por no tener enemigos naturales regulaba su número únicamente por la abundancia o escasez del alimento, comenzó a ser depredado por la coercitiva inclusión del sapo en la dieta de los argentinos. Uno tras otro los gobiernos nacionales, provinciales y hasta municipales han promovido coercitivamente la ingesta de sapos, llegando al punto que la gente ya no los come con el desagrado de la sorpresa inicial. Acaso por el morboso deseo de encontrarle gusto a la repugnancia, el paladar argentino incorporó definitivamente estos batracios a la dieta. Hoy los candidatos que aspiran hacer carrera y dejar su impronta en la historia política argentina, prometen, sin explicitarlo pero dejándolo en claro con la mímica cómplice de los códigos compartidos entre sados y masoquistas, que no han de faltar sapos en la mesa de los argentinos”.

Las razones de la actual escasez de sapos puede reflejarse en los resultados de la encuesta realizada por la consultora Arte Mío, dirigida por el sociólogo devenido rapero López X, que sobre un universo de 183.976 entrevistas realizadas en todo el país obtuvo curiosos datos. En su peculiar estilo de de cincuentón informal que presume de ser un adolescente criado en Belgrano que pretende pasar por negro del Bronx, el consultor da cuenta de las peculiaridades observadas: “Tengo el papeleo / les muestro lo que veo / todos esos sapos / de prepo los comieron / y aunque por nada me mareo / casi no lo creo / de los que no probaron / el número da cero”. Añade López X que un 3% de los encuestados dijo desconocer cualquier alimento que no sea un derivado del sapo. 

Sostiene el historiador Tristán Sol que los primeros intentos por introducir el sapo en la dieta de los argentinos datan de 1810. “La demora de la Revolución de Mayo –documenta didáctico- por pronunciarse a favor de la Independencia fue justificada mediante la denominada Máscara de Fernando, y el propio Cornelio Saavedra recuerda en sus memorias haber servido sapos para un grupo de jóvenes patriotas que querían apresurar los tiempos”. 

Puede argumentarse pues que comer sapos constituye a esta altura de los acontecimientos una tradición arraigada en las profundidades del alma y el estómago argentinos. Por eso la fundación ecologista “¿Qué sapa con el sapo?” que dirige Walter Queijeiro ha lanzado la campaña “Todo sapo es un príncipe”, que bajo el slogan “Muerte al dengue, larga vida al sapo” llama a la conciencia de la dirigencia del país para poner fin a la masacre gastronómica que ha puesto en grave peligro de extinción al sapo argentino. 

Vos no podés ser indiferente. Vos no querés ser víctima del mosquito que trasmite el dengue. Vos necesitas quien pueda ayudarte y ese alguien no es el Chapulín Colorado, decile sí al sapo argentino, decile sí a la vida, decile sí al bello croar de las laguna en noches de cuarto menguante. Por eso, si alguien te ofrece un sapo, frío o caliente, crudo o cocido, simplemente decile no. 

LA PLUMA DE LA DERECHA, asumiendo el compromiso por la vida y contra el dengue, adhiere a la campaña para la preservación del SAPO ARGENTINO. Sumate vos también difundiendo por todos los medios a tu alcance esta iniciativa de bien. 



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
                           (ELA VILO)