El lunes 30 de noviembre el actor Luis Brandoni pondrá su reconocido talento al rescate de la poesía de Julio Sosa, con la presentación del CD que le pone voz al mítico libro de poemas del Varón del Tango: “Dos horas antes del alba”. Allí estaremos, portando la felicidad que generan los viejos anhelos cuando se cumplen.
La cita será en el auditorio de El Ateneo (Florida 340), a las 18.00. FONOCAL y Horacio Delgado (productor del disco) tienen el honor de presentar este material discográfico.
Poco tiempo antes de morir, Julio Sosa había escrito un libro de poemas al que tituló “Dos horas antes del alba”. Ese poemario se agotó inmediatamente después de su muerte, en 1964, y nunca fue reeditado. En el CD 14 obras de ese trabajo son interpretadas por Luis Brandoni en un contrapunto con Leopoldo Federico (director de la orquesta de Julio Sosa), José Colángelo, Esteban Morgado, Daniel Binelli, Fabián Bertero, Roberto Álvarez, Horacio Romo y el Quinteto Argentino de Cuerdas.
Celebro esta iniciativa con una intensa alegría, como si el viento fresco de la Justicia finalmente acariciara el debido reconocimiento al poeta Julio Sosa. Esto para mí es saber que otros van en la misma dirección de uno, porque algo de eso intenté hacer con mi novela "DANDY -Una fábula de Tango-" (finalista del Premio Letra Sur de Novela 2009 y todavía inédita), en el fragmento que aquí acompañó para explicar mi íntima satisfacción. Vale recordar que la presentación de Brandoni será en la Librería El Ateneo, Florida 340, en tanto que esta escena de DANDY ocurre ahí nomás en la Confitería Richmond, Florida 468:
Cuando el mozo sirvió los cafés comenzaste a hojear el libro y diste con la dedicatoria del Varón del Tango: “A Noemí, en el comienzo de una nueva amistad”.
- ¿Lo conocías?
- No, nada más lo vi una vez.
- Esta vez –dijiste alzando el libro.
- Sí. Yo tenía todos sus discos y compré el libro. Me gustó mucho leer sus poemas y como tenía un cliente que lo trataba le pedí que me lo presentara para que me autografiase el libro.
- ¿Y cómo fue?
- Simpático, le dije que escribía con el sentimiento de una prostituta y que por eso me había tocado tanto.
- ¿Le dijiste eso?
- Sí, así tal cual, y él entendió que fue un halago. Se dio cuenta que se lo decía por “La búsqueda”, que provoca aversión al sexo en un estilo casi pornográfico, y me lo recitó, para mí sola, es tan lleno de vacío que al final lloramos los dos.
- No me los imagino a los dos llorando.
- Tampoco para deshidratarnos, apenas unas lagrimitas, nada más la emoción de dos que sentimos lo mismo. “Otra vez el inútil intento / por creer que el amor está cerca / y dejar pesaroso la almohada / con el alma más vieja y enferma”.
- ¿Por qué me lo regalás?
- Para que lo tengas, -parpadeó replegando esa lágrima que asomó al recitar- no sé si quiero que lo leas, es muy triste… pero tenelo.
- Gracias.
- Los que saben de poesía, bah, los que dicen que saben y ellos solos se lo creen, dicen que no es gran cosa. Idiotas. A mí me encanta el modo en que desgrana sus dolores. Hay una poesía que se llama “Amistad negra”, se me hace que es la mejor. “Naipes rojos” también es buena.
Con el chistido lechuzón impidió que te adentraras ahí mismo en alguna lectura. “Guardalo en el saco”, imploró. Vaciados los pocillos tomaste sus manos entre las tuyas y se quedaron viendo. La sentiste débil, achicándose en los dedos huesudos, sudando frío. A la salida aguardaba el fotógrafo con la foto ya revelada, un cartón grueso y la única imagen de los dos. Su sonrisa te pareció un tanto afectada, sobreactuada para el retrato. En el taxi tosió, apoyó la cabeza en tu hombro, se aferró al brazo y quedó dormida.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
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