Signo del envilecimiento de los tiempos actuales, Gabriel Reches comienza su reportaje a Juan Gelman, publicado hoy en la sección Cultura del diario Clarín, expresando que "Cada vez resulta más difícil presentar en pocas líneas a este escritor que desde hace 79 años vive intensamente". Y debe ser cierto, porque en las pocas líneas con que lo presenta omite toda referencia a la responsabilidad de Gelman en los años de plomo, cuando fue miembro de la organización terrorista Montoneros.
Es curioso que para los memoriosos de un solo hemisferio Juan Gelman sea "el poeta", o que Rodolfo Walsh haya sido simplemente "el periodista", ya que con la misma displicencia podrían decir que Adolfo Hitler fue "el pintor".
Ninguna pregunta sobre a cuántos jóvenes logró captar para integrar las filas de la guerrilla, ni cuantos de ellos murieron al servicio de la "orga" que llegó a considerarlo un traidor y hasta condenarlo a muerte.
Leía las palabras de Gelman como siempre lo leo, con la sonrisa que me brota del sarcasmo por el halo de hipocresía que hiede a su alrededor. Su poética vacía, ofrecida en la mano del progre mediante el marketing del sufrimiento, deja blanco sobre negro la paradoja del péndulo cuando un rato después leo en Revista Ñ que Arnold Kremer, o Luis Mattini según el que fuera su nombre de guerra en el ERP, al recordar el enfrentamiento de Villa Martelli en que murieron el Capitán del Ejército Argentino Juan Carlos Leonetti y el Comandante del ERP Roberto Santucho, dice esta impactante frase: "Es extraño como el Ejército jamás homenajeó a quienes llevaron a cabo una de las batallas más importantes contra la guerrilla".
Como una prueba más de la forma en que se manipula y tergiversa la historia, mientras Kremer correctamente refiere esa acción bélica como tal, el periodista Horacio Bilbao habla del "asesinato de Roberto Santucho". Afirmar que Santucho fue asesinado implica calificar de asesino a Leonetti, lo que además de ser falso es una bajeza intelectual de fuste, porque ese 19 de Julio de 1976 no hubo asesinos ni asesinados, sencillamente una escaramuza de combate entre dos unidades de ejércitos en guerra.
El péndulo ha llegado a tal extremo de inequidad en cuanto a la memoria, que hasta el enemigo de ayer termina reclamando se rindan los merecidos honores a quienes los combatieron.
Estas cosas: únicamente en la República Argentina, país maravilloso que sorprendería al mismísimo Marco Polo.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
Estado Libre Asociado de Vicente López
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