Buenos Aires es linda cuando llueve. Linda para quedarse de fiaca en la catrera, hacerle el ole al despertador y esquivar la locura de cada día cambiándola por un rato de buena vida. Al fin de cuenta los grandes placeres son también los más simples. Un mimo, la complicidad de inventarle alguna excusa a las obligaciones y escribir "Te amo" en el cristal empañado de la ventana.
Con un verso de "Garúa" robado a Enrique Cadícamo, esta letra es una milonguita alegre que suena jovial en mi orquesta imaginaria. Así "Camuchiando la camuchi" es el buen recuerdo de momentos sublimes, la invitación a repetirlos en quienes hemos tenido la fortuna de vivenciarlos, y ojalá quiera también ser la esperanza de crearlos en quien no ha tenido el gusto. A propósito: ¿Lloverá mañana?
CAMUCHIANDO LA CAMUCHI
Camuchiando la camuchi
nos quedamos la mañana
de la lluvia interminable
gambeteando a Buenos Aires…
y su trajín
Debería ser Ley Nacional
e inciso cons-ti-tu-cio-nal
el derecho inalienable
del hombre y la mujer
a guardarse en la cama,
camuchiando la camuchi,
las mañanas de llover.
Amagando despertar,
con un beso en la almohada,
ronroneando mushi mushi,
nos fuimos acurrucando
como hojas de enredadera
cuando el viento las golpea
al trepar la medianera
Con las pestañas tan largas
abriendo a la complicidad,
se alza el arco de tu espalda
desde la nuca al bostezar.
Las sábanas, tus piernas, y…
La enormidad del cielo gris,
dicen “ahora”, dicen “aquí”.
Mientras tanto la garúa,
desgranándose sin prisa,
interpreta melodías
en el xilofón de cinc.
Camuchiando la camuchi
nos quedamos la mañana
de la lluvia interminable
gambeteando a Buenos Aires…
y su trajín.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López
CAMUCHIANDO LA CAMUCHI
Camuchiando la camuchi
nos quedamos la mañana
de la lluvia interminable
gambeteando a Buenos Aires…
y su trajín
Debería ser Ley Nacional
e inciso cons-ti-tu-cio-nal
el derecho inalienable
del hombre y la mujer
a guardarse en la cama,
camuchiando la camuchi,
las mañanas de llover.
Amagando despertar,
con un beso en la almohada,
ronroneando mushi mushi,
nos fuimos acurrucando
como hojas de enredadera
cuando el viento las golpea
al trepar la medianera
Con las pestañas tan largas
abriendo a la complicidad,
se alza el arco de tu espalda
desde la nuca al bostezar.
Las sábanas, tus piernas, y…
La enormidad del cielo gris,
dicen “ahora”, dicen “aquí”.
Mientras tanto la garúa,
desgranándose sin prisa,
interpreta melodías
en el xilofón de cinc.
Camuchiando la camuchi
nos quedamos la mañana
de la lluvia interminable
gambeteando a Buenos Aires…
y su trajín.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López
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