Un soldado argentino,
sólo conocido por Dios,
renunciando a la eternidad
desplegó sus alas y el cielo
le escuchó cantar su canción:
Yo quiero ser viento de Abril,
avivando el fuego
que sostiene el candil.
Yo quiero ser viento de Abril,
tremolar del paño
por su gloria sin fin.
Yo quiero ser viento de Abril,
ir en el aliento
de quien reza por mí.
Yo quiero ser viento de Abril,
voz de los que cantan,
rugido del fusil.
Ariel Corbat
(Honor a los combatientes y Gloria a los caídos)
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