miércoles, 4 de marzo de 2009

NUESTRO, NUESTRO Y NADA MÁS QUE NUESTRO.

¿¡Má qué patrimonio de la humanidad!?


EL TANGO, IGUAL QUE GARDEL, ES ARGENTINO.


El Ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi, junto con el Director de Promoción Cultural de Montevideo Eduardo León Duter, han embarcado a las dos ciudades rioplatenses en el proceso de solicitar ante la UNESCO que el Tango sea declarado “Patrimonio Cultural de la Humanidad”. 

A mí me parece muy bien que se considere patrimonio de la humanidad a los tesoros arqueológicos, como las Cuevas de las Manos con sus pinturas rupestres de enorme belleza y hondura cultural que lleva a intentar filosofar sobre lo esencial de la vida. De hecho en el epílogo de la novela “En la Línea de Marte” destaco esa conmovedora condición de conexión atávica que guarda el sitio en el cañadón del Río Pinturas en la Provincia de Santa Cruz. Esas manos son las manos de la humanidad, y como tales hay que preservarlas para la posteridad. 

Pero el Tango es otra historia, se trata de una experiencia viva y cuando me dicen que lo quieren convertir en Patrimonio de la Humanidad me choca mal. ¡¿Má qué patrimonio de la humanidad?! El Tango es argentino. Rioplatense si es Justicia reconocer lo que el Uruguay aporta desde la otra orilla. Y hasta ahí concedo. Puedo aceptar que haya que ir haciéndose a la idea de compartir la soberanía de la Antártida –(me sorprendo escribiendo esto y no te me enojes Luján) ¡que vachcahé!, si no tenemos balas para el fusil ni perro malo que ladre y asuste- pero el Tango no. El Tango es nuestro. Nuestro y de nadie más, tal como la tierra sagrada a la que no hemos de renunciar jamás. Está bien que Caracanfunfa se hizo al mar con su bandera y lo llevó de Puente Alsina hasta París (El Choclo), claro que la canción nacida en los suburbios de Buenos Aires supo reinar en todo el mundo (La canción de Buenos Aires), pero nunca lo llevamos de regalo. Este supuesto reconocimiento que se pretende del Tango por ser, cosa innegable, obra maestra del genio creativo humano, tiene tufillo a claudicación, a entrega con título de vejestorio anquilosado. 

Aquí, en el mío cuore, hay latidos de rebeldía. Si es por lucir pergaminos, soy tanguero por derecho propio. No debió el Tango encontrarme de prepo a la vuelta de ninguna esquina, me tuvo desde antes de nacer. Así digo que las milonguitas me alegran porque son lo que silbaba mi padre cuando feliz anfitrión de reuniones familiares soltaba su felicidad de asador junto a la parrilla, que la Vieja canturreaba –lo sigue haciendo- un repertorio infinito de tangos a dúo con las voces de la radio, y que aunque supe lo que es saltar con miles en algún estadio de recital rockero nada en ese ruido me daba tanto placer, de música y poesía, como escuchar tangos en la intimidad del Café Homero. 

No me digan que eso de Patrimonio de la Humanidad no suena a ruina, a fósil, a papiro de lengua muerta. ¿Y se quejaban de Grandes Valores? El Tango es mío antes que de ningún inglés, finlandés o lo que corno sea. Es mío, es tuyo, y de cada uno de los nuestros. Sí, muy lindo el reconocimiento de la humanidad, en nuestra generosidad aplaudimos que en cualquier rincón del mundo escuchen, canten, bailen, toquen y hasta puedan crear Tango; pero es argentino, y hay semillero de sobra para que por los siglos de los siglos siga vivo el Tango nuestro de cada día. Amén. 

Y a propósito de esto, voy a meterme con otra polémica: la nacionalidad de Carlos Gardel. Determinar si El Mudo nació en Francia o en Tacuarembó es algo que desvela a nuestros amigos del Uruguay. A mí, y que nadie se ofenda, me parece que haya nacido al otro lado del charquito, o al otro lado del charcote, es asunto que no tiene la menor importancia porque el propio interesado se encargó de dejar bien en claro, a través de sus cantares, sus dichos y sus hechos, que su nacionalidad siempre fue la misma: argentino, tan argentino como el Tango.


EL CONSERVADOR



¡A ver!...
Pa’ que lo vayan sabiendo:
Gardel, es conservador.
Y por mucho que les pese,
cada vez canta mejor.

Las convicciones tan claras
que nunca niega la mano,
en señal que no tiene odios,
porque son nafta los odios
de piojos resucitados:
“No hay cosa peor que un encono
para vivir amargao (1)”.

Gritando “Viva la Patria (2)”
nunca ha de hacerse rogar,
porque “el Sol del Veinticinco (3)”
alumbra en cualquier lugar
“a los acordes vibrantes
del Himno de López Planes (4)”.

Sobre guitarras camperas
su trino es siempre bandera,
“Argentina, Patria amada (5)”
de mi corazón y mi alma…
La Muerte, ¡pobre La Muerte!
¡Ay! La Muerte, si entendiera…

Por ser cantor y argentino,
todas sus glorias son Tango (6),
y sus amigos son tantos
que vencedor del olvido
en la ciudad o en el campo
lo lleva el pueblo en un silbo.

¡A ver!...
Pa’ que lo vayan sabiendo:
Gardel, es conservador.
Y por mucho que les pese,
cada vez canta mejor.



1) MILONGA DEL 900 (1933) Letra: Homero Manzi. Música: Sebastian Piana. 
2) ¡VIVA LA PATRIA! Letra de F. García Giménez. Música de Anselmo Alfredo Aieta. 
3) EL SOL DEL 25 Música de Carlos Gardel. Letra de Razzano. Letra de Lombardo. 
4) SALVE PATRIA (ESTILO), Letra de Eugenio Cárdenas. Música de Guillermo Barbieri. 
5) PATRIA Letra de Vicente Greco. Música de Vicente Greco.
6) "No soy yo el que triunfa; es nuestro Tango el que se impone. Nueva York aplaude nuestras películas y nuestras canciones. Hago todo esto pensando en un próximo gran futuro de nuestra cinematografía argentina, y haré muchas películas más, algunas hasta en inglés, si se trata de que me lo soliciten. ¡¿Quién dijo miedo?! Aunque las canciones que en ellas se intercalen serán como siempre en castellano. Agradezco a "Crítica", el diario que no podía faltar en esta transmisión, lo mismo que a la National Broadcasting Company, y a Radio Splendid de Buenos Aires, la oportunidad que me han brindado de comunicarme con mis lejanos y queridos compatriotas". (Declaraciones de Carlos Gardel a la cadena NBC, de Estados Unidos, el viernes 17 de agosto de 1934).


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López

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