jueves, 16 de enero de 2025

SLOKAR Y LIJO, DOS QUE NO DEBERÍAN OCUPAR CARGO DE JUEZ.

Atraviesa la República Argentina un momento político particularmente extraño: 

El hartazgo de buena parte de la sociedad respecto de la mentira de los 30.000 desaparecidos, piedra basal del relato kirchnerista, sigue alimentando la creciente conciencia sobre que el régimen K montó un enorme negociado con los derechos humanos haciendo pasar a terroristas por víctimas. Por ese motivo se observa un escenario como nunca antes propicio para avanzar a paso firme contra toda la estafa con los desaparecidos e ir contra los "jueces" del prevaricato sistematizado.

El prevaricato sistematizado de esas farsas llamadas "juicios de lesa", es la parte esencial de toda la corrupción montada desde 2003 sobre la mentira y el falseamiento histórico mediante el uso faccioso de los recursos del Estado para el adoctrinamiento y la desmemoria.

Constituye la mas escandalosa corrupción de la historia judicial argentina, un entramado de intereses espurios que ya no puede ocultarse y en la desesperación por disimularlo los jueces prevaricadores no vacilan en quedar expuestos queriendo modificar el clima de fin de época para el curro de los DD.HH. que, sin dejar de crecer, se fortaleció con la llegada a la Presidencia de Javier Milei.

Así dos "jueces" emblema del prevaricato sistematizado, Alejandro Slokar y Ariel Lijo, han salido a hacer alarde de su parcialidad y complicidad con sectores de la izquierda que, como es el caso de las madres de Plaza de Mayo (madres de terroristas) pudieron parasitar el Estado gracias al proyecto totalitario de corrupción estructural iniciado por Néstor Kirchner.


Desde hace muchos años no hay ninguna duda que los militares y demás personas llevadas al circo tribunalicio de esa Justicia  impostora por haber vencido al terrorismo castrista, no tienen chance de defensa; aunque cada tanto para salvar las apariencias alguno sea absuelto. La inconstitucionalidad de esos juicios, la mendacidad de los testigos, la parcialidad de los "jueces" y la complicidad activa o idiota de distintas fuerzas políticas, hacen que el poder judicial sea un poder prevaricador y por lo tanto la República se encuentre mutilada.

Dos casos de las últimas horas demuestran la parcialidad de los "jueces".  Primero el integrante de la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, Alejandro Slokar (al mismo tiempo que las arriba mencionadas madres de terroristas declaraban su apoyo al dictador Maduro), frente a decisiones del Ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona tuvo el descaro de declarar: “Estamos ante una instancia que conforma una suerte de bestiario en términos de políticas públicas en materia de Derechos Humanos. Pero también, ante todo, diría yo, frente a un ultraje de los elementos constitutivos de la democracia, que busca una suerte de rol de antagonista. ¿Con quién? Con un sujeto histórico como las Madres y las Abuelas”.

Según delira Slokar, Argentina le debe a las madres de los terroristas, "la reconstrucción ética y hasta política-democrática". Dado que se reputan por todos conocidos los hechos de corrupción de esas admiradoras de dictadores comunistas, cabe concluir que tiene Alejandro Slokar una idea extraviada de lo que es la ética y los valores de la política en democracia. Idea que de tan extraviada es incompatible con la honestidad que cabe esperar de verdaderos jueces y deja motivo más que suficiente para ir por su destitución. 

Luego Ariel Lijo, el incomprensiblemente propuesto por el Presidente Milei para la Corte Suprema de Justicia de la Nación, dictó una resolución reclamando a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación garantizar la dotación de personal "capacitado" para que los "espacios de memoria" sigan funcionando.

Vale reiterar que en cada uno de esos espacios se falsea la historia y se homenajean terroristas castristas que, intentando importar la dictadura cubana, mataban argentinos indiscriminadamente, ya sean niños, civiles, policías, con la violenta pretensión de hacerse del poder por la vía del terror. Tanto así que hicieron algo que nuestros militares nunca hicieron: matar uno de los jueces que los juzgó y condenó.

El Juez Quiroga, asesinado por el ERP, era Juez cuando para ser Juez además de honorable se debía ser valiente, no como la sarta de cobardes en este siglo que juegan a ser jueces y condenar "represores" porque se da la paradoja que esos "represores" ganaron la guerra. Si hubieran ganado los otros, Firmenich o Santucho, no existiría la República y cualquier Juez que pretendiera juzgar los crímenes de los vencedores iría directo a estampar su sangre contra un paredón.

La sociedad se hartó de ser estafada por el kirchnerismo, de sentir una culpa artificial por haber eliminado terroristas, de pagar privilegios a "jueces" que revuelven el pasado lejano y demoran años en resolver causas presentes. Y en ese hartazgo debe operar la acción política para sanear el Poder Judicial sin lo cual la República es ficticia.

La evidencia está a la vista de todos: ningún país con mayoría de jueces honorables, probos y eficientes, llega a padecer el daño institucional, la degradación cultural y hasta la miseria intelectual que el régimen kirchnerista le causó a la Nación Argentina.

Incluso con minoría parlamentaria están dadas condiciones que permiten impulsar el debate sobre la necesidad de sanear el Poder Judicial y promover políticas para ello. Pero ¿cómo avanzar contra la corrupción judicial promoviendo al prevaricador Lijo a la CSJN? No hay manera. Esa es la garantía de blindaje para todos los "slokars".

De modo incomprensible el Presidente se apunta para dispararse un tiro al pie con la postulación de Lijo al máximo tribunal, porque con "jueces" de esa calaña todos los cambios que Milei emprende no dejarán nunca de ser precarios. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


domingo, 12 de enero de 2025

"GUARANGO", por el Dr. Enrique Mussel.




Guarango:

En septiembre de 1929 Don José Ortega y Gasset publicó varias notas en la Nación de Buenos Aires (El más pertinente  para el caso,"El Hombre a la defensiva", que está en Internet) en los que nos describe con claridad y dureza. 

Asombrado por el éxito argentino que en menos de ochenta años supimos crear un país tan rico y ordenado se refiere a sus autores, gente de primera calidad pero que gritan sus éxitos: no pueden esperar a que se manifiesten, que se les reconozcan, se adelantan a proclamarlos, son unos “guarangos”. Y así nos califica, con la palabra que acuñamos porque no había alguna  en el viejo idioma imperial que se ajustara a esa características: El que se  adelanta al éxito

Pero, el Presidente que nos abruma con sus exabruptos, es un político nuevo que tuvo que proclamar a gritos su proyecto libertario.  Y la ciudadanía lo entendió, apoyó, y hoy lo tenemos gobernando. Esperamos que tenga éxito, un nuevo y portentoso éxito argentino, como los de antes.
 
Envío estas reflexiones a hijos, nietos, bisnietos, sobrinos, amigos míos y de la amada república democrática.

Tanti auguri. Enrique el viejo.   

viernes, 10 de enero de 2025

A PATRICIA BULLRICH LE LLEGÓ LA HORA DE LA RENUNCIA


“Mis ministros tienen libertad de acción dentro de nuestras ideas.
Pero ninguno de ellos tiene permitido un milímetro de error”.

Presidente Javier Milei
(21NOV24)

Patricia Bullrich, Nicolás Maduro y Nahuel Gallo.
La incontinencia verbal de la ministro no benefició en nada al gendarme secuestrado
por la tiranía venezolana; sólo sirvieron sus bravatas para ser funcionales al dictador
con grave afectación para la dignidad de la Nación Argentina.


El 29DIC24 a través de un escrito de difusión reservada (enviado en primer término a la ministro Patricia Bullrich y a operadores del sistema), compartí algunas consideraciones sobre el "Caso Gallo".

Las razones de reserva que tenía entonces han caído hoy al concretarse la farsa de "asunción presidencial" del sátrapa Nicolás Maduro. Lo cual me lleva a retomar públicamente esas mismas consideraciones, con su correspondiente actualización conforme la evolución de los hechos.

La situación generada a partir de la detención en Venezuela del gendarme Nahuel Gallo, posiblemente sentencie el agotamiento de la gestión de Patricia Bullrich como ministro de Seguridad de la Nación. (Textual del informe de marras).

Previo a puntualizar los hechos que permiten observar el agotamiento de su gestión, vale recordar y reconocer que Bullrich, en su primera experiencia a cargo del ministerio durante la Presidencia de Mauricio Macri, se mantuvo firme en situaciones de contexto adverso (como el “Caso Maldonado”) que hubieran doblado o puesto en fuga a muchos otros políticos. 

En relación al Presidente Javier Milei aportó  un decisivo volumen político para el balotaje y en la gestión un mensaje claro para el control de la calle. Pero su desprolijo voluntarismo es incorregible.

Ciertamente, conserva Bullrich una alta imagen positiva sobre su gestión al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación, lo cual puede ser explicado con algo que dije disertando en la UCEMA allá por Junio de 2018: "La gestión de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación debe ser evaluada positivamente si se toma como parámetro la gestión que le antecedió, pero si en cambio se toma como referencia el óptimo profesional califica por debajo de lo mediocre". Ese mismo juicio cabe hoy, ya que en materia de Seguridad el kirchnerismo con la gestión de Sabina Frederic puso la vara ya no al ras del piso sino muy por debajo del piso; y Aníbal Fernández  no la levantó ni un centímetro. Obviamente comparado con los ministros del régimen el desempeño de Bullrich es exponencialmente mejor.

Sin embargo sus vicios voluntaristas, siempre encubiertos o relativizados por esa inevitable comparación con los "sueltapresos" del régimen, en algún momento iban a rozar lo inaceptable. Y eso ocurrió finalmente con el Caso Gallo.

Por pura lógica se comprende que en tanto el Cabo Primero Nahuel Gallo de la Gendarmería Nacional, secuestrado el  08DIC24, permanezca bajo poder de la dictadura venezolana se impone en los funcionarios del Estado una extrema prudencia. No obstante ello, la ministro Bullrich mediante un posteo en X (Twitter) lanzó una inconducente bravata dirigida a Diosdado Cabello el 16DIC24 en tono de amenaza: "Libera a Nahuel o atenete a las consecuencias".

Para mensurar la gravedad de lo dicho por la ministro basta imaginar cuáles son las condiciones de detención que afronta el gendarme Gallo, y no se necesita mucha imaginación para entender que no son ni parecidas a las del corrupto y destituido senador Edgardo Kueider, que goza en Paraguay de todas las garantías del debido proceso mientras permanece alojado en un departamento de lujo.

El 27DIC24 el fiscal general del dictador Nicolás Maduro, Tarek William Saab, a través de un comunicado sostuvo que el “gendarme argentino se encuentra procesado por vinculación a acciones terroristas en Venezuela”. En el mismo comunicado se especulaba con que Gallo fuera parte de un plan criminal dirigido por autoridades argentinas. 

Y nuevamente la ministro Bullrich respondió con otra bravata inconducente. Acaso porque piensa más en los aplausos de sus obsecuentes que en mejorar la situación de nuestro camarada, dejó pasar la oportunidad del silencio y posteó: “Tarek William Saab, jefe de fiscales de una narcodictadura asesina, no me va a callar con sus mentiras. El argentino Nahuel Gallo es víctima de un secuestro político, y ustedes, mafiosos del régimen de Maduro, son los verdaderos criminales. No nos intimidan. Caerán, y cuando así sea, enfrentarán la Justicia por sus crímenes contra la humanidad. No habrá rincón en el mundo donde puedan esconderse”. 

Si algo necesitaba la irracional dictadura comunista para hacer pasar a Gallo por espía / terrorista era esa bravata inexcusable de Bullrich. El característico gesto árabe de saludar llevando dos dedos de la diestra al corazón, luego a los labios y finalmente a la frente, quiere decir “lo que siente mi corazón, lo dicen mis labios después de haberlo pensado”. Bullrich está compulsivamente impedida de seguir esos pasos de sana prudencia. Falencia que, con sus 68 años, no es ya susceptible de ser subsanada por psicólogos ni psiquiatras. 

El 06ENE25 la acusación contra Gallo se convirtió en un completo delirio stalinista, al estilo de Lavrenti Beria, cuando Maduro acusó al gendarme de tener por misión eliminar a la vicepresidente Delcy Rodríguez. 

La temperamental incontinencia verbal de la ministro Bullrich no sólo perjudica directamente al gendarme Gallo, sino que también lo afectan en relación a lo que por él deberían estar haciendo el cuerpo diplomático y el Sistema de Inteligencia Nacional. 

Es dable tener memoria de los procedimientos que tuvieron su auge durante la Guerra Fría para el manejo de crisis como la que plantea el secuestro del gendarme, que en muchos casos incluían la represalia de capturar agentes enemigos (reales o supuestos) en territorio propio y concluían en un intercambio de prisioneros. 

Y para los que crean que eso es historia antigua, hace apenas unos meses negociaciones entre Rusia y los Estados Unidos culminaron de la misma manera, incluyendo agentes rusos que operaban en Argentina.

Por supuesto, para que ese tipo de maniobras puedan ejecutarse se requiere un funcionamiento armónico de los distintos sistemas institucionales del país, por lo pronto un Servicio de Inteligencia con sus funciones claras y bien conducido; capaz de responder rápido. Herramienta que no tenemos desde hace muchos años. Sobre esa base el Servicio Exterior de la Nación puede arbitrar mecanismos diplomáticos que no se abren por bravatas en Twitter sino por hechos concretos. Porque así se juega el juego: palo por palo.

El Caso Gallo impone la revisión de sistemas de alerta sobre los riesgos que corren ciudadanos argentinos en el exterior.  Otros países tienen como práctica establecida (que combina decisiones de gobierno en función del interés nacional, con las previsiones de sus servicios de Inteligencia y el tacto de la diplomacia) emitir informes sobre los distintos países para información de sus viajeros. Y por supuesto hay países a los que recomiendan no viajar. Va de suyo, que si un Estado recomienda a la generalidad de sus ciudadanos no viajar a un tercer país, por supuesto no autoriza a simple pedido que vayan a ese destino sus agentes estatales que deben pedir permiso para desplazarse incluso en condición de particulares. 

Argentina no ha desarrollado esa práctica. Casi ningún argentino que viaja al exterior espera informarse por Cancillería sobre los riesgos que le esperan en tal o cual país. Son muy pocos los que buscan obtener tal información por parte de la Cancillería.

En tal sentido, fue desacertada la declaración de la Vicepresidente Victoria Villarruel buscando diferenciarse de la ministro Bullrich al decir que ella no hubiera autorizado el viaje del gendarme a Venezuela, porque ese tipo de pedidos no llegan al escritorio ministerial. Las fallas de funcionamiento en el sistema, que es imprescindible revisar, incluyendo las capacidades de los servicios de Inteligencia de las distintas fuerzas en relación a sus jefaturas, han permitido la subestimación del riesgo en Venezuela. Son los riesgos del relajamiento que acarrea dar por segura la normalidad del "nunca pasa nada"; hasta que pasa. Y pasó.

En lo que sí es de su exclusiva incumbencia, la ministro Patricia Bullrich no sólo viene gestionando la crisis de modo contraproducente y perjudicial para otras áreas de gobierno, sino que deja expuesto al Presidente Javier Milei como alguien que no ha podido llamarla a silencio. Lo cual además de mostrar una falencia de conducción política, ratifica la intención elusiva del Presidente ya que desde la campaña electoral ha buscado desentenderse por vía de delegación, primero en Villarruel y luego en Bullrich, de cuestiones no económicas pero igual de sensibles como son Defensa, Seguridad e Inteligencia.

Y siendo que los funcionarios de primera línea son fusibles que deben servir de “paragolpes” al Presidente de la Nación, lo hasta aquí expuesto indica el agotamiento de la segunda gestión de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad de la Nación por causa de su propia personalidad voluntarista.

En este desgaste prematuro cabe advertir como paradoja que la misma situación que descalifica a Bullrich es la que hasta ahora la sostuvo en el cargo. 

Desplazar a Bullrich mientras existía la posibilidad (por improbable que fuera) de un recambio de poder y apertura democrática en Venezuela, era sencillamente inviable porque hubiera significado darle gusto a la dictadura venezolana y la izquierda vernácula. En definitiva los mismos sectores que buscaban quitarla del cargo durante la Presidencia de Macri por el “Caso Maldonado”. 

La diferencia entre ambas situaciones es que en aquel momento Bullrich obraba correctamente en defensa del interés nacional, pero en cambio ahora su accionar es perjudicial para ese mismo interés nacional y para un gendarme en particular. Las acciones de Bullrich no van orientadas a la pronta y mejor resolución del Caso Gallo, sino a la claque de sus aplaudidores soñando un futuro político que no termine en el Ministerio de Seguridad de la Nación.

La afirmación de la tiranía castrista en Venezuela, fortalecida en su sistema opresivo por las medidas asumidas para garantizar la farsa de asunción presidencial que aseguran su continuidad en lo inmediato, dejan a Patricia Bullrich parada sobre su error: No cayó la satrapía y todas sus bravatas dirigidas a los personeros de la tiranía castrista en Venezuela definen la mera impotencia llevada al ridículo.

En relación al Caso Gallo, Patricia Bullrich sobreactuó su autopercepción de sheriff al estilo "el que las hace las paga", lo cual puede aplicar y constatarse sobre cierta delincuencia local pero no sobre la dictadura de un país extranjero (cuya caída requiere una intervención militar que las democracias del continente no parecen tener intención de ejecutar). 

Con sus bravatas, que hoy no sabemos qué significaron en la salud del Cabo Gallo, Patricia Bullrich no ha errado por un milímetro sino  por un kilómetro. Al menos.

Resta saber si el Presidente Milei aplicará su estricta vara de intolerancia al error con el mismo criterio que en otros casos, o nos demostrará que esa como tantas otras de sus frases asertivas ya ha perdido su vigencia.

En el caso que el Presidente Milei opte por lo razonable y desplace a Patricia Bullrich (a quien no creo capaz de tener lo que es necesario tener para asumir su culpa y en un acto de autocrítica presentar su renuncia), posiblemente se busque una salida elegante a través de acuerdos políticos dentro de la coalición de gobierno. 

Más allá de quien ocupe la cartera de Seguridad, las consecuencias del Caso Gallo, debe abrir un debate público sobre la ingeniería conveniente para consolidar un Sistema de Seguridad Nacional y el funcionamiento armónico de sus componentes.

No obstante lo observado, el grado de involucramiento que en esta cuestión vaya a asumir el Presidente Javier Milei es un enigma. Cuestión de lo cual, dada sus indelegables responsabilidades, dependerá que la mala experiencia se capitalice de modo superador o se diluya en cambios cosméticos.

Es importante subrayar que todo agente estatal sabe que la dignidad de la Nación está por encima de su persona. Ello significa que el gobierno nacional no debe ceder a ninguna extorsión, por lo que a pesar de las consecuencias individuales -por penosas que sean- debe sostener firmes sus políticas de Estado.

Ahora bien, esa realidad que hace a la razón de Estado no habilita a ningún funcionario para hablar de más y mucho menos boquear bravatas inconducentes, como las vertidas por Patricia Bullrich, que a la postre dejan expuesta a la Nación en la más vergonzosa de las impotencias: la de pronunciar palabras altaneras sin fuerza que las respalde.

Bullrich hizo todo eso, sin otra utilidad que ser funcional a la tiranía comunista. 

A juzgar por estos hechos y por las palabras del Presidente Milei, a Patricia Bullrich le llegó la hora de la renuncia. O del despido liso y llano. De Milei depende.


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.


lunes, 6 de enero de 2025

SE PERDIÓ LA BRÚJULA PARA LA BATALLA CULTURAL ¿ALGUIEN LA VE?


"El secreto de nuestra prosperidad
 consiste en la conservación de la paz 
y el acatamiento absoluto a la Constitución.

Presidente Julio Argentino Roca.


"¿Y dónde están ahora los filósofos críticos?
Tiñendo sus palabras de intereses políticos."

(Gente del futuro) Miguel Cantilo.


De lo que se quiera entender por "batalla cultural" dependerá la visión estratégica sobre sus alcances en espacio y tiempo, la definición de objetivos, la identificación del enemigo, la disposición de medios y su empleo para imponerse.


Por lo tanto la primera incógnita a despejar es justamente qué entendemos por "batalla cultural". Como escribo un artículo y no un tratado, voy a omitir consideraciones sobre el sentido planetario de la "batalla cultural", que remite a antagonismos tales como Libertad vs totalitarismo, democracia vs autocracia, república vs tiranía, racionalidad vs prejuicio, capitalismo vs socialismo, Nación vs globalismo y un largo etcétera de antinomias capaces de fusionarse, al fin de cuentas, en una sola: identidad o deshumanización

Puesta en términos locales, que quizás sea también síntesis de lo universal como una de sus variables, el significado de la batalla cultural en Argentina, a la luz de su historia, puede ser definido como el esfuerzo por alcanzar y sostener la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional, para el ser y prevalecer de la Nación Argentina con los valores de Patria y Libertad enunciados desde 1813 en el Oíd, mortales!, cantado de generación en generación.

Para decirlo en otras palabras: afirmar nuestra más puro ideal de identidad.

Si bien hace mucho tiempo que la Nación Argentina coquetea con la suicida idea de renegar de sí misma, el punto más bajo de nuestra identidad cultural acaso, hermosa palabra la palabra "acaso", se haya alcanzado durante la infeKtadura.

El 19 de Marzo de 2020 bajo la presidencia de Alberto de la Fernández el kirchnerismo perpetró un golpe de Estado contra la Constitución Nacional. (Leer: ALBERTO FERNÁNDEZ DENUNCIADO POR SUBVERTIR EL ORDEN CONSTITUCIONAL).

A través del infame Decreto 297/2020 de “AISLAMIENTO SOCIAL PREVENTIVO Y OBLIGATORIO”, con la complicidad de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, cabeza de un Poder Judicial devenido Poder Prevaricador a lo largo de este siglo, y de la totalidad de los partidos políticos con representantes en el Poder Legislativo, el orden constitucional fue derogado de facto.

¿Y por qué pudo pasar eso? Porque la sociedad argentina bajo el régimen kirchnerista fue objeto de un proceso de desmemoria colectiva y adoctrinamiento faccioso con los recursos del Estado que diluyó la identidad nacional al punto de trastocar los valores fundantes de la Nación.

El orgullo de la valentía dejó de ser el sesgo saliente de los libres del sur. Se reemplazó la altivez que nos supo distinguir por una cobardía inexcusable fomentada con infinidad de victimizaciones artificiales (y rentadas a costa del erario público) que permitió que el grueso de la población se sometiera mansamente a los caprichos del régimen aceptando la falacia de la vida como el valor supremo y que en virtud de ello había que resignar libertad y someterse a la tutela del gobierno.

Se olvidó así que tanto el Himno Nacional como la propia Constitución de la Nación Argentina colocan los valores de Patria y Libertad por encima de la vida. Armarse en defensa de la Constitución Nacional, tal como el juramento del Himno, implica sostener su vigencia a costa de la propia vida. La Libertad es la que da valor a la vida y gloria a la muerte.

Nunca imaginó Vicente López, ni la Asamblea del Año XIII, como así tampoco los constituyentes de 1853/60, que bastaría una gripe y un gobierno corrupto para que los argentinos descendieran hasta el fondo de la cobardía. Sin siquiera necesidad de un humo de pólvora, se abandonaron las instituciones de la República permitiendo las aberraciones totalitarias que sintetiza (para el recuerdo y que no se repita jamás de los jamases) la imagen de aquel padre obligado a llevar en brazos a su hija enferma de cáncer.


Esa es la postal de la infeKtadura, y la postal de la derrota cultural argentina. Ni valientes, ni solidarios, un pueblo de cobardes comportándose como esclavos. Un pueblo que pactaba con el silencio cuando debía gritar, salir, putear hasta poner las cosas en su lugar. Gritar, putear, sacar pecho cuando ya el peligro pasó no tiene ningún mérito, sólo es embrutecimiento. Exactamente lo que dejó el kirchnerismo: daño institucional, degradación cultural y miseria intelectual. 


Y como ocurre cada vez que se toca fondo hubo un efecto rebote. La vergüenza es un sentimiento sano en tanto sirve para recapacitar y corregir conductas equivocadas. La sociedad argentina, aunque muy tarde sintió esa sana vergüenza por haberse sometido al gobierno de los peores. 

La reacción se canalizó a través del "fenómeno Milei". Javier Milei logró emerger como un personaje virulentamente histriónico cuyo mensaje disruptivo, gracias al hartazgo que provocó en la ciudadanía el exceso de imbecilidad totalitaria durante la Presidencia de Alberto de la Fernández, logró quebrar la desesperanza republicana que había instalado la hegemonía kirchnerista y que parecía haberse consolidado definitivamente con el fracaso del interregno macrista. 

Es dable señalar que durante todo el régimen kirchnerista hubo cierta resistencia republicana activa sosteniendo las ideas de la Libertad, pero que obrando en minoría y fragmentada nunca pudo organizarse. Egos de cabeza de ratón, liberalómetros, prejuicios y recelos entre liberales, nacionalistas y conservadores, todos republicanos; sólo consiguieron construir impotencia. Lo que nos llevó al riesgo cierto de diluirnos entre la progresía de Cambiemos / Juntos por el Cambio / PRO / Coalición Cívica, etc.

Mucho antes que Javier Milei adquiriera notoriedad, la línea de la resistencia republicana tenía en primera fila a Cecilia Pando, Ricardo López Murphy, Nicolás Márquez y Agustín Laje por citar sólo los primeros nombres que trae mi memoria. Los cuatro mencionados se opusieron desde el inicio del régimen kirchnerista diciendo cosas que muchos callaban por temor a ser llamados "fachos". Hoy, y en buena hora, otros muchos que entonces me negaban ser liberal y me llamaban "facho", se esfuerzan hasta la sobreactuación por estar más a la Derecha que yo. Pero en aquellos años toda la sociedad se había desplazado hacia la izquierda, tanto que los progres pasaban por derechistas y por eso corrían a etiquetarse de centro. 

Tal como escribí en otro artículo "La Presidencia de Milei no es pues un milagro, ni cosa por el estilo, es sencillamente lo que parió con sus circunstancias de coyuntura la realidad política de la muy vapuleada Nación Argentina".

Mauricio Macri en su presidencia, rodeado de progres irrecuperables como María Eugenia Vidal (la amarilla que más se preocupó y ocupó de preservar la mentira de los 30.000 desaparecidos), no tuvo la capacidad ni la voluntad de dar la batalla cultural. Pensó, en lo que era y es un pensamiento muy generalizado dentro del PRO y el resto de la progresía, que se podía gestionar el cambio gradualmente sin plantar batalla contra la cultura subvertida por el kirchnerismo. 

Lo he contado otras veces pero a riesgo de extenderme lo repito aquí. A lo largo de 2019 mantuve charla con secretarios de Estado que para mi sorpresa y espanto creían que iban a ganar las elecciones porque "a la hora de votar la gente va a valorar los ladrillos del metrobús". No entendían ni podían considerar las consecuencias de no haber afrontado la batalla cultural, creían en gestionar sin ideología; creencia absurda si las hay.  Y ante mis advertencias sobre la inminente derrota, uno de ellos, con una soberbia que jamás voy a olvidar me dijo: "Si estamos acá es porque ganamos elecciones, o sea que tan boludos no debemos ser".

A diferencia de Mauricio Macri, el Presidente Javier Milei alzó la bandera de la batalla cultural. Y en tal sentido está haciendo algo que Macri prometió pero no cumplió: desmantelar "el curro de los Derechos Humanos". Demoler el relato falseado de la historia que construyó el kirchnerismo a partir de la mentira de los 30.000 desaparecidos es condición sine qua non para recomponer la cultura republicana. Tanto como poner fin a la sarasa del "Estado presente" que supone, entre otras aberraciones morales, que lo que paga el Estado es gratis.          

Ahora bien, en la batalla cultural, como en toda guerra, es importante entender que los errores estratégicos no logran ser corregidos por aciertos tácticos y que es estrictamente necesario operar sobre el terreno en función del objetivo; lo que supone variaciones tácticas.

Así, por caso, el tono innecesariamente agresivo utilizado en la campaña se demostró ridículo con el acuerdo prebalotaje, donde murieron varias de las consignas enunciadas por el candidato Milei, empezando por aquella de "una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre". 

Ahora bien, la campaña presidencial del 2023 fue sin duda la más sucia desde el retorno de la democracia. La mugre fue la regla y no la excepción como en otros comicios. Tal vez no podía ser de otra manera ante un electorado que harto del régimen kirchnerista y avergonzado por su cobardía durante la infeKtadura pedía pelea. 

Con todo ello ganar las elecciones, sobre los insultos cruzados, con el acuerdo de política real con la parte de la progresía que lideraban Mauricio Macri y Patricia Bullrich, era imprescindible para poder avanzar en la batalla cultural porque la derrota hubiera significado la cancelación definitiva de toda esperanza republicana. 

Se ganó y en los primeros meses, ante la certeza que el kirchnerismo y el resto de la izquierda tenían planes destituyentes, el Presidente y su gobierno debían seguir siendo agresivos manteniendo siempre la iniciativa de la pelea. Porque si ganar la elección era imprescindible, demostrar gobernabilidad no lo era menos.

Ahora bien, el gobierno terminó su primer año con la gobernabilidad demostrada, cumpliendo gran parte de los prometido y habiendo tomado medidas duras sobre las "verdades incomodas" (que Milei explicitó durante la campaña y al asumir la Presidencia) conserva una imagen positiva muy alta. Muy por encima del desgaste que se suponía iba a acarrear un plan de shock.

En este punto, entrando en un año electoral, es preciso acordar qué se entiende por batalla cultural. 

Si por batalla cultural referimos el esfuerzo por alcanzar y sostener la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional, para el ser y prevalecer de la Nación Argentina con los valores de Patria y Libertad enunciados desde 1813 en el Oíd, mortales! cantado de generación en generación, es conveniente una revisión crítica de lo obrado por el oficialismo.

Mientras escribo estos pensamientos el oficialismo se muestra como un ejército que logrando establecer una cabecera de playa en lugar de avanzar sobre el enemigo se  aferra al terreno para dispararse entre sí.

Están regalando tiempo para reagruparse por fuera a los kirchneristas alrededor de Kicillof (en el bastión K de la Provincia de Buenos Aires) y a los amarillos por dentro (el entrismo bullrichsta).

Se insiste mucho desde el oficialismo en que las formas son relativas, pero las formas que impone la República no son meramente decorativas; por ende son muy importantes para ganar la batalla cultural. Las formas reflejan el sentido de lo que se hace, y sin lugar a dudas el patético espectáculo que ofrece el quiebre de la fórmula presidencial exacerba con modos groseros la incomprensión de la batalla cultural y el consiguiente extravío de rumbo.

Digo: Sigan boludeando como los Pimpinela y algunos, tal vez pocos, tal vez unos cuantos o acaso muchos, vamos a terminar buscando votar una lista de derechistas independientes que apoye al gobierno sin mileistas ni villarruelistas. La soberbia cree que puede regalar votos...

Están olvidando que lo aborrecible del kirchnerismo fue y es su odio a la Nación Argentina para reemplazarla por un país "plurinacional", su desprecio por la República en la intención de coptar poderes y aunar la suma del poder público, su obsecuencia al líder personalista en la pretensión de poner la libertad bajo tutela, su agresión constante a los opositores en la exacerbación de la lógica amigo/enemigo y el mal gusto que brota como cloaca desbordada de toda esa inmundicia totalitaria.

Esa sola enunciación sintética de los males kirchneristas, deja claro que la batalla cultural no puede consistir en rebajarnos a ser el espejo de esas acciones repudiables. Es pues necesario defender sustancialmente la Nación, la República, la Libertad, el civismo y desde las formas el buen gusto que manda la austeridad y el decoro republicano. 

Por lo que observo, no creo que el Presidente Javier Milei esté comprendiendo debidamente los deberes formales que más allá del protocolo propiamente dicho le impone ser el Presidente de la Nación Argentina. En la República, y mucho más desde la concepción liberal, tienen los funcionarios más obligaciones que derechos, restricciones a su libertad que hacen a la dignidad que deben representar: la del Pueblo de Mayo que aspira a ser un faro de civilización. Ya no es un ciudadano más: "Es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país" (Art.99 inc 1 CN).

Basta seguirlo en X para observar algunos posteos que, de mínima, son de un notorio mal gusto, como si quisiera el Presidente desmentir su pregonada afirmación sobre la superioridad ética y estética de la Libertad sobre el socialismo. 

Y luego está la soberbia del autobombo, el esfuerzo por remarcar su proyección internacional en la pretensión de ser el mejor gobierno de la historia. Ojalá lo sea, para eso lo voté y para eso lo apoyo, pero todavía le falta mucho, mucho, para estar a la altura del mejor Presidente que tuvo la Nación Argentina: Julio Argentino Roca. 


Hay que poner humildad donde se instala la soberbia, y eso también es parte de la batalla cultural. Es más, siendo que Milei considera al Presidente Menem el mejor Presidente (supongo y podría compartir que de los que cumpieron mandato desde 1983 a hoy), podría comenzar por emular su caballerosidad, ya que más allá de cualquier juicio de valor sobre su Presidencia, el riojano evitaba inteligentemente ofuscarse al responder críticas y ataques. Sonreía y con la elegancia de alguna frase sin agravios se colocaba por encima de sus críticos. 

Luego la agresividad del Presidente Milei ha generado un cierto cerco de obsecuencia a su alrededor, a cuento de lo cual va la cita de Miguel Cantilo al comienzo de este artículo. Incomprensiblemente para mí, intelectuales que acertada y duramente criticaban los vicios del kirchnerismo parecen ahora justificar cualquier cosa que haga o diga el Presidente Milei. Algunos personajes, incluso, deliran con una reforma constitucional que profundizaría el personalismo del sistema presidencial. Y con un nivel de agresividad tal que son capaces de postear varios insultos y ninguna idea. Personas cuyo sentido republicano parece haber menguado y que justificando nombres como Scioli, Lijo, Kueider, no dudan en consolidar la lógica amigo/enemigo que exacerbó el kirchnerismo atacando "traidores" en las propias filas comenzando por la Vicepresidente Victoria Villarruel. Por esa vía se pierde y pronto la batalla cultural.

Hemos visto gente desprenderse del espíritu crítico por un cargo, o por la expectativa de obtener uno, y en el mejor de los casos a otros que por la desesperación de saber que este gobierno no tiene margen para fracasar optan por la fe ciega como si tal cosa asegurase el fin del kirchnerismo. El problema es que la fe ciega empuja para donde no ve, y si los que ven son obsecuentes cualquier error conduce a caer por el precipicio.

Menem sabía, a diferencia de su admirador Milei, que la imagen del Presidente debe trasmitir una confiada y señorial calma en todo momento. Como aquella vez en 1998, cuando el Tango 01 llegando a Nueva Zelanda atravesaba una fuerte turbulencia y evitó que los demás pasajeros entraran en pánico al sonreír y decir muy calmadamente: "No temáis, estáis con el César y su estrella, nadie muere en la víspera". 

No contribuye a cubrir las necesidades de la Argentina, que son las del propio gobierno, un Presidente en confrontación permanente, muchas veces innecesaria y con giros de mal gusto. 

Un estadista republicano no debe expresarse de modo burdo, soez y chabacano (vaya en la elección de las palabras mi homenaje a Alberto Olmedo y Javier Portales), porque a diferencia de un líder populista no encarna el poder por el poder mismo, sino la dignidad de la República.

Milei tiene lo que se requiere para entrar en "modo estadista", de hecho cuando incursiona en esa postura muestra su mejor versión y potencia su carisma. También es el modo en el que demuestra mayor fortaleza y seguridad, algo que un gobierno que busca inversiones debe trasmitir. En cambio la confrontación permanente y sobre varios frentes beneficia al kirchnerismo, mantiene viva la posibilidad de su retorno regalándole protagonismo y aire; especialmente cuando la confrontación escala al punto que resquebraja el frente interno y debilita las alianzas que requiere sostener la coalición de gobierno. Porque este todavía es un gobierno de coalición, no de partido. Y es dudoso, sumamente dudoso, que pueda cerrarse en un sólo partido sin debilitarse. 

Finalmente, a nadie escapa que el curso de la economía es central para definir el éxito o el fracaso del gobierno y la batalla cultural.

Soy muy básico en economía y elijo confiar en Milei aunque me hace ruido que sus funcionarios acaso sean esos mismos que tuvo Macri y que según el mismo Macri le decían que todo iba bien.


Ciertamente Macri no era un líder, por lo tanto no impuso su liderazgo cuando veía venir al fracaso  (si es verdad que lo veía venir). Y al dejar la presidencia con esa declaración hizo lo peor que puede hacer un jefe: echar la culpa a sus subordinados (algo que jamás haría un verdadero líder).

A pesar de la repetición de nombres en el staff de aquel y este gobierno, Javier Milei no es tibio, es otro perfil y supongo no se dejaría conducir por aquellos a los que debe conducir. Mucho menos en materia económica que es sin duda su mayor fortaleza.

No obstante, como hace meses vengo diciendo, observo demasiada soberbia y la soberbia siempre es mala consejera.

Juan Pablo Pliauzer, empresario PYME que fue candidato a intendente de Vicente López por La Libertad Avanza, al igual que Lacha Lázzari, expresa preocupación por los apremios de las PYMES en el marco de una microeconomía deprimida. (Leer: "La particular y preocupante frase de un empresario pyme: 'La situación es grave'").

Repito que mi conocimiento económico es muy básico. Tan básico que soy ese liberal que no habla de economía. Desde luego comprendo que resolver el desastre que dejaron 20 años de régimen kirchnerista (y más de otros que hacen una larga historia de desaciertos) va a llevar tiempo y no espero soluciones mágicas. Un año es muy poco tiempo para resolver la pesada herencia, y también muy poco para hacer sonar trompetas triunfales. Pero como he vivido intensamente los vaivenes de nuestra sociedad algunas señales no dejan de preocuparme, planteo entonces mi duda siendo que no soy capaz de clarificarla por mi propio conocimiento. Intuyo que el rumbo que lleva el gobierno es el acertado, ¿pero se está transitando de la mejor manera posible para que no haya retrocesos? 

No tengo la respuesta para ese interrogante económico, pero sí puedo afirmar que la batalla cultural no está siendo llevada por el gobierno de la mejor manera posible. Brego pues porque el Presidente Milei advierta y corrija sus fallas de conducción política que determinan fallas de ejecución que se revelan también de concepto en la batalla cultural. El oficialismo debe volver a mirar la brújula y releer el mapa de la batalla cultural, no sólo para clavar el último clavo al ataúd del kirchnerismo sino para que saneando la República desaparezca de la política argentina todo vestigio de vicios populistas, totalitarios y personalistas, como dice un amigo: "que el Diablo los tenga en su hoguera y Dios no permita que vuelvan".

En lo que a mí respecta, en 2025 pondré más cuidado en que mi estilo comunicacional se mantenga con clase y no caiga, como veo caer a tantos, en la desagradable facilidad de la puteada que sólo sirve para afirmar la cultura subvertida por el kirchnerismo exacerbando la lógica amigo/enemigo hasta el punto de nublar el pensamiento crítico y no reconocer camaradas.

La batalla cultural también son formas educadas de decir verdades, porque los argumentos bien expuestos pegan mejor que cualquier grosería. 


Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía. 



viernes, 20 de diciembre de 2024

LA PELUQUERÍA DE DON JAVIER




Perpetrado el secuestro por parte de la dictadura de Venezuela del Cabo Primero de la Gendarmería Nacional Nahuel Gallo, era de esperar que la conducción política argentina hiciera lo razonable: concentrarse en lograr su pronta liberación sano y salvo. 

Tarea esa de por sí difícil, porque se confronta con un sátrapa comunista, Nicolás Maduro, quien junto con secuaces criminales de la talla de Diosdado Cabello (encargado de financiar por encargo de Cuba focos de conflicto como el secesionismo mapuche) se niega a abandonar el poder. Otra vez el viejo truco de los castristas: "revolución" mata democracia.

Ante ese cuadro complejo se supone un trabajo coordinado de diplomacia e Inteligencia, dos artes que requieren tanto de coraje como de prudencia. Y por prudencia léase, al efecto de este artículo: silencio de radio. No todo se resuelve alzando la voz. 

Reiteradamente en distintos artículos he cuestionado el estilo comunicacional de la ministro de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich. Y el 17 de Diciembre, luego que Bullrich cometiera la torpeza de soltar otra de sus bravatas, al ¿intimar? a Diosdado Cabello boqueando: "Libera a Nahuel o atenete a las consecuencias", a través de un posteo en X volví a señalar esa falencia suya en estos términos: 

"Parece que @PatoBullrich  no tiene en su staff a nadie que le enseñe a mantener la boca cerrada cuando hay que guardar silencio.

Esta bravuconada estéril no beneficia en nada la situación del gendarme secuestrado por la dictadura".

Anteriormente, el 14 de Diciembre, después que la senadora provincial bonaerense Florencia Arietto dijera en TN que debían ponerse todas las opciones sobre la mesa incluyendo la "extracción" del gendarme mediante un operativo de rescate, también critiqué esa declaración posteando que: 

"En teoría, como tantas cosas que luego no se materializan, puede intentarse. Pero las chances de éxito son pocas.

Además estas acciones no se anuncian salvo que tengas tal poderío que la sola amenaza fuerce la solución. No es el caso. 

Y hay que saber callar @florenciarietto".

(Relacionado con esto y para no cortar el hilo argumental dejo al final nota al pie).

La senadora provincial primero y la ministro de Seguridad después hablaron de más, como buscando un protagonismo que no les cabe, y para que el cotorreo fuera completo, tuvo el poco tino la Vicepresidente Victoria Villarruel de sumarse a la desubicación manifestando que ella jamás hubiera autorizado a un gendarme a ir a Venezuela. 

La desubicación azuza la desubicación y la ministro Bullrich no perdió otra oportunidad de quedarse callada (a veces quien calla gana con su silencio) por lo que contestó ampliando la discusión al manejo del Senado. Como mi abuela que patea calefones.


Dos desubicadas que ostentan grandes responsabilidades en la comparsa de desubicados donde el líder, Javier Milei, demuestra serias carencias de conducción política por no saber armonizar su gobierno y poner límites a sus funcionarios.

El caso del gendarme demuestra que muchos funcionarios políticos están hablando de más, pero también que el estilo disruptivo de soltar opiniones buscando impacto (tan propio del opositor) está agotado, se requiere prolijidad porque al oficialismo tanto bardo innecesario le terminará por dificultar la gestión. 

Una lectura del Martín Fierro no les vendría mal...

No faltó en todo este bochornoso cotorreo de señoras la frutilla del postre, porque la diputada nacional Lilia Leimone, obsesionada con ser la más obsecuente mileista en la interna declarada contra la Vicepresidente Villarruel, saltó presta a avivar los enconos declarando su amor a Bullrich y probando así que el amor como el odio van y vienen; hoy un juramento mañana una traición.

Mientras tanto hay un gendarme secuestrado por la dictadura venezolana y ningún funcionario debería abrir la boca hasta que sea liberado.

Luego, más allá de lo obvio, se revisará y analizará lo que pueda aprenderse de la situación planteada.


Nota al pie

Desde el año 2017 impulso el Proyecto CoFFE (Coordinación Federal de Fuerzas Especiales), que consiste en dotar a las Fuerzas Especiales de las Fuerzas Federales con la capacidad de operar en conjunto. Capacidad de la que hoy carecen. En el proyecto han trabajado numerosos profesionales. Una de las hipótesis de empleo que contemplamos es operar en el exterior para rescatar ciudadanos argentinos secuestrados por organizaciones criminales/terroristas en países donde, por el motivo que fuere, no pudiera confiarse en que lo resuelvan las autoridades locales. Tal como señalo en la nota, los dichos de Arietto, inconducentes en el actual contexto, son acertados desde el punto de vista teórico, con lo cual de haberse implementado el Proyecto CoFFE, y para utilizar la misma expresión utilizada por la senadora provincial, se dispondría de una opción más sobre la mesa. 

Quien quiera más información sobre el proyecto CoFFE puede encontrarla en el siguiente enlace: https://deyseg.com/strategic-issues/1032

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

MILEI/VILLARRUEL: CÓDIGO FÓRMULA ROTA EN LA OLA DE LA BOLUDEZ

"Es cosa de hombres,
el ser un boludo,
me dijo un boludo,
muy sabio una vez, 
pero vos querido,
has perdido el rumbo
estás abusando
de tu boludez".

Boludo - Lucio Arce.



Prometí un artículo sobre el modo idiota en que el Presidente Javier Milei está demostrando carencias de conducción política, dinamitando la relación con la Vicepresidente Victoria Villarruel, permitiendo así que sus obsecuentes hagan parecer al oficialismo una comparsa de alienados.

Como aclaración previa, yo voté una fórmula presidencial integrada por dos que separados me parecen mucho menos que juntos. Y me importa tres belines lo que vayan a decir los fanáticos de Milei o Villarruel exacerbados por la estupidez de la situación planteada. Luego léanse mis críticas como las de un oficialista, pues no esperaba un gobierno perfecto, ni siquiera prolijo, así que nada de esto me espanta. Para que alguna cosa me espante debería ser algo tan grave que me haga olvidar 20 años de régimen kirchnerista. 

Sabrán disculpar, mis pocos pero leales lectores, si el artículo prometido salió muy largo. Pero una de las paradojas de las boludeces políticas es que siendo simplemente boludeces nos llevan a largas reflexiones por lo mucho que nos afectan. Y por si quieren ahorrarse la lectura, todos tenemos días vagos, sintentizo todo este largo escrito en una frase corta: "El oficialismo está pecando de boludez". 


CÓDIGO FÓRMULA ROTA

Desde el más puro cálculo racional que resultaría de pensar con lógica la conveniencia del gobierno nacional, el ataque del Presidente Javier Milei contra la Vicepresidente Victoria Villarruel no tiene ninguna explicación entendible ni aceptable.

Por ende para comprender las motivaciones de semejante despropósito hay que pensar en motivaciones irracionales. La compleja personalidad de Javier Milei, sus contradicciones evidentes y su declarada autopercepción de jugador outsider devenido topo destructor, alimentan seguramente sus falencias como conductor político. Que no son pocas. 

El fenómeno Milei emergió desde su histrionismo siendo un catalizador de muchas militancias de resistencia al régimen kirchnerista. Sin esas acciones de resistencia Milei posiblemente no sería más que la anécdota de un tipo llamativo en algún que otro panel de televisión. Para poder ser efectivamente disruptivo perforando todos los estratos sociales con las ideas de la Libertad, fueron necesarias dos cosas, que nunca se callaran algunas voces (que ciertamente no son las de todos los que boquean hoy) y que el kirchnerismo llevara su idiotez a extremos intolerables, cosa que Alberto de la Fernández hizo sin ningún pudor; con el agravante de haber desnudado obscenamente la intención totalitaria del régimen con la infeKtadura surgida a partir del golpe de Estado del 19MAR20 contra la Constitución Nacional. Golpe todavía impune con más muertos que ningún otro.

Ocurrió entonces que buena parte de la sociedad decidió contrarrestar la locura del régimen, con la locura de Milei. Aclaro que debe leerse este párrafo como un elogio a Milei, porque los cuerdos eran los tibios del PRO que ya habían fracasado, lo que se necesitaba para romper la locura organizada que derramaba el régimen era un loco a lo Sarmiento. Y Milei encarnó a ese loco diciendo sus verdades incómodas, tal como el Padre del Aula llevaba los puños cargados de verdades. En ese sentido la personalidad de Milei fue determinante. Y efectivamente se está animando a hacer lo que ningún otro político se atrevía siquiera a intentar.

Pero por mucho que sus fanáticos embriagados de obsecuencia quieran creer que Milei ganó él solo las elecciones, Milei no ganó solo las elecciones; ni la presidencial ni el balotaje. Más aún, para muchos que votaron al loco Milei, el acompañamiento de Villarruel con una personalidad también compleja pero distinta, obró como garantía de sentido común. Algo que ratificaba el acuerdo con los amarillos para la segunda vuelta, mostrando un político capaz de generar consensos más allá de las barbaridades que se dijeron con Bullrich durante la campaña. 

La Presidencia de Milei no es pues un milagro, ni cosa por el estilo, es sencillamente lo que parió con sus circunstancias de coyuntura la realidad política de la muy vapuleada Nación Argentina.

Sobre esta introducción, voy a intentar explicar brevemente las consecuencias para el gobierno de la absurda ruptura de Javier Milei con su compañera de fórmula Victoria Villarruel.

Al gobierno le convenía ratificarse frentista alentando a Villarruel a organizar su propio partido. Recuérdese que Villarruel militaba en el Partido Demócrata, del que Milei nunca fue parte.

Por eso fue ridículo el enojo y resquemor de los mileístas cuando celebrando el triunfo electoral flamearon banderas de una agrupación referenciada con Villarruel. 

Al no venir de un mismo partido, conservar la opción frentista era de suma y multiplicación. En cambio reducirse a un sólo partido, como quiere el Presidente que sea La Libertad Avanza, no solamente resta sino que facilita el entrismo amarillo de Bullrich.

El miedo libertario a la ambición de Villarruel es, y voy a decirlo en refinados términos puramente técnicos: una boludez propia del amateurismo político.

Por lo pronto hay una regla de hierro que echa por tierra cualquier fantasía conspirativa: Presidente que tiene éxito reelige. Y Milei está teniendo éxito, tanto que Pepe Albistur, el fulano aquel que iba a comer pochoclo esperando la pronta caída de Milei, ya debe tener un serio problema de nutrición alimentándose a pochoclo desde hace mas de un año...

Todas las operetas destituyentes del kirchnerismo se disolvieron con una facilidad no prevista, no les dio la nafta ni para bajar a la calle. Son y siempre fueron un tigre de papel, que sólo existe por el miedo o el descuido de los demás. Pero, esto es importante tenerlo muy muy claro, todavía no está puesto el último clavo en el cajón del kirchnerismo y sería un grave error darlo por muerto antes de tiempo o, peor aún, jugar a mantenerlo en pie para polarizar creyendo que las elecciones serían un show como aquellos de Nerón en la arena frente a inválidos disfrazados de gladiadores. Kicillof mantiene como bastión del régimen la Provincia de Buenos Aires, hay que trabajar desde la política para que lo pierda sin poder salir de ahí. 

Claramente, si Milei tiene algún enemigo no es Victoria Villarruel. Por el contrario, las diferencias de pensamiento que vienen desde antes de ser fórmula presidencial y siempre estuvieron, lejos de debilitar al Presidente lo fortalecían al dar contención dentro del mismo espacio del oficialismo a parte de conservadores, nacionalistas e incluso liberales, que tienen posturas críticas hacia distintas políticas del gobierno. 

Contrariando su propio interés y acaso (hermosa palabra la palabra "acaso") por haber delegado más de lo recomendable, Milei ha dejado de tener una comunicación fluida con la vicepresidente y las consecuencias de ese absurdo son todas malas.

A juzgar por declaraciones del mismo Milei y lo que emana de su círculo íntimo a través de voceros satelitales, Victoria Villarruel estaría conspirando para ocupar el cargo del Presidente. Sin embargo esa acusación no evidencia tener ningún otro fundamento que la alta imagen positiva que las encuestas confieren a la vicepresidente. 


¿ROMA NO PAGA SCIOLI'S, MILEI?

Luego nadie de ese círculo íntimo, ni ninguno de sus satélites, parece tener la decencia de decirle al Presidente que se convierte en un hazmerreír cada vez que repite "Roma no paga traidores", porque para largar la carcajada basta con ver en el gobierno a Daniel Scioli, ese traidor entre traidores que fue videlista, menemista, kirchnerista, felpudo kirchnerista y por ahora mileísta. Por ahora. ¿Roma no paga Scioli's, Milei? Y no es el único, casi que todos los días se suman al gobierno funcionarios que tienen historial panqueque, lo que se confirma viendo que a la par del nuevo salto de garrocha de Patricia Bullrich dejando el PRO y a Macri para aterrizar dentro de La Libertad Avanza, ayer nomás se nombró al sucesivamente peronista, kirchnerista, massista, macrista, Diego Kravetz como número dos de la Secretaría de Inteligencia de Estado. ¿Roma no paga Kravetz, Milei? Como registra una muy conocida anécdota de Bilardo que el Presidente Milei, declarado bilardista, seguro conoce: "¡Ah! si se la siguen pasando a los de amarillo vamos a perder". 

Desde luego, escribo esto manteniendo lo que sostengo hace mucho tiempo: en política sin conversos no hay victoria. Pero debe haber límite para el lugar que se les da a los conversos y no es aceptable darles cabida mientras se dispensa trato de traidores a los leales, ya que la lealtad es una relación de ida y vuelta. No existe la lealtad en un solo sentido, porque eso es obsecuencia no lealtad. No vaya a ser cuestión que, como tantas veces ha pasado, quien grita y señala "¡traidores! ¡traidores!", sea justamente el traidor.

Lo absurdo de toda esta situación no puede atribuirse a nadie más que al Presidente Javier Milei, ya que por ser el referente máximo del oficialismo y quien tiene la máxima responsabilidad de gobierno es quien tiene a disposición todos los recursos necesarios para evitar el mamarracho. No necesita pues el Presidente una "guardia pretoriana" armada con celulares para hacer ruidos molestos, le basta su propio celular para hablar directamente con quien debe hacerlo, como es el caso de su vicepresidente.

Luego es preocupante que la peor práctica de Edgar Hoover al frente del FBI, aquí conocida como "carpetazo", sea reivindicada por fanáticos oficialistas en su afán estúpido de atacar a la Vicepresidente. Y frente a ello destaco que la respuesta de Villarruel fue impecable: publiquen.

El "carpetazo" sólo es efectivo cuando la política se dirime entre sucios, quienes están limpios no se doblegan ante esas prácticas extorsivas.

La sola amenaza del carpetazo anuncia la intención de que la política siendo siga mugre por parte de quienes amenazan. 


EL GROSERO ERROR DE VILLARRUEL

La falta de diálogo directo entre Milei y Villarruel, los ataques del Presidente, la campaña de difamación en su contra montada en redes por obsecuentes mileístas, determinaron finalmente que Victoria Villarruel cometiera el error de hacer una aclaración tan innecesaria como desafortunada.

A través de un tuit en el que recuerda su trayectoria junto a Javier Milei Villarruel declara que "No estoy participando de ningún armado político y cuando lo haga, lo haré donde el Presidente Milei me lo pida". Un acto de sumisión innecesaria, celebrado por algunos mileístas como una "domada" del Presidente.

Victoria Villarruel es un político con una procedencia partidaria distinta de la de Javier Milei, y como todo político tiene ambiciones legítimas de poder, a las cuales sólo se puede aspirar a dar cumplimiento mediante un armado político. 

Que Villarruel se autoimponga no ser parte de ningún armado político sin la venia del Presidente y abandonándose al rol que aquel le conceda, es algo que, tal como se explicó antes debilita al oficialismo porque deja de dar contención a conservadores, nacionalistas y liberales críticos del gobierno. Y es cierto que hoy por hoy no encontrarían un espacio al que migrar, pero los espacios aparecen, se crean y a veces hasta crecen. 

Para peor, en este contexto de enfrentamiento buscado con la Vicepresidente, el Presidente Milei ha declarado que "El que viene con agendas propias y no acata la línea del partido, es expulsado". Si bien es cierto que todo partido político requiere de disciplina partidaria, es difícil pensar un partido político liberal, o tan sólo democrático, donde el disenso sea vedado. Parece que así como el eslogan: "Una Argentina distinta es imposible con los mismos de siempre" murió tempranamente a las puertas del balotaje, en un año de gobierno agonizó y crepó también aquella consigna de "los liberales no somos manada". 

También está con fiebre alta aquella otra frase de "No vengo a guiar corderos, vengo a despertar leones".

Claramente hoy gobierna una coalición y se interpreta que aspira el Presidente a cambiar eso conformando el gobierno de un partido, lo cual es legítimo, el punto será cuántas líneas internas será capaz de tolerar ese nuevo partido sin perder la presupuesta coherencia ideológica entre una sobreactuada "lealtad al líder", el aluvión de la garrocha amarilla y la ausencia de esa parte de la Derecha que contenía Villarruel. Como el gobierno mismo, que apenas empieza, aquello es un experimento político que habrá que ver como evoluciona. Veremos en el tiempo si los leones que despertaban rugen o roncan nuevamente mientras duermen contando ovejitas.


EN EL MISMO LODO TODOS MANOSEADOS

Si lo hasta aquí analizado contempla el daño que se autoinfringe el gobierno con una interna que no tienen razón de ser, la pérdida de discreción y tacto político para resolverla (se resuelve con dos cafés en una misma mesa) lleva el daño más allá del gobierno a la institucionalidad republicana.

El affaire Kueider ratificó lo que todos sabemos: si es kirchnerista es corrupto. Pero también hizo que el Presidente Milei asuma una posición extraña, en la que habiendo sido durante la campaña la voz del hartazgo y la rebeldía frente a la corrupción de la casta (otro calificativo que se ha ido "lijando" al paso de los meses), critica ahora que el corrupto senador Edgardo Kueider haya sido expulsado de la Cámara Alta.

Detenido en Paraguay por andar de valijero (esa tradición kirchnerista de mover bolsos con dinero sucio), conducta que claramente daña la imagen internacional del país y afecta lo poco de Honorable que conserva el otrora Honorable Senado de la Nación Argentina, Kueider fue bien expulsado por sus pares. Ocurre que los senadores, como la mujer del César, no solamente deben ser honestos también deben parecerlo (sí, ya sé que se están riendo a carcajadas). 

Lo que quiero decir es que el caso Kueider, surge de un hecho indecoroso a todas luces reprochable y que por su condición de bochorno (internacional, además) no requiere aguardar un pronunciamiento judicial. Y tampoco es uno de esos casos donde una mayoría circunstancial pretende echar a un legislador para dejar sin representación política a una parte de la ciudadanía, como fueron los casos de Bussi y Patti, o como es el intento de expulsar de la Legislatura Bonaerense a Guillermo Castello porque dijo esa verdad que kirchos y otros zurdos quieren censurar: Rodolfo Walsh fue un asesino terrorista. 

Kueider está bien echado. Sin embargo el Presidente Milei, como renegando de sus convicciones y dando pasto para que se diga que tenía comprado al senador kirchnerista, basándose en la desprolijidad administrativa alrededor de su viaje presidencial a Italia, salió a decir que la sesión es inválida. 

Y para que el mamarracho sea todavía más grotesco, los partidarios de Milei y Villarruel empezaron a cruzar acusaciones desde sus trincheras virtuales, con dislates que iban desde afirmar acefalía por culpa de la hermana del Presidente a pedir la renuncia de la Vicepresidente, todo ello a gusto y placer de los kirchneristas que con otros zurdos y progres quieren anular la Ley Bases.

Pues bien, preciso es decir que tanto la sesión en la que se expulsó a Kueider como aquella en la que se aprobó la Ley Bases son indubitablemente válidas y están fuera de toda posibilidad de revisión. 

Ciertamente hubo una desprolijidad en el traspaso de mando que correspondía por el viaje presidencial, pero sólo fue eso: una desprolijidad. Ni el país quedó acéfalo, ni se cometió delito alguno, ni hay causal para invalidar la sesión del Senado que presidió Villarruel. Se equivoca el Presidente, por sí o mal asesorado, al decir que es inválida, con el agravante que el corrupto Kueider utiliza ese desacierto de Milei en su intento por recuperar la banca que deshonró. Pareciera así que el Presidente intentara proteger al kirchnerista. ¿Roma no paga traidores, Milei?

En cuanto al traspaso en sí, sobre la demora del escribano de gobierno para hacer firmar a la Vicepresidente el acta de rigor, vale acotar que la interpretación de las normas jurídicas excede la literalidad y contempla cambios de época.

El texto de la Constitución Nacional que trata esta cuestión es un buen ejemplo. Con supuestos que se contemplan desde 1853, la disposición reforma constitucional mediante reubicada en el Artículo 88, entiende como causas de acefalía la enfermedad, ausencia de la Capital, muerte, renuncia o destitución del Presidente.

Ciertamente una enfermedad incapacitante, la muerte, renuncia o destitución del Presidente son hechos conmocionantes que generan una situación institucional de acefalía que debe resolverse con urgencia. 

Pero, cualquiera puede comprender que no es igual lo que implica salir "de la ciudad" o viajar a Europa en 1860 que en 2024 con tecnología de globalización. Hoy a nadie se le ocurre pensar que el país está acéfalo si el Presidente se encuentra visitando Jujuy o la Antártida. Incluso volando a bordo de un avión sobre el océano en aguas internacionales el Presidente de la Nación dispone de instrumentos de comunicación suficientes para tomar decisiones tal como lo haría en su despacho de la Casa Rosada. Es ya un mero ritual, basado en costumbre antes que necesidad, que el Vicepresidente lo reemplace en casos de viajes al exterior. Porque sin incertidumbre ni conmoción no hay urgencia de traspaso. 

Luego, la necesaria firma del acta para formalizar el traspaso temporario puede demorarse sin consecuencias, porque no hay riesgo de acefalía cuando no hay urgencia ni conmoción. Como podría surgir en el hollywodense caso en que fuera secuestrado el avión en el que viaja el Presidente, por decir. Y por el contrario, ese acta tan necesaria en contexto de rutina propia de la función de gobierno, deja de ser necesaria y opera de inmediato el traspaso presidencial sin aguardar la firma de acta alguna en los casos de urgencia y conmoción, donde sí hay riesgo de acefalía. Nunca ocurrirá que a la muerte del Presidente funcionario alguno con dos dedos de frente se vaya a negar a acatar órdenes del Vicepresidente devenido Presidente en tanto no se cumplimente el acto formal, porque es más que claro el sentido en el que opera la previsión de los constituyentes.

Superada por mucho la época de las carretas y chasqui o el telégrafo, a nadie se le puede ocurrir que el país quede acéfalo porque el Presidente está de viaje a bordo de un avión. De ahí que la vicepresidente no se haya ido a meter a la Casa Rosada antes de firmar el acta, máxime siendo de público y notorio para el escribano de gobierno el lugar en el que se encontraba.

Esto es simplemente mi opinión jurídica volcada a boca de jarro, sin mayor elaboración, seguramente habrá otras y podríamos perder tiempo discutiendo el procedimiento de la suplencias presidenciales, ya que todo abogado encontrará por aquella media biblioteca, argumentos para tal o cual postura, pero no es el punto, ni en esta cuestión ni en ninguna de las otras que trata este escrito de mi pluma.

EL PUNTO ES QUE MILEI Y VILLARRUEL TIENEN QUE VOLVER A SER UN DÚO ARMÓNICO.

El punto es que hay que aflojar con las boludeces que hacen del oficialismo un cambalache, porque esto recién empieza. Y hasta ahora, a pesar de los esfuerzos de muchos por romper la fórmula presidencial, lo cierto mal que les pese es que todavía no se rompió nada que no pueda arreglarse. Son diez minutos lo que demanda cortar con tanta boludez.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha,
un liberal que no habla de economía.

¿Qué es la Derecha?

¿Qué es la Derecha?
La Derecha, soy yo.

Ariel Corbat

Ariel Corbat
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